Por primera vez, Hugo Moyano reconoció ayer que su distanciamiento con Cristina Kirchner se inició en el octubre de 2010, cuando en el acto por el Día de la Lealtad peronista reclamó que algún día hubiera un trabajador en la Casa de Gobierno.
“Me dijeron que ella se molestó muchisímo con lo que dije” , recordó el jefe de la CGT. Y aprovechó para avanzar en la misma línea, que ahora sí sabe fastidia a la Presidenta: “Yo lamento que se haya molestado, pero ese sigue siendo nuestro deseo. El día que (sea presidente) un hombre que haya pasado necesidades, que haya vivido y sepa lo que son las crisis no porque se las hayan contado sino que las vivió, yo creo que este país va a cambiar. Porque ahí sí se van a poder hacer cosas que alivien las necesidades de la gente”.
El camionero dio ayer una extensa entrevista a radio Continental. Con sus declaraciones otra vez les quitó el protagonismo a sus rivales en el movimiento sindical, quienes justo ayer realizaron una cumbre para analizar cómo desplazar al camionero de la CGT. Ya en el comienzo de la nota Moyano embistió contra el Gobierno: volvió a denunciar que la Casa Rosada está ofreciendo a gremios que tienen problemas en sus obras sociales reintegrarles fondos atrasados a cambio de que vayan a las reuniones del antimoyanismo.
Enseguida, salió a pegarle con munición gruesa al senador Aníbal Fernández.
“Aníbal es el típico charlatán de feria, pero con un agregado: tiene la vocación de servir y la vocación de lacayo, que la tiene desde Duhalde, desde Menem, desde Kirchner y ahora con el Gobierno actual”.
Siguió contra el senador K: “Lo echaron como jefe de Gabinete porque no les servía más y lo tiraron al Senado. Lo único que ha hecho bueno en el Senado es la gestión para lograr un 100% de aumento para los legisladores.
Quizá por eso lo traemos para discutir los salarios de los camioneros para ver si tenemos similar éxito”, ironizó.
Pero en un momento de la entrevista debió pasar del ataque a la defensiva. Fue cuando se lo consultó sobre lo que se califica como el modelo del “sindicalismo empresario” y del que el propio Moyano es un exponente: una red de compañías que giran cerca suyo prestan servicios para el Sindicato de Camioneros.
“Es un tema que se pone a la luz de esa forma despectiva. Pero yo le puedo asegurar que el control que yo tengo de las empresas que trabajan para la organización gremial le han dado mucho más que cuando había empresas privadas. ¿Sabe por qué? Porque mejoramos la calidad de los servicios que se dan y no existen los sobreprecios. Pero para dar eso hay que entender”, contestó.
Y en una argumentación curiosa, sostuvo que tampoco interesa “quién conduce una empresa o quién realiza tal tarea, lo que interesa es el éxito de la gestión.
Y yo le puedo asegurar que si uno no controlara esas empresas no podríamos estar haciendo 10 obras importantes, como hoteles y sanatorios”.
Confirmó, además, que el paro al que había convocado en 2011 cuando llegó un exhorto de Suiza era contra el Gobierno. “Como sabía que (el exhorto) había salido de la Cancillería, ese era el Gobierno. Obligué al Gobierno a decir que eso era una mentira”. Se lamentó también de las acusaciones que lo alcanzan: “Dicen tantas cosas, otro día van a decir que me vieron en una fiesta gay”.
