La CGT exigió eliminar los topes y los aliados tomaron la suba "como un gesto"
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Lejos de aceptar la eliminación de los topes, reclamada unánimemente por los gremios, el Gobierno elevó el umbral salarial de 5200 a 7000 pesos para acceder al beneficio de la asignación familiar. La medida escenificó la fractura sindical, con opiniones dispares entre los dirigentes, a pesar de que su pedido inicial había sido el mismo. Desafiante y a modo de réplica, desde la CGT que lidera Hugo Moyano se reimpulsó ayer la campaña para recolectar un millón de firmas con el propósito de presionar por la universalización de la asignación familiar. "Hoy más que nunca la CGT sale a juntar firmas", expresó un comunicado del equipo de prensa del jefe de los camioneros.
"No es una medida equitativa. La mayoría de los recursos salen del bolsillo de los mismos trabajadores", dijo un moyanista de la primera hora. El dirigente judicial Julio Piumato, a través de Twitter, pidió que se deje de "discriminar a los hijos de los trabajadores". Y agregó, puntualmente, sobre el aumento anunciado por la Presidenta: "Es poco y siguen los ajustes".
Los sindicatos antimoyanistas, que se aprestan a conformar una CGT alineada con el Gobierno, celebraron el anuncio presidencial. "Fue un buen gesto y cayó muy bien. Pero nunca vamos a estar satisfechos porque creemos que las asignaciones deben ser universales", dijo a LA NACION Norberto Di Próspero (Personal Legislativo).
Los dirigentes gremiales alineados con el kirchnerismo plantearon su postura sobre la necesidad de universalizar las asignaciones en un acta al que adhirieron 91 sindicatos. El documento fue consensuado en una reunión en la sede de Luz y Fuerza, hace unos meses.
Andrés Rodríguez (UPCN) fue uno de los pocos gremialistas que asistió anteayer a la Casa Rosada para presenciar el anuncio de Cristina Kirchner.
"Es importante porque es parte de lo que venimos batallando. Podemos pretender el todo, pero se dio un paso cualitativo hacia adelante", dijo Rodríguez a LA NACION.
Entre "los Gordos" (representantes de los grandes gremios) brotaba cierta ambigüedad: un dirigente aplaudió la medida, pero se quejó porque un bosquejo que habían acercado al Gobierno no fue ni siquiera considerado.
Reacciones en la CTA
Así como en la CGT las sensaciones fueron dispares, acorde con su pelea interna, sucedió lo mismo en la atomizada Central de Trabajadores Argentinos (CTA).El sector disidente, encabezado por Pablo Micheli, también exige la universalización del beneficio. Y se plantó ayer en esa postura.
En el bastión kirchnerista, en cambio, celebraron con euforia la medida. "Es la primera vez que se produce una recomposición con un porcentaje tan alto, es un incremento en el bolsillo de los que menos tienen. Es una medida excelente", dijo Hugo Yasky en diálogo con Radio Provincia. Pero el docente también volvió a la carga por otra exigencia gremial que está pendiente: eliminar o elevar el umbral del mínimo no imponible al Impuesto a las Ganancias.
La reforma tributaria está en estudio en la Casa Rosada. Cristina Kirchner habría mandado a pedir a la AFIP un borrador con una propuesta para elevar el tope del mínimo no imponible, aunque se desconoce de cuánto sería la eventual suba.
La misma sensación dispar había generado el anuncio de la semana pasada con respecto al nuevo sistema de reintegro de fondos para las obras sociales sindicales. Aquella vez, el gremialismo aliado aplaudió, mientras que el opositor se diferenció con críticas y quejas porque consideran "incobrable" la deuda que el Estado mantiene con las prestadoras médicas gremiales..
