El gobierno de Estados Unidos está en contra de que American Airlines y US Airways sean una sola empresa aérea ya que atentaría contra la competencia
El Gobierno de Estados Unidos interpuso una demanda judicial para frenar la fusión entre American Airlines y US Airways por considerar que atenta contra la competencia, y las dos empresas respondieron que se defenderán con "vigor" ante una decisión que consideran perjudicial para los pasajeros.
La fusión, que comenzó a gestarse en 2012 y tiene un valor de u$s11.000 millones, dará como resultado "tarifas más altas con menores servicios", señaló la división de defensa de la competencia del Departamento de Justicia de EE.UU.
"En los últimos años las grandes aerolíneas han conseguido con éxito aumentar sus precios, imponiendo nuevas tarifas y reduciendo los servicios", indica un comunicado del departamento.
Dominar el mercado El paso dado por la administración Obama pone freno a las aspiraciones de American Airlines, tercera aerolínea por cuota de mercado en Estados Unidos y en proceso de reestructuración de su deuda, y US Airways, la cuarta, de dominar el mercado doméstico.
La empresa conjunta contaría con una facturación de cerca de u$s40.000 millones anuales, unos 94.000 empleados, 950 aviones, 6700 vuelos diarios a 336 destinos en 56 países, y un tráfico aéreo superior al de la hasta ahora mayor aerolínea del mundo, la también estadounidense United Continental.
El Departamento de Justicia detalló hoy que AMR y US Airways compiten en la actualidad en más de mil rutas, lo que representa miles de millones en ingresos y " eliminar la competencia directa daría a las aerolíneas el incentivo y la habilidad de aumentar las tarifas ".
El intento de fusión entre AMR y US Airways es el último capítulo de la última ola de fusiones en el sector de la aviación privada, después de que en 2008 se unieran Delta Air Lines y Northwest Airlines y dos años lo hicieran United Airlines y Continental Airlines.
El sector está dominado por compañías que han pasado por procesos de fusión, lo que ha permitido a la industria manejar un menor rango de precios, repartirse rutas y aumentar la rentabilidad con tarifas más altas a costa de reducir los servicios, desde equipajes, cambio de reservas o comida a bordo.
En 1978, Estados Unidos desreguló el mercado de la aviación comercial, lo que llevó a una intensa competencia entre un gran número de aerolíneas y a que volar fuera algo al alcance de todos. Desde hace una década, la decena de compañías aéreas que consiguieron sobrevivir se ha visto reducida a apenas cuatro principales -Delta, United Continental, Southwest, y en el caso que se produjera la fusión, American US Airways-.
Esas cuatro compañías controlarían el 80 por ciento de las rutas comerciales en Estados Unidos, un oligopolio que el Departamento de Justicia considera perjudicial para los pasajeros del transporte aéreo, un medio vital en el vasto Estados Unidos.