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17/08/2013 - lavoz.com.ar

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Perón, el Pulqui y los ojos de Cristina

En su enojado discurso, la Presidenta reclamó a todos “honestidad intelectual”.

Empecemos por su casa. Entre tantas cosas, advirtió que las políticas de su gobierno –para ella, el no va más de la genialidad– “tampoco son eternas”. Una forma de asustar a votantes con el cuco de perder beneficios si a las elecciones no las gana el kirchnerismo.

Y citó como ejemplo la caída de Juan Perón en 1955 por un golpe reaccionario que condenó a la democracia argentina. “Hasta ese momento todos tenían trabajo, teníamos altos salarios, un desarrollo industrial impresionante... ¡qué me vienen a hablar si ya habíamos hecho el Pulqui nosotros!”, gritó.

Honestidad intelectual: no todo era tan rosa. Ningún historiador dirá que Perón se cayó sólo porque un par de golpistas se despertaron un día de peor humor que en el día anterior.

Inflación carcome político

La verdad es que Perón había perdido buena parte de su respaldo porque la inflación creciente se cobraba el dispendio que él había ordenado en los primeros años para garantizar la ampliación y continuidad de su poder.

La inflación, que en 1943 había sido de -4,01 por ciento y en 1944 de 3,9 por ciento, había escalado a 33,7 por ciento en 1949; 22,1 por ciento en 1950 y 50,2 por ciento en 1951.

Por eso, tras ser reelegido, en 1952 no tuvo otro remedio que ejecutar un duro plan de ajuste, el Segundo Plan Quinquenal. Fue difícil explicar la convocatoria a petroleras extranjeras. Debió frenar la obra pública y dejar que los salarios perdieran poder adquisitivo.

Para que anotemos: las “políticas de Perón” empezaron a cambiar radicalmente con Perón. No después. Y fue porque sus primeras políticas expansivas eran insostenibles en el tiempo. Ciegos de odio, los golpistas de 1955 
le extendieron la vida política a Perón.

Un Perón que enfrentaba demandas y descontentos crecientes. Por ejemplo, en 1951 tuvo que detener a más de mil ferroviarios, 
de los cuales unos 300 quedaron presos.

A cierto peronismo que imposta intelectualidad le encanta recordar que Perón estatizó los ferrocarriles. No que, para que funcionaran, los tuvo que militarizar. Hubo otras grandes huelgas: textiles, bancarios, metalúrgicos. Evita ayudaba a desinflarlas.

Contar esta historia no es sólo construir una chicana sobre una frase de la Presidenta.

Si ella aplica la honestidad intelectual que predica verá algunos paralelismos y podrá, tal vez, en un acto de generosidad y patriotismo, hacer lo que haya que hacer para allanar el camino hacia el país “normal” prometido por su marido: un país en el que un presidente pueda suceder a otro en paz y sin que haya una hecatombe antes, en el medio o después.

Como aquella vez, son las políticas insustentables del propio kirchnerismo las que ya muestran su debilidad. Y las que generan el malestar que la oposición juntó el domingo en las urnas.

Hace años que especialistas de distinto tipo señalan esas inconsistencias. La reacción K fue rara: primero se burló de ellos, después lanzó la sintonía fina, después dio marcha atrás y después cerró los ojos.

Ayer no quedó claro si la Presidenta los tiene abiertos o no.

Descartó endeudarse si no es para obras públicas. Abominó del roll over con bancos. Aunque ella hace cada vez más esa renovación automática de deudas crecientes con la Anses y el Central, más fácil de defaultear.

Más de un sindicalista debió temblar cuando comparó las prestaciones disímiles de los seguros de salud con las jubilaciones privadas. Atención, porque este Gobierno necesita siempre más plata.

Después pareció admitir que no sabe qué hacer con las demandas multiplicadas que le llegan y que la oposición aprovecha. “Quiero que me expliquen cómo sacar plata de un lado para darle a otro”, dijo, cuando aseguró estar dispuesta al debate.

Eso sí: en desmedro de la democracia y la república, no admite a los opositores para discutir. Ella sólo debatirá al estilo corporativo: con las cámaras de los bancos, la industria y los trabajadores. Los demás son “suplentes”.

El texto original de este artículo fue publicado el jueves 15 de agosto de 2013 en nuestra edición impresa. Ingrese a laedición digital para leerlo igual que en el papel.


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