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03/12/2013 - La Voz del Interior

Córdoba - Nota - Cuerpo Principal

Kicillof, en la era de hielo

La Voz del Interior ADRIÁN SIMIONI asimioni@lavozdelinterior.com.ar

Hay una imagen que casi todos conocerán: la ardilla de La era de hielo que, en el comienzo del filme, intenta con desesperación cada vez mayor cubrir las grietas y los boquetes que están a punto de hacer estallar la pared de contención de un gigantesco glaciar.

El ministro de Economía de la Nación, Axel Kicillof, está sumido en una tarea igual de titánica. Tiene que afrontar el empeoramiento de varias variables económicas, pero con cada vez menos instrumentos.

El ministro que siempre encomió las políticas de un Estado capaz de “estimular la demanda agregada”, ahora no tiene con qué hacerlo.

Es que, desde antes que él entrara a escena, el kirchnerismo se dedicó a “estimular la demanda agregada” cuando no hacía falta. Cuando la economía crecía. Era genial para juntar votos. Y encima se podía justificar: “Es lo que hubiera hecho John Maynard Keynes en lugar de cualquier otro”. A la militancia progresista le encantaba. Sobre todo si permitía suculentos presupuestos para sueldos y contratos.

Así, el Estado transformó en impuesto el ahorro previsional para poder gastarlo ya; pudiendo pagar los intereses de su deuda prefirió hacerlo con reservas del Central (para gastar lo que hubiera destinado a intereses en cualquier otra cosa); y en lugar de invertir en rutas prefirió llenar de empleados a Aerolíneas Argentinas, por dar un par de ejemplos.

Doble ración de ajuste

Ahora sí se necesitaría un Estado capaz de movilizar. Pero ahora el Estado no tiene con qué. Se gastaron todo en el ciclo alto. Entonces, el ciclo bajo es doble: al ajuste “natural” que está haciendo la economía con la inflación, se le agrega la necesidad de revertir las barbaridades cometidas durante la fiestita.

Por ejemplo, ahora no sólo hay que sincerar los demagógicos e inequitativos precios de la energía, sino que hay que aumentarlos mucho más porque hay que invertir todo lo que no se invirtió en 10 años. Hay muchos ejemplos.

Como la ardilla, Kicillof corre a aumentar la porción de biodiésel en el gasoil para matar dos pájaros de un tiro (suplir combustible importado y evitar que quiebre la industria local de biodiésel). Pero eso implica menores exportaciones del complejo agroindustrial. Y menos dólares para el BCRA.

Como la ardilla, Kicillof pide a los empresarios que no ganen productividad bajando salarios apelando a la tierna fábula de Henry Ford (si hay salarios altos más gente puede comprar un auto), cuando él mismo encabeza un Estado cuya presión impositiva se almuerza porciones crecientes del poder de compra de los hogares a cambio de no sabemos bien qué. De hecho, Kicillof acelera la devaluación del peso, aun a riesgo de abrir otra incierta brecha en el hielo.

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