Nota - Política - Pag. 18
Rompió hegemonía oficialista en el sector aeronáutico. Su hijo Facundo impulsa reconocimiento de nuevos gremios
Hugo Moyano Hugo Moyano comenzó a recuperar terreno perdido en el plano sindical. El camionero, que tiene un protagonismo limitado en la campaña electoral en su alianza bonaerense con Francisco de Narváez, apostó a reconstruir parte del poderío que dejó atrás en el gremialismo luego de su ruptura con el Gobierno. A la victoria este viernes de un candidato afín en un sindicato aeronáutico, Moyano busca sumar un pacto con otros dirigentes del transporte para impulsar el paro que planea convocar para octubre, antes de los comicios legislativos.
El episodio más resonante del relanzamiento sindical del jefe de la CGT opositora fue el triunfo de Juan Pablo Brey en las elecciones de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), ante el hasta entonces oficialismo de Ricardo Frecia.
Fue para Moyano un triunfo a tres bandas: le restó tranquilidad al presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde (y por lo tanto a La Cámpora); le torció el brazo a su rival en el segmento del transporte, el taxista Omar Viviani (alineado con la CGT oficialista), y derrotó a su exabogado histórico, el diputado nacional Héctor Recalde, que patrocinaba a los aliados de Frecia.
Buena parte del resultado lo debe el camionero a uno de sus hijos, Facundo Moyano. El diputado nacional (que mantiene bajo perfil e intenta hacer equilibrio entre la franca oposición de su padre al Ejecutivo y su pertenencia formal al Frente para la Victoria) capitalizó el descontento de un sector de la AAA contra maniobras de Frecia respecto del convenio de los empleados, quienes vieron mermados sus descansos para acomodarlos a los cronogramas de Aerolíneas Argentinas.
El viernes a la noche, tras diez días de votación, la lista Violeta se quedó con la conducción de la AAA al imponerse por una diferencia de 205 votos (sobre un padrón de 2.600 afiliados) a la Verde, liderada por Silvia Versaggi. El resultado significó el cambio de manos de un gremio que durante 22 años fue manejado por la Verde: primero, por Alicia Castro, actual embajadora argentina en Inglaterra, y luego por Frecia.
Para el Gobierno y sus gremios afines fue un golpe. Mariano Recalde y La Cámpora habían celebrado en enero el cambio en la conducción de la Asociación de Pilotos (APLA), que pasó de Jorge Pérez Tamayo -alineado con Moyano- a Pablo Biró, quien de inmediato encuadró el sindicato en la estructura de la CGT de Antonio Caló. Un artífice de aquel cambio había sido Viviani, exaliado de Moyano y principal activista a favor del Ejecutivo en el gremialismo.
El taxista había apostado por la continuidad de la Verde para mantener su hegemonía en el sector del transporte. Tras su ruptura con el camionero, Viviani formó la Unión General de Asociaciones Sindicales de Trabajadores del Transporte (UGATT) para competirle a la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT). El éxito inicial en esta empresa (reunió a la mayoría de los gremios aeronáuticos, ferroviarios, marítimos y del transporte carretero) encontró dos límites en los últimos días: el resultado en la AAA, por un lado, y la rebelión contra el Gobierno de los maquinistas de La Fraternidad y de los colectiveros de la Unión Tranviarios Automotor (UTA).
Como anticipó este diario, ambos gremios no saltarán de la CGT de Caló a la de Moyano, pero sí analizan sumarse a una eventual huelga convocada por el camionero para octubre, antes de las legislativas.
En tanto, el camionero delegará en su hijo Facundo el crecimiento de dirigentes afines en otros gremios, e incluso el surgimiento de organizaciones sindicales nuevas. Son los casos del Sindicato de Jerárquicos de Comercio, que tras siete años de reclamos consiguió el mes pasado su inscripción por vía de la Justicia, y de Unión Informática, que espera en agosto obtener el mismo reconocimiento.
