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Frente gremial
El líder camionero no apoyó el paro de la CTA y generó malestar; diferencias ante la estrategia electoral de octubre
Por Lucrecia Bullrich
La calle o el Congreso. El corte de ruta o las bancas. La presión gremial o la rosca política. Las opciones grafican la dicotomía que tiene hoy en jaque a la alianza sindical antikirchnerista de Hugo Moyano y Pablo Micheli.
Desde hace tiempo, la "unidad de acción" que los jefes del sindicalismo opositor concibieron en octubre pasado exhibe grietas profundas, que cristalizaron con nitidez la semana pasada y que amenazan con fracturarla del todo. Y las diferencias sobre cómo pararse frente a las elecciones son la clave de la discordia.
Micheli convirtió el paro del miércoles pasado en una jornada nacional de cortes de ruta y una modesta movilización a la Plaza de Mayo. La idea de repetir (e incluso engordar) la postal del paro del 20 de noviembre pasado se frustró cuando quedó claro que Moyano y los gremios de su CGT no se sumarían a la huelga. El camionero nunca se lo dijo a Micheli directamente. Sólo dejó que los días pasaran sin pronunciarse.
Micheli mantuvo la movida en pie pese a las voces que, desde dentro y fuera de la CTA, le aconsejaron suspenderla. Intentar una huelga sin Moyano, y sin el impacto que supone que paren los trenes y los aviones y que el jefe de la CGT movilice a su tropa, lo dejaría debilitado.
Más allá de este último capítulo fallido, los mayores escollos para la supervivencia de la alianza están en cómo encarar las próximas elecciones: mientras que Moyano apuesta a la pelea por conseguir bancas en el Congreso, Micheli está convencido de que los gremios tienen que sostener el reclamo en la calle.
Desde que lanzó su Partido por la Cultura, la Educación y el Trabajo, Moyano está dedicado a los contactos políticos. El miércoles pasado, mientras Micheli marchaba a Plaza de Mayo, el jefe de la CGT estaba reunido con José Manuel de la Sota, Roberto Lavagna y Francisco de Narváez.
"Muchos de los reclamos que estamos planteando se resuelven en el terreno de la política. Por eso es fundamental ocupar lugar en el Congreso. Con la protesta reivindicativa no alcanza", razonó ante LA NACION un moyanista al tanto de los movimientos políticos de su jefe. Las espadas del camionero en el Congreso son el jefe del gremio de canillitas, Omar Plaini, cuyo mandato vence en diciembre, y su hijo Facundo, líder de la Juventud Sindical y del gremio de peajes, con mandato hasta 2015.
Moyano aspira a que Plaini renueve la banca y sumaría al judicial Julio Piumato por la ciudad de Buenos Aires. La apuesta se extiende al interior. Moyano ya le ofreció al presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, ser candidato por Santa Fe. El secretario de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid podría secundarlo.
Moyano también quiere desembarcar en el Senado: su segundo en la CGT, el petrolero Guillermo Pereyra, ya hace campaña para ocupar una banca por Neuquén.
En las antípodas de los planes del camionero, Micheli rechazó la oferta para ser candidato a diputado por el FAP en la provincia de Buenos Aires. Lo espantó la posibilidad de que el frente que lidera Hermes Binner termine acordando con la UCR.
En la mesa chica de la CTA coinciden en que, lejos de amainar por la campaña, la conflictividad social crecerá en los próximos meses, sobre todo por lo que describen como "la falta de reacción" del Gobierno ante las señales de alerta de la economía.
Pese a la coyuntura que los separa, sigue en pie la Coordinación Nacional de Gremios Estatales, que integran sindicatos de la CGT y la CTA. La estructura podría funcionar como una especie de "salvaguarda" de la unidad sindical.
Reclamo de los docentes
El jefe de Suteba, Roberto Baradel, señaló los docentes bonaerenses continuarán esta semana con diversas acciones en reclamo de aumentos salariales si el gobierno de la Provincia no realiza una "oferta superadora". No descartan que haya más paros y creen que el llamado al diálogo que hizo Scioli es "mediático".
