Nota - Sociedad - Pag. 24
KICILLOF-CLARIN
Tomada y Randazzo recibieron a las cámaras; el gremio pide un aumento del 23%
Por Lucrecia Bullrich
El paro de choferes de ómnibus de larga distancia, que hoy a las 14 cumplirá 48 horas, ingresó ayer en una fase crítica por la llegada del fin de semana y está lejos de una solución.
El Gobierno volvió a intervenir en el conflicto, motivado por la falta de acuerdo en la negociación salarial, pero no consiguió destrabarlo.
Por la mañana, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, convocó a representantes de la Cámara Empresaria de Ómnibus de Larga Distancia (Celadi) y la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (Aaeta) a la sede de Alem.
La falta de avances trasladó las gestiones al Ministerio del Interior y Transporte, a cargo de Florencio Randazzo. Fueron dos horas de reunión y las conclusiones no se movieron un centímetro de las de anteayer.
Los empresarios insisten en que la crisis que atraviesa el sector, por el retiro de subsidios en enero del año pasado, y las dificultades para competir con los precios de Aerolíneas Argentinas les impiden afrontar la suba salarial del 23 por ciento que reclaman los trabajadores de la Unión Tranviarios Automotor (UTA).
En el gremio acusan a las cámaras de amenazar con despidos y de querer recortar gastos con el retiro del segundo conductor en la mayoría de los viajes.
Antes de la reunión con Randazzo hubo versiones de que el Gobierno podría aliviar la situación económica de las empresas con la eximición del pago de peajes en rutas nacionales (un beneficio del que gozaron hasta enero pasado) o con subsidios al combustible en las rutas menos rentables. Finalmente, no se habló de salidas que supusieran poner plata.
"Durante la reunión se realizaron una serie de propuestas concretas que el Gobierno tiene a su alcance para colaborar en la solución del conflicto", informó la cartera de Randazzo en un escueto comunicado tras el encuentro.
Según pudo saber LA NACION, la principal de esas "propuestas concretas" es conformar mesas de trabajo para "buscar soluciones que permitan salir de la crisis".
"Ya formamos mesas hace un año y medio y no resolvimos nada. Lo que necesitamos es hablar de plata", se sinceró ante LA NACION uno de los participantes de la reunión.
Los choferes de larga distancia son 22.000 en todo el país. Pagarles el 23 por ciento que reclaman, retroactivo a enero, supone unos 165 millones de pesos adicionales.
Según calculó la Celadi, si el paro se extendiera durante todo el fin de semana, las empresas tendrían pérdidas de 83 millones de pesos.
El jefe de la UTA, Roberto Fernández, fue tajante: "El paro sigue hasta que nos garanticen los aumentos y que no va a haber despidos".
