Córdoba - Nota
Por diversos factores, el tránsito aéreo de pasajeros y de carga revela hoy el grado de desarrollo de un país o región, por lo que se requiere una política clara para recuperar a pleno esta actividad clave.
23/05/2013 00:01, por Redacción LAVOZ
La suma de diversos factores muestra que la Argentina, en general, y Córdoba, en particular, retroceden en las frecuencias y servicios de su tráfico aéreo. Es una mala noticia, pues el número de vuelos y de destinos internos y del exterior son un factor clave a la hora de mostrar el grado de desarrollo de una región.
En 1998, el Aeropuerto Ambrosio Taravella de la ciudad de Córdoba registraba 304 frecuencias semanales a 16 destinos operados por ocho compañías. A 15 años, los números revelan que apenas hay 140 frecuencias, lo que implica una pérdida del 54 por ciento de las conexiones. Además, a fines de la década de 1990, se podía volar a casi todas las capitales de provincias desde Córdoba y había 197 frecuencias por semana a Aeroparque. La cantidad de pasajeros que se transportaba en aquellos años era equiparable a la actual e incluso mayor. En materia internacional, han quedado sólo cinco destinos en el radar: San Pablo, Santa Cruz de la Sierra, Santiago de Chile, Montevideo y Miami, operados por cuatro compañías.
Por la inflación interna y la falta de actualización del dólar, en 2012 cayó 11,5 por ciento el número de pasajeros internacionales comparado con 2011, pese a que Córdoba se consolidó a nivel nacional como el segundo destino de congresos o reuniones de negocios.
Estos datos muestran la necesidad de una política de tráfico aéreo que permita recuperar el Aeropuerto Córdoba como un punto de intercambio turístico, afirmar a la ciudad como centro de convenciones y negocios y facilitar la conexión con las principales ciudades del interior. Por caso, hoy para viajar a Bariloche o a Ushuaia es necesario pasar por Buenos Aires.
Las tareas de promoción para el turismo interno e internacional, y para reuniones o congresos, serán inútiles si la conectividad aérea no está asegurada. En este punto serán clave, por otra parte, las políticas que se apliquen en torno de Aerolíneas Argentinas y Austral, las dos compañías que la gestión de Cristina Fernández volvió a poner dentro de la órbita del Estado, sin que sus resultados operativos y económicos tengan una mejora sustancial. En cambio, todas las decisiones que se adoptan apuntan a mejorar el uso de los aviones de ambas compañías, en detrimento de otras ofertas.
El hostigamiento a la compañía chilena LAN, entre otros factores, no es un punto a favor de recuperar la competencia y el tráfico aéreo para la Argentina. Además, esa campaña perjudica por partida doble a Córdoba, ya que LAN tiene a esta ciudad como uno de los centros para la combinación de sus vuelos.
La intervención del Estado no mejoró los servicios para los pasajeros ni el transporte de carga, al tiempo que se perjudica la llegada de nuevas compañías para proteger a una aerolínea que registra pérdidas supermillonarias.
El texto original de este artículo fue publicado el jueves 23 de mayo de 2013 en nuestra edición impresa. Ingrese a la edición digital para leerlo igual que en el papel.
