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29/05/2013 BAE

Nota - Contratapa - Pag. 28

Un nuevo menú importador desde la imprescindible China

Desde hace cuatro años el comercio bilateral es deficitario para la Argentina, que reemplazó la compra de bienes de consumo por otros de mayor valor agregado

La opinión de Cledis Candelaresi Prosecretaria de Redacción

El cambio cualitativo es radical.

Los juguetes y paragüitas que llegaban en la década del 90 desde China fueron reemplazados por armas y computadoras. Las últimas misiones del ministro de Defensa, Arturo Puricelli, a Pekín tuvieron por finalidad coordinar la compra de orugas y helicópteros para las Fuerzas Armadas locales y en Tierra del Fuego hay marcas orientales que ensamblan notebooks y celulares con partes directamente traidas de Asia. Un viraje en el menú importador que explica por qué en los últimos cuatro años el comercio resultó deficitario y llegó a casi 5000 millones de dólares.

China se afianzó como proveedora de productos locales. Esa es la clave de los números y no el presunto retaceo oriental a seguir comprando porotos o aceite de soja local, dos rubros que explican más del 70% de las exportaciones Argentinas.

También hay un genuino esfuerzo local para diversificar la oferta hacia el enorme mercado chino, de 650 millones de almas instaladas en las zonas urbanas, con creciente aunque aún desigual capacidad de consumo.

Como en cualquier lugar del mundo, la elite asiática aspira a diferenciarse con la práctica de un deporte exclusivo y por eso el polo está ganando lugar en la agenda de ocio. Con ello, se avizoró un nuevo nicho de negocios prometedor: los países acaban de firmar un protocolo para la venta de caballos.

Durante el 2012 China importó equinos de todo origen por 13 millones de euros. Hay quince clubes y la intención de la burguesía adinerada es apostar en sus propios hipódromos, sin tener que migrar a Macao y a Hong Kong, ya que en su tierra el juego por dinero aún está prohibido.

Los vicios capitalistas también esbozan vetas lucrativas.

Aquel codiciado mercado se está abriendo a los cortes más selectos de las carnes bovinas, a los embriones y semen congelado de la misma especie y, según consigna la Cámara de Producción y Comercio argentino china, es el principal destino del tabaco local: se despachan entre 12 y 13 millones de toneladas anuales.

Pero la relación económica entre las dos naciones tiene una matriz que no sufrió grandes alteraciones, a pesar de esas notas de color. Argentina es abastecedora de productos primarios, que China compra directamente o se asegura a través de inversiones en rubros estratégicos asociados.

Eso bien lo sabe Franco Macri, presidente honorario de aquella Cámara, y empedernido jugador de bridge con los empresarios asiáticos.

Lógica de la inversión A través de Sinopec o de Cnooc, socia de Bridas en Pan American Energy (PAE), apostaron al petróleo; MCC Sierra Grande opera la principal mina de hierro,, hay varias firmas chinas haciendo tareas de prospección en provincias del Norte, algunas rastreando materiales no metalíferos como el borato. ZTE y Huawei están instaladas en tierra del fuego faricando teléfonos con partes importadas de ellos mismos.

Con la lógica de garantizarse a futuros bienes básicos, intentaron integrarse al heterogéneo consorcio responsable del Belgrano Cargas, que el Estado acaba de reestatizar. No es que les interese operar una línea carguera, pero sí tener control sobre el transporte de granos y, de paso, vender equipos.

La Nación nunca quiso otorgar los avales que exigía la empresa china, socia del grupo operador de la deteriorada línea carguera y eso dificultó el equipamiento que vitalmente necesitaba.

La caja pública cubrió íntegramente los salarios y eso fue suficiente.

Pero más sencillo resulta venderle directamente al estado nacional para las líneas que gestiona per sé. Bajo el paraguas de un acuerdo firmado en el 2004, la administración estatal puede contratar a las firmas chinas en forma directa, si necesidad de licitación.

Los proveedores de trenes y vías llegan apuntalados de ventajosos créditos orientales, con baja tasa, largo plazo y tiempo de gracia. O, por el contrario, venden con pago anticipado vagones a precios que se consideran competitivos: cada coche para el Roca, costará 1.090.000 dólares.

Las empresas orientales, en su mayoría estatales, prefieren tratar con dependencias del Estado. En función de sus jerarquías, tienen un rango superior a la de cualquier interlocutor privado. Quizás por eso, China propuso a la administración de Cristina Fernández de Kirchner comprar soja directamente al estado argentino, algo que no es factible por la modalidad de comercialización actual de los productos agropecuarios en el país.

Los objetivos asiáticos son claros y no cambian por ninguna norma circunstancial, incluyendo las licencias automáticas que limitan la importación de bienes de consumo. En noviembre del 2008, el gobierno de Ju Hintao difundió un documento sobre América Latina y el Caribe instando a sus entidades y organismos a reforzar los vínculos comercial, deportivo, cultural y militar con la región. Las ocho carrillas incluían una consigna particular respecto a los alimentos: posicionarse en las terminales portuarias y grandes centros de producción, tratando de eludir a las multinacionales que ofician de intermediarias.

Aunque prometedor, el vínculo binacional nunca es sencillo.

Argentina impone duras exigencias para el ingreso de turistas chinos al país, incluyendo la demostración de solvencia económica, lo que hace que apenas el 20 por ciento de los que viajan a Brasil puedan disfrutar de la geografía local.


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