Nota - Política - Pag. 12
Por: Mariano Martín
Con la meneada unidad del movimiento obrero cada vez más lejos, Hugo Moyano buscará fortalecer su propia CGT para volver a la carga con su agenda de reclamos. En esa línea, el camionero activó dos caminos de negociación: con los gremios del transporte que le habían dado la espalda el año pasado y que en la actualidad están enfrentados con el Gobierno, y con Luis Barrionuevo, de la CGT Azul y Blanca.
Moyano reunirá mañana el Consejo Directivo de su central obrera, pero bajó las expectativas por un eventual plan de medidas de fuerza. Según sus colaboradores, descartó avanzar en el sentido que le reclamó públicamente Pablo Micheli, de la CTA opositora: en primer término, para no alimentar una imagen confrontativa en exceso en momentos en que la jefa de Estado todavía se repone de la operación por la extracción de un hematoma en el cráneo. Y segundo, porque decidió no ir a la zaga del estatal, que necesita de acciones directas para mantener protagonismo.
Para la reunión del Consejo Directivo el camionero prevé repasar el resultado electoral de las legislativas, que en su caso fue dispar. Logró la renovación de la banca de diputado nacional para el canillita Omar Plaini pero a caballo de un desempeño pobre de la alianza bonaerense con Francisco de Narváez. En cambio, celebró más la amplia victoria en Neuquén del petrolero Guillermo Pereyra -su segundo en la CGT opositora- que además de ser senador electo obtuvo la segunda banca para una aliada. Sin embargo, el festejo quedó opacado por un accidente isquémico del dirigente que lo tendrá internado al menos hasta hoy. Superado el análisis electoral, Moyano revisará la agenda de demandas pendientes de su sector con el Gobierno. Entre esos ítems figuran, todavía, una modificación integral del Impuesto a las Ganancias, mayor flujo de fondos para las obras sociales sindicales y la protesta de esas entidades por atender a monotributistas con un aporte mucho menor que el de los afiliados de origen. Pero ninguno de esos reclamos empujará al camionero a volver a las calles, y menos avanzar hacia una huelga. En su entorno más próximo dijeron que hacerlo pondría a buena parte de la sociedad en su contra mientras esté convaleciente Cristina de Kirchner.
Donde sí prevé dar pasos más firmes Moyano es en delinear nuevas alianzas para reconfigurar su CGT. La central opositora perdió, en quince meses de constituida, los gremios de bancarios y pilotos (APLA). En el primer caso, Sergio Palazzo, se acercó al Gobierno luego de que los funcionarios presionaran a su favor para obtener un aporte extraordinario de los bancos a su obra social durante la discusión de la última paritaria. Y en APLA asumió Pablo Biró en lugar de Jorge Pérez Tamayo, aliado de Moyano, que decidió recostar más su gestión en La Cámpora. Para recuperar fortaleza en su central obrera, Moyano acelerará negociaciones con Omar Maturano (maquinistas de La Fraternidad) y Roberto Fernández (colectiveros, UTA), que todavía integran la CGT oficialista, de Antonio Caló. Ambos participaron la semana pasada de un encuentro de dirigentes de sindicatos del transporte de línea mayoritariamente alejada del Gobierno y Maturano, en particular, fue quien habló de la posibilidad de próximas medidas de fuerza. En los gremios del sector más distanciados del Ejecutivo el denominador común de las quejas es el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo.
Mientras que Barrionuevo ya dio las primeras señales de buscar un acuerdo de largo plazo con Moyano. Sobre todo, luego de que el gastronómico viera frustradas las chances de obtener una banca de diputado nacional por Catamarca en las elecciones. La semana pasada fue enfático acerca de la necesidad de la unidad sindical, al menos en la acción.
