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07/11/2013 - Clarin.com - iEco

La escasez de dólares enfría los motores

El Gobierno se empeña en no reconocer que tiene un problema cambiario y la Argentina empieza a pagar costos importantes en materia económica.

La caída de las reservas constituye la principal sorpresa para un Banco Central que, según un informe oficial, preveía comprar US$ 12.500 millones y a esta altura del año, ya vendió más de US$ 2.000 millones.

Esa diferencia de US$ 14.500 millones saca a flote el mal cálculo pero, también, la magnitud de la salida de divisas y la falta de una respuesta adecuada para dar vuelta ese resultado.

La escasez de dólares para el Estado se fue transformando en el principal problema económico, en un esquema en el que entre las importaciones de energía, el resultado de la actividad automotriz y el resultado del turismo al exterior (todo amparado en un dólar atrasado) demandarían este año unos US$ 28.000 millones.

Ante ese escenario, anteayer, el Banco Central dispuso limitar la financiación en pesos de las empresas cerealeras y lanzó al mercado una señal potente sobre lo que piensa hacer en materia cambiaria.

La medida obliga a esas compañías a que consigan créditos en dólares en el exterior para dar vuelta un mecanismo que se venía usando desde hace tiempo, amparado en el hecho de que las tasas de interés en pesos son menores a la inflación y les permitiría demorar el ingreso de las divisas de las exportaciones.

Mercedes Marcó del Pont las presiona ahora en el intento en que traigan los dólares más rápido, para que los liquiden al precio oficial de 5,96 pesos.

Así, dejando de lado el viejo objetivo oficial de pesificar los créditos, la titular del Central podría estar manteniendo su apuesta a que no habrá un salto brusco del dólar y que seguirá con las "mini" devaluaciones corriendo a la inflación desde atrás .

Esa medida, por otra parte, no termina con las versiones que indican que a su regreso a la actividad, la presidenta Cristina Kirchner deba laudar entre la posición de desdoblar el mercado cambiario y encarecer el dólar para los turistas, que impulsa el viceministro Axel Kicillof, y la de mantener las "mini" devaluaciones, que mantiene Mercedes Marcó del Pont.

El dólar oficial lleva una suba de 20% en lo que va del año y buena parte de los operadores esperan una aceleración del ritmo de suba en los próximos meses.

Las noticias de que se están apagando los principales motores que impulsaron la economía en 2013 actúa como fuerza interna en el Central para apurar la devaluación.

El aumento de la cosecha (20% superior a la de 2012), el buen nivel de venta de autos en el mercado doméstico y a Brasil y el repunte de la construcción explican un crecimiento económico que el Gobierno aspira a que sea de 6,1% y los privados ubican en torno a 4%.

Hay expertos que dicen que para 2014 el aporte de los cosecha dejaría unos US$ 8.000 millones menos que este año y creen que eso apaga las expectativas de crecimiento.

A eso se suma que Brasil ya no compra tantos autos (cayeron 15% las exportaciones en octubre respecto del año anterior) y que sus expectativas de crecimiento no superan el 2,5% para el año próximo.

Además, Brasil comenzó a depreciar más rápido el real y eso enciende rápidamente luces amarillas en el Banco Central argentino que, en el intento de no perder terreno, apura habitualmente la devaluación del peso.

Respecto del otro motor económico de 2013, la construcción, las dudas giran en torno a qué pasará con la obra pública una vez pasadas las elecciones.

En septiembre, las obras de infraestructura y viales mostraron una mejora de 14% anual mientras que las comerciales (oficinas) lo hicieron en 9,5% y las de viviendas en 4% anual.

La construcción privada vive un fenómeno muy particular.

Por los desfasajes propios de la economía, el costo de construir sube 22% en el año medido en pesos, pero cae 17% si se lo mide en términos de dólar paralelo.

Son el "abaratamiento", cuando se mide el costo por un dólar de $ 10, y las tasas de interés que están debajo de la inflación "real" dos motivos concretos para explicar el repunte de la construcción .

Pero esa realidad, choca con la violenta caída de 33% que vive este año el mercado inmobiliario y otro cuadro doloroso: cada vez le resulta más difícil a los asalariados acceder a un inmueble.

Según un informe del Banco Ciudad, "a mediados de 2013 se necesitaban 55 salarios promedio para acceder a un departamento usado de 30 m2, mientras que un año atrás se requerían 43 sueldos y 38 en 2011".

Así, las posibilidades de que la construcción se mantenga como motor del crecimiento presenta dudas tanto por el lado de la permanencia de los niveles de inversión en la obra pública como por las posibilidades de seguir creciendo de la privada.

Pero mientras la brecha cambiaria (diferencia entre los dólares oficial y paralelo) se mantenga en 70% como ahora y las tasas de interés sigan abajo de la inflación, la idea de ahorrar en ladrillos puede seguir rindiendo frutos .

Un alivio en medio de perspectivas aplanadas por la caída de reservas del Banco Central y la escasez de dólares en el Estado que ya tiñe con intensidad a la economía argentina.


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