Sup. Enfoques - Pag. 6
Realismo trágico (en dos minutos)
Por Diego Sehinkman |
Para LA NACION
El 25 de mayo de 2010, subidos a un palco desde el que, abrazados, gozaban del show de Fuerza Bruta, con cuatro millones de argentinos desfilando por las calles sin romper una sola vidriera y con la fiebre nacionalista empapándoles la frente, Cristina y Néstor disfrutaban de su cénit: la fiesta del Bicentenario.
País raro. Cuatro años después, los que vuelan colgados del arnés, aplaudidos por muchos de los que celebraban aquel Bicentenario, son Barrionuevo y Moyano. Para algunos, otra "Fuerza Bruta". ¿Qué pudo haber pasado en este país para tolerar semejante cambio de elenco?
Aquí, seis posibles causas:
1) Cuando una joven de 25 años de La Cámpora, ubicada en un alto puesto en un Ministerio, aletea de alegría al cobrar sus 40.000 pesos mensuales, muy lejos -como a 200 metros-, en el Ministerio de Economía, se produce un tsunami: el gasto público rompe todos los récords.
2) Doña Argentina espera ansiosa en el muelle la llegada de la lancha almacén. Necesita cocinar, bañarse, calefaccionar la casa y se le terminó la garrafa. La señora tiene la plata en la mano. Si no paga en efectivo, no se la bajan. Ahí llegó la lancha: "¿Cuánto cuesta cada garrafa, señor lanchero?", pregunta Doña Argentina. Cuarenta millones de dólares, le contestan. Entre el gas natural licuado, los combustibles líquidos que también importa, la logística y los costos operativos, la Argentina tiene que juntar no menos de 10.000 millones de dólares por año. El lanchero le cobra en dólares. Entonces, Doña Argentina da media vuelta y entra corriendo a la casa, a ver quién los tiene. Enloquecida, revuelve todos los cajones: el de las cerealeras, el de las empresas que exportan, el de los bancos, el del turismo. Se escuchan gritos, corridas, amenazas. De esa escena de búsqueda histérica de billetes para pagarle al señor que espera en el muelle, se trata este país los próximos años.
3) John Lennon decía que la vida es eso que pasa mientras uno hace planes. Pues bien: la inflación es eso que le pasa al dinero mientras uno hace planes.
4) El 20 por ciento más pobre de la población gasta en impuestos el 43 por ciento de su sueldo y el 20 por ciento más rico nada más que el 36. Alimentos y bebidas es el mayor gasto de la clase baja, que tributan por esos productos de primera necesidad el 21 por ciento de IVA. ¡Destapá una gaseosa que el que siempre tiene premio es Echegaray!
5) Perdiendo aliados: la famosa desinversión no la hizo, finalmente, Clarín, sino Cristina. Se desprendió a fuerza de acusaciones del cipayismo de buena parte de la clase media que la había votado en 2011, se sacó de encima a Hugo Moyano, que le había garantizado la calle, y a buena parte del peronismo, que se fue cansado del destrato. Del que no puede desprenderse es de Lázaro, llenador de hoteles con pasajeros "testimoniales".
6) Alguien tuiteó: "Miralo a Buzzi, de la Federación Agraria, en conferencia de prensa desde la CGT. Es muy triste". Si es por tristezas, veamos cómo la coyuntura forzó curiosos cambios en otras parejitas de baile: Pablo Micheli, de la CTA disidente, baila con Moyano y Barrionuevo. Y Cristina, que bailaba el candombe "Nunca menos", ahora baila con Milani y el Club de París. ¿Cuál es la excusa para semejante swinger político? Lo de las "alianzas tácticas". "La alianza es el medio para alcanzar un fin último y excelso, la estrategia. Y para lograr ese fin último, a veces hay que hacer alianzas tácticas aunque no sean las mejores." (¿Le suena, querido lector? Esa frase la repite toda la clase política. Más que una frase, es un paraguas moral para la lluvia de críticas.)
Hecha por Pallarols con terminaciones de plata, enorme y afilada, el 10 de diciembre de 2015 Cristina no entregará el bastón de mando. Traspasará la tijera de un ajuste irremediable.
Impensado epílogo para un gobierno que alimentó como nadie la fantasía emancipatoria: la cuenta llegó antes que la revolución.