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13/08/2014 - La Nación on line - Noticias

La CGT oficialista exigirá una suba del 35% para el salario mínimo

Lo definió ayer en un plenario, ante la negativa del Gobierno de cambiar el piso de Ganancias

Dada por perdida la batalla con la Casa Rosada por una modificación del impuesto a las ganancias, la cúpula de la CGT oficialista, que encabeza Antonio Caló, definió anoche parte de su estrategia en la antesala al Consejo del Salario: sin cambios en el tributo, exigirá una suba del 35 por ciento del salario mínimo vital y móvil.

"Si el argumento del Gobierno para no tocar Ganancias es que sólo pagan el impuesto un 10% de los trabajadores registrados, entonces vamos a ir con todo para que favorezcan a los que no lo pagan", blanqueó la jugada uno de los seis dirigentes que participó ayer de una cumbre sindical en la sede de los estatales de UPCN.

El salario mínimo es hoy de 3600 pesos. La CGT más afín con el Gobierno pretende llevarlo a $ 4800. Pero desde el Ministerio de Trabajo ya dieron señales de que el aumento que se concretaría no superaría el 30% y estaría en línea con lo que fueron las alzas promedio en las negociaciones paritarias.

El Consejo del Salario es un ámbito de diálogo tripartito en el que participan el Gobierno, las centrales obreras aliadas [la CGT de Caló y la CTA de Hugo Yasky] y las principales cámaras empresariales. Se convoca desde 2004 y, por lo general, se activa entre agosto y septiembre, por lo que el llamado a las partes sería inminente.

La definición del nuevo piso salarial es importante porque sirve como referencia para el trabajo informal y para actividades que no están sindicalizadas.

"Si pretenden que avalemos un aumento por debajo del 25%, que no cuenten con nosotros. Nos levantamos y que saquen la suba por decreto", advirtió un gremialista jerárquico de la CGT.

El malestar en la central oficialista de Caló es fácil de percibir. La ola de despidos y suspensiones que afecta sobre todo al sector industrial es la máxima preocupación de la CGT oficialista en estos momentos. Este diagnóstico es compartido por la cúpula de la Iglesia, que ayer emitió un documento en el que advirtió sobre la inestabilidad laboral y el cierre de fábricas (de lo que se informa por separado).

Sin embargo, hay dirigentes gremiales que advierten además sobre otras cuestiones. Entre ellas, por ejemplo, la falta de diálogo con el Gobierno y el reparto discrecional de los fondos de las obras sociales sindicales por parte de la Casa Rosada.

"Lo del Gobierno es un monólogo. Cuando nos convocan hay dos actos: el del salón, en el que todos aplauden y se enteran allí de las medidas. Y el del patio de las palmeras, con la militancia. Orgánicamente, a la CGT, no le dan respuestas. Quizá, sí, a algunos sectores. Intentaremos hablar de nuevo con [el jefe de Gabinete, Jorge] Capitanich", intentó conformarse otro hombre de peso de la CGT oficialista.

Por el momento, y a raíz de la pulseada que mantiene en estos días el Gobierno con los fondos buitre, la CGT oficialista paralizó cualquier medida de fuerza. Todos coinciden, casi de manera unánime, que no es tiempo de llevar los reclamos a la calle.

Sin embargo, de manera reservada, se tendieron puentes con las centrales opositoras que encabezan Hugo Moyano y Luis Barrionuevo que prevén medidas de fuerza en lo inmediato.

¿Es posible establecer una eventual unidad sindical? Es difícil e improbable en medio de un contexto electoral como el que se avecina. Pero hubo puntos en común sobre algunos temas: la defensa del modelo sindical tradicional y el temor por el avance de la izquierda en el corazón de los sindicatos.

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