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Por Redacción LAVOZ
La Fábrica Argentina de Aviones (Fadea), con sede en la mítica planta industrial ubicada en la ciudad de Córdoba, es objeto de otra fenomenal polémica. Esta vez, es espoleada por promesas incumplidas de parte del Gobierno nacional en materia de millonarias inversiones para el área de Defensa.
La situación, sin embargo, adquiere visos de escándalo, en función de que el gremio que agrupa a los operarios denuncia el desembarco en Fadea de militantes rentados afines al kirch要erismo, quienes no cumplirían tareas especí苯icas acordes con las características técnicas de la empresa.
Desde que Cristina Fernández dio por caída la gestión privada en la industria aeronáutica y puso en marcha la flamante Fadea (a la que engalanó con el nombre de Brigadier San Martín), es muy poco lo que se ha hecho para mantener activa a una planta de 1.600 trabajadores, hoy reducida a una virtual fuerza ociosa.
Con todo, el fiasco mayor de este proyecto se puede rastrear en el desembolso de 180 millones de dólares para la puesta en marcha de 40 aviones Pampa, de los cuales, a tres años del anuncio, no se ha logrado terminar ninguno.
Las imágenes del fracaso se extienden como una mancha negra. Todavía permanece fresca en la memoria aquella postal del ahora exministro de Defensa Arturo Puricelli subido a uno de los Pampa III en la planta de Fadea. Ahora se sabe que se trató de un prototipo sin terminar. Es decir, una suerte de avión de utilería para la foto y la promoción.
"La fábrica tiene los problemas de siempre. Lo que se hace es el día a día. Cumplimos horario y por el momento no ha empezado la producción en serie del Pampa", reveló Fernando Forbes, delegado gremial en Fadea y miembro de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico.
Pero lo más sustancioso (y grave) de los dichos del sindicalista pasa por otro costado: "La fábrica se ha convertido en una unidad básica de La Cámpora", denunció, sin rodeos.
Muchas frustraciones para un sector degradado, que amerita una reactivación sustentada en políticas creíbles que excedan a los anuncios rimbombantes de campaña.
La rica historia de la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba no merece estos destratos que, además, ponen en serio riesgo la fuente laboral de centenares de trabajadores.
El Gobierno nacional es el principal ejecutor de estas iniciativas alentadas en el marco de la producción para el área de Defensa. Y, con ello, es el responsable de cumplir con los objetivos trazados sin caer en favoritismos militantes.
El rol de la oposición política, en tanto, se debe ajustar a los controles desde el Congreso de la Nación, el ámbito indicado para prevenir nuevos dislates del oficialismo y el despilfarro de dineros públicos en emprendimientos fallidos.
