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24/08/2014 - LaVoz.com.ar (Córdoba)

Web - Política

El jueves, tercera huelga contra Cristina

Por Horacio Serafini

Buenos Aires. El sindicalismo opositor protagonizará el próximo jueves su tercera huelga nacional durante la presidencia de Cristina Fernández, aunque en un contexto político y económico que determina demandas diferentes a las de las dos anteriores.

El Gobierno buscó tras la convocatoria minar la adhesión al paro con la rápida convocatoria al sindicalismo oficialista para el día siguiente del Consejo del Salario, a fin de definir el aumento del sueldo mínimo, vital y móvil.

Pero el alcance de la protesta convocada por las CGT Azopardo de Hugo Moyano y Azul y Blanca de Luis Barrionuevo estará determinado de antemano en el área metropolitana por la adhesión o no de los sindicatos clave del transporte público de pasajeros.

También por los piquetes con los que desde el mediodía del miércoles adherirán la CTA de Pablo Micheli y la Coordinación Sindical Clasista del Partido Obrero (PO), de los que Moyano y Barrionuevo, contrariamente a lo que sucedió en paro del 10 de abril, esta vez tomaron distancia; del mismo modo que no habrá acto ni movilización, siempre para no dar "motivos de victimización al Gobierno", dijo una fuente cercana al camionero.

Sindicatos clave

La fecha de convocatoria del paro, después de las idas y vueltas posteriores al de hace cuatro meses, había sido condicionada por los sindicatos del transporte a que fueran ellos los que la anunciaran, como finalmente lo hicieron para la última semana de agosto el 13 de este mes desde Sofía, Bulgaria, donde participaron del congreso internacional anual de trabajadores transportistas.

Los sindicatos clave son La Fraternidad (maquinistas ferroviarios) y UTA (colectiveros), nominalmente en la CGT progubernamental de Antonio Caló, pero que ya adhirieron a la protesta de abril. Omar Maturano (La Fraternidad) ya confirmó su participación, pero no así Roberto Fernández (UTA). "Sólo lo ha hecho de palabra", confió a este diario un alto sindicalista moyanista encargado de lograr el okey definitivo del colectivero.

Sucede que el jefe de la UTA está sometido a una doble presión encontrada: por un lado, negocia con el Gobierno el aumento de los subsidios para que los empresarios del transporte puedan cumplir con la suba salarial acordada hace pocas semanas; y, por otro, tiene una fuerte demanda de sus afiliados, en su gran mayoría con salarios brutos superiores a los 15.000 pesos por lo que pagan el impuesto a las Ganancias.

"Si no paran, se las van a ver en camisa de once varas", evaluó ante este diario aquel operador moyanista, en alusión a la posibilidad de que la noche del miércoles la CTA opositora y la trotskista CSC puedan "romper algún colectivo" y así forzar de hecho la adhesión al paro de la UTA.

Empleos, salarios e inflación

A diferencia de los paros de abril y del 20 de noviembre de 2012, la convocatoria para este jueves no hará eje en cambios al Impuesto a las Ganancias que pagan los asalariados y por el cual, según las CGT opositoras, el Gobierno recauda unos 52 mil millones de pesos anuales.

Si bien ese será uno de los reclamos, esta vez harán blanco en la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, los problemas relacionados con el empleo (suspensiones, despidos y cierre de algunas empresas; paradójicamente, afectan sobre todo a gremios alineados en la CGT oficialista, como metalúrgicos, mecánicos y construcción) y la inflación.

Demandas centrales determinadas, en definitiva, por la desaceleración de la economía, que siguió a la devaluación de enero pasado, como también lo son otras de la convocatoria: "aumento justo" a los jubilados, pese al incremento por ley que cobrarán desde el mes próximo; reapertura de las paritarias (la CGT Balcarce estima una inflación del 40 por ciento, contra 29,7 promedio de aumento salarial logrado en las últimas negociaciones colectivas, según el Ministerio de Trabajo); impulso de una ley para prohibir despidos y suspensiones por un año.

Los reclamos con centro en los problemas de empleo son compartidos por la CGT oficialista, que el jueves último, cuando el Gobierno les anunció la convocatoria del Consejo del Salario, se encontró una vez más sin respuesta a su reclamo de cambios en Ganancias.

Sin embargo, la central liderada por Caló prefiere mantener tendido los puentes con la Rosada. Por caso, en torno de la reapertura de paritarias que exige el sindicalismo opositor, la postura es contraria. "Sería un dato negativo con daños colaterales en el desarrollo productivo", dijo Gerardo Martínez (Uocra, construcción), y sintetizó: "Hay que bajar el nivel de inflación".

Como un intento por debilitar el paro, el Gobierno convocó al Consejo que debe definir el aumento del salario mínimo, hoy en 3.600 pesos. La diferencia entre el 30 por ciento de aumento que postula el Gobierno y el 35 por ciento de la CGT oficialista se saldaría en un 32 por ciento. De ese modo, el salario mínimo quedaría entre 3.700-3800 pesos, con impacto en alrededor de 300 mil asalariados.

Otro contexto

Estrategia oficial. La Casa Rosada busca menguar la adhesión con el elemento político que le ha permitido ganar iniciativa desde el fallo del juez Thomas Griesa: "Patria o buitres". Al día siguiente del anuncio del paro, se encargó de usarlo el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien relacionó a Moyano, Barrionuevo y compañía con "los buitres de adentro".

Escenario político. A 15 meses del final del mandato de la Presidenta, el entorno de esta protesta sindical es diferente al del paro de abril (posdevaluación, con paritarias en ciernes) y distinto al de noviembre de 2012 (Cristina reelecta; Moyano rupturista, embarcado en su propio proyecto político).

Cómo sigue. De las respuestas que pueda dar el Gobierno a los reclamos del jueves, como también del alcance del paro, dependerá la concreción del acuerdo entre Moyano y Barrionuevo para darle continuidad a este "plan de lucha" con medidas de fuerza mayores. ¿Una huelga de 36 o 48 horas, con movilizaciones y actos? Por lo pronto, Moyano confía en que el paro del jueves será "total" y que "más allá de los dirigentes, la gente va a adherir" a la medida de fuerza.

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El texto original de este artículo fue publicado el 24/08/2014 en nuestra edición impresa. Ingrese a la edición digital para leerlo igual que en el papel.

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