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El presidente de la UCR recibió al jefe de la CGT; calificaron de "crítica" la situación del país
Por Lucrecia Bullrich
| LA NACION
Hugo Moyano volvió a apelar al humor para distender. "Me quieren radicales los muchachos", dijo risueño. Terminaba la reunión que la CGT Azopardo mantuvo ayer con la UCR para analizar la "situación crítica" que atraviesa el país. Como ocurrió en encuentros anteriores entre el sindicalismo enfrentado con la Casa Rosada y los partidos de la oposición, las coincidencias se ubicaron por encima de la histórica distancia ideológica entre las partes.
"El radicalismo ha sido capaz de expresarles a los dirigentes sindicales las diferencias que tenemos con ellos. Pero ratificamos que tenemos con ellos una enorme coincidencia: la protección de los trabajadores", dijo el presidente de la UCR y anfitrión del encuentro, Ernesto Sanz.
También Moyano buscó minimizar críticas y pases de factura del pasado. "Siempre estuvimos «ni muy muy ni tan tan», ni tan lejos ni tan cerca. El radicalismo, nadie puede negarlo, es un partido centenario respetado por toda la sociedad", concedió el jefe camionero.
Enseguida, se recostó en la coyuntura para justificar el contacto con la UCR. "Hoy es una necesidad que todos los que tenemos responsabilidades intercambiemos opiniones para ver cómo salimos de la crisis", razonó. Y completó: "Hay muchas coincidencias en el diagnóstico de lo que pasa en el país y en lo que pensamos que puede aportar a solucionar la crisis económica, política y social que atraviesa el país".
La reunión fue a puertas cerradas y duró dos horas. Entre cafés, medialunas y sándwiches (en cantidad), se repasó la coyuntura, sobre todo económica. El horizonte que plantean las paritarias dominó buena parte de los discursos. Los gremialistas expresaron preocupación por la intención del Gobierno de limitar (a la baja) las subas salariales, sobre todo, en el ámbito estatal.
"No podemos aceptar que la suerte de las paritarias defina el rumbo de la economía", resumió ante la nacion un gremialista que participó de la cita. Hubo un pedido para que desde el Congreso, o en sus apariciones en los medios, los dirigentes de la UCR se hagan eco de esa preocupación.
De hecho, terminado el encuentro, Sanz insistió en la importancia de "proteger y preservar el empleo y el salario de los trabajadores". En la misma línea, Moyano acotó: "El Gobierno, al querer poner techo a las paritarias, quiere que el ajuste lo paguen los trabajadores".
La posición de la UCR quedó reflejada en un comunicado en el que el partido expresó "preocupación por una inflación que comienza a horadar el nivel de actividad económica", por la "inminencia" de una "recesión insólita" y por la "inevitable destrucción del empleo".
Por la UCR estuvieron, además de Sanz, los presidentes de los bloques del Congreso, Mario Negri (Diputados) y Gerardo Morales (Senado), y los diputados Julio Cobos y Ricardo Alfonsín, entre otros legisladores nacionales y dirigentes.
Esta vez sin excusas a la vista, Luis Barrionuevo, líder de la CGT Azul y Blanca, volvió a faltar. Envió en su lugar a los jefes de varios gremios de su central, Carlos Acuña (estaciones de servicio), Oscar Rojas (maestranza) y Ricardo Cirielli (personal técnico aeronáutico), entre otros. Moyano llegó al edificio de Alsina acompañado por una veintena de secretarios generales de su CGT, entre ellos, el petrolero y senador nacional, Guillermo Pereyra; Gerónimo "Momo" Venegas (trabajadores rurales), Abel Frutos (panaderos) y Omar Plaini (canillitas). Desde la vereda siguió la reunión Carlos Pascual, "Tula", el bombista histórico del peronismo, que hasta cruzó un abrazo afectuoso con Alfonsín.
Moyano cerrará la ronda de contactos que inició con Mauricio Macri (y que incluyó a Hermes Binner y a empresarios) con Fernando "Pino" Solanas. Pese a los reparos de Elisa Carrió (le pidió que "no tome café con sospechosos de corrupción"), el líder de Proyecto Sur tiene previsto recibir al camionero en los próximos días.
