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02/03/2014 - La Nación

Nota - Sup. Enfoques - Pag. 6

Hernán Reibel Maier, el administrador de la pauta oficial, veedor K en territorio de Capitanich

“Cuadro” de La Cámpora, hizo carrera controlando contenidos en los medios. Patagónico de nacimiento, cordobés por adopción, actualmente es el encargado de ejecutar los pedidos de su amigo de la infancia, Máximo Kirchner, en torno a qué medios hay que acompañar con pauta publicitaria del Gobierno. Si bien en la página web de la Jefatura de Gabinete todavía no figura su ascenso, ya que aún aparece el nombre de Rodrigo Martín Rodríguez (más conocido como “Rodra”), su antecesor en el cargo de subsecretario de Comunicación Pública, nadie duda de que es él quien manda.

Hernán Reibel Maier es reconocido como un “cuadro” político de La Cámpora por amigos y rivales políticos. Tiene el poder que dan las influencias y el manejo de los casi $ 1000 millones de publicidad que administrará en forma directa. Es cierto, no posee un despacho contiguo al de Cristina Kirchner –para ir a verla tiene que atravesar el Patio de las Palmeras–, pero tiene con su jefa la intimidad que sólo dan los años de relación y el haber crecido junto a su hijo.

Con apenas 33 años, la carrera de Reibel Maier en el poder ha sido vertiginosa. Empezó trabajando en el área de Comunicación de Aerolíneas Argentinas tras su estatización (2009). Lo hizo junto a otros líderes de La Cámpora como Mariano Recalde, su presidente; el actual ministro de Economía, Axel Kicillof, y el dirigente Eduardo “Wado” de Pedro, hoy convertido en el principal referente de la agrupación en el Congreso.

“Como sus amigos camporistas, es flaco, desgarbado, no usa corbata. Y es soltero. Tiene una interpretación un poco mesiánica de la política. En un primer momento, como todos, tenía muy en claro quiénes estaban para ocupar los primeros lugares y quiénes no. Pero las cosas cambiaron, y la coyuntura los obligó a pasar del control al manejo directo de la gestión. Para Hernán, como para todos estos pibes, hoy lo único que importa es el compromiso con el proyecto, más que las capacidades personales”, subraya un kirchnerista que compartió con él varias reuniones de trabajo, y que adhiere al compromiso con la causa K para explicar a los camporistas, donde muchos otros ven oportunismo político y hasta la mera búsqueda de un cargo público.

De la recuperada aerolínea de bandera, Reibel Maier saltó directamente a colaborar con Juan Manuel Abal Medina, ahora ex jefe de Gabinete, y por entonces responsable político del área de comunicaciones del Gobierno. Junto a él fue coordinador institucional de Comunicación Pública, cargo desde el que monitoreaba las publicaciones políticas de diarios y revistas, y los contenidos de televisión y radio. Pero aún estaba lejos de ser uno de los que resuelven cómo distribuir los millones que el kirchnerismo invierte en publicidad oficial. vCon el pase de Abal Medina a la Jefatura de Gabinete, sus tareas fueron mayores. No sólo continuó encargándose del monitoreo de medios, sino que pasó a ser directamente quien, junto a Rodrigo Rodríguez, instruían a los medios más afines, vía mail o por teléfono. En ese rol, la tarea consistía en recomendar la publicación de determinadas noticias o el pedido de que dieran voz y protagonismo a determinados dirigentes del oficialismo. Aunque en los resultados esta conexión resultaba obvia, por la similitud de los mensajes en tiempo y forma, sus protagonistas procuraban ser discretos. Los correos con indicaciones precisas que llegaban a las redacciones u oficinas de producción, según versiones que trascendieron en esos momentos, tenían como remitente una dirección de correo cifrada: “Papel picado”.

“Son un equipo. Se podría decir que con «Rodra» son casi hermanos. Si él ocupa otro cargo es porque les pareció mejor para los tiempos que se avecinan que se fuera a Desarrollo Social con Alicia [Kirchner]. No tenía sentido que se superpusieran trabajando”, explica alguien que leyó estos enroques como lo que realmente fueron: una expansión de fuerzas de La Cámpora más que un corrimiento de algunos de sus principales alfiles.

Un territorio sensible

Si hubo quienes especularon con que su suerte podía cambiar con el ingreso en la Jefatura de Gabinete de Jorge Capitanich, por aquello de que el ex gobernador pretendía poner allí a alguien de su confianza, él nunca lo creyó posible. De hecho, bastaron algunos traspiés del chaqueño, como el que suscitó el fallido desembarco de Marcelo Tinelli en Fútbol para Todos, para que quedara en claro que nada había cambiado y que quienes seguían siendo los dueños de la pelota eran “los chicos de Máximo”. Por si todavía alguien tenía dudas, el ascenso de Reibel Maier a la primera división se oficializó en el Boletín Oficial el 30 de enero de este año.

Una vez más, su padrino político para dar este salto en el escalafón fue el hijo de la Presidenta. Máximo Kirchner es el mejor amigo de su hermano mayor, de quien fue compañero de escuela en Río Gallegos. Martín Reibel Maier, arquitecto de profesión, también trabaja en la función pública, pero con un perfil más bajo. Acompaña a Antonio Vulcano, ex militante montonero, como responsables de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), organismo que, entre otras tareas, se ocupa de informar a los responsables del plan Procrear cuáles son los inmuebles o terrenos fiscales de los que disponen para la construcción de viviendas sociales.

“Hernán siempre tuvo más inquietudes políticas que Martín, que siempre prefirió un segundo plano. Tanto es así que en las últimas elecciones jugó con el Frente para la Victoria cordobés junto a Silvia Scotto (ex rectora de la Universidad Nacional de Córdoba y finalmente elegida diputada nacional en 2013)”, explica alguien que lo conoce por haber compartido algunas de sus actividades proselitistas.

Hoy vive en la Capital, pero estudió en Córdoba, donde asistió al Colegio Universitario de Periodismo. Y fue allí donde dio sus primeros pasos profesionales. Primero como movilero radial de LV2, y luego, entre 2006 y 2009, como ejecutivo de cuentas de la consultora Finzi PR, que tenía como uno de sus principales clientes al grupo francés Casino, dueño de los hipermercados Libertad, la cadena de supermercados más importante del interior del país.

“Era un tipo tranquilo, de bajo perfil. Nada nos hacía suponer que terminaría saltando a la política. Menos teniendo simpatía con el kirchnerismo”, señala un compañero de esos años que recuerda que, por 2008, hasta escribía de vez en cuando en el diario La Voz del Interior.

Según el presupuesto 2014, Reibel Maier tendrá injerencia directa en el reparto de los $ 950 millones destinados a la difusión de los actos de Gobierno. También influirá en los $ 1400 millones asignados a Fútbol para Todos, principal vehículo audiovisual de los mensajes oficiales. Pero en estos tiempos de gestión acotada por una economía en caída, su poder real no pasa por los fondos que salen de su caja, sino por ser un veedor fiel de los deseos e intereses de Máximo y Cristina Kirchner en el territorio de Jorge Capitanich.

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