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27/03/2014 - Clarín - Nota

El País - Pag. 6

El paro nacional de Moyano y Barrionuevo será el 10 de abril

Desafío al Gobierno

Los sindicalistas opositores creen que la protesta tendrá éxito porque no habrá colectivos ni trenes. Reclaman paritarias libres y subas a jubilados. Condenan la inflación, el narcotráfico y la inseguridad

Carlos Galván cgalvan@clarin.com

Confiados en que lograrán una medida de fuerza “histórica”, las centrales sindicales que lideran Hugo Moyano y Luis Barrionuevo ayer le pusieron fecha al paro general contra el Gobierno: será el jueves 10 de abril. Además del descontento social que advierten en la sociedad, los sindicalistas apuestan al éxito de la huelga a través de la paralización de los servicios de transporte público. Tres gremiosón política y social clave del sector, los colectiveros, los maquinistas y los señaleros ferroviarios, confirmaron ayer que se plegarán a la medida. También pararán sindicatos aeronáuticos, portuarios, los camioneros y estaciones de servicio, entre otros.

Por otro lado, se descartó realizar una movilización el día del paro a la Plaza de Mayo. ¿El motivo? Era una jugada de alto riesgo político: se analizó que podía irles muy bien con la huelga y después terminar opacándola con un acto de pobre asistencia.

Ayer mismo se empezaron a elaborar los spots televisivos y radiales convocando a la huelga y explicando sus razones. También se mandarán a imprimir afiches para la vía pública. Moyano y Barrionuevo analizaron ayer tres propuestas gráficas diferentes.

En uno hay una imagen de un hombre mayor con gorra y bastón acompañada del texto “Los trabajadores decimos basta. Contra la inseguridad, contra el ajuste, contra la inf lación, paro general 10 de abril”. Otro tiene la foto de una nena con la leyenda “Por un futuro mejor”. El tercero solo lleva el logo de la CGT y exige “paritarias libres”.

Aunque no aparecen en los afiches, las razones por las que van al paro son más. También reclaman un ajuste de emergencia en los haberes jubilatorios, que el Estado cancele su millonaria deuda con las obras sociales sindicales. También protestarán contra la inseguridad y el narcotráfico.

La fecha del paro se había fijado el martes, pero recién se comunicó ayer tras una reunión que hubo entre jefes sindicales en la sede de la CGT de Moyano.

En el encuentro Maturano planteó que estaba en contra de que el día de la huelga haya bloqueos y piquetes. Enseguida varios salieron a cruzarlo. “En mi gremio son todos carneros. Si no hago piquete entran todos a laburar”, reconoció con crudeza un dirigente. Anoche un jefe sindical resumió a Clarín: “Cada uno sabe lo que tiene que hacer para asegurar el paro”.

Extrañamente, ni Moyano ni Ba- rrionuevo estuvieron la conferencia de prensa en la que se anuncio la fecha. Se hablaba de problemas de cartel, pero allegados a ambos sindicalistas lo descartaron. “Luis no quería que la prensa le preguntara por lo que dijo de Kirchner. Y Hugo no baja casi nunca”.

En esa conferencia, Gerónimo “Momo” Venegas sostuvo que el paro no es “solamente para defender los intereses de los trabajadores, sino que se trata de defender los intereses del país”.

Juan Carlos Schmid, líder de Dragado y Balizamiento, agregó: “El paro puede repetirse y agravarse sino se rompen los tres años de falta de diálogo con el Gobierno”.

Si en los días siguientes al paro la administración de Cristina Kirchner no da respuestas a los reclamo del sindicalismo opositor, se realizaría otra huelga, posiblemente también durante abril. Esta vez la medida sería por 36 horas y posiblemente con movilización.

Barrionuevo apostó anoche a que volverán a parar: “La Presidenta no va a cambiar, va a seguir igual”.

En los próximos días Moyano, Barrionuevo y sus operadores buscarán sumar más gremios, sobre todo de la CGT oficialista. Apuestan a que sus conducciones no adhieran, pero si sus bases. Hoy a las 11.30 el camionero irá a invitar a Pablo Micheli, titular de la CTA anti K. Es una formalidad: esa central ya adhirió a la huelga. w Bajate la app Clarín

Qué se dijo Es un paro político, de actores sindicales comprometidos con la candidatura del líder del Frente Renovador”.

Jorge Capitanich jefe de gabinete Pedimos por favor que resuelvan la inflación y los problemas de la Argentina en lugar de patear la pelota afuera” Darío Giustozzi diputado del frente renovador

La protesta sindical, atravesada por la interna peronista

Ricardo Carpena

¿Está Sergio Massa detrás de la huelga de 24 horas que el sindicalismo opositor anunció para el 10 de abril? El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dejó de lado ayer sus alambicadas definiciones y habló directamente de que se trata de “un paro político en apoyo de un Bacandidato”.

Fue la mejor demostración de cómo aquella medida de fuerza preocupa al Gobierno, pero no alcanza para explicar lo que pasa en las filas gremiales, en las que se palpita el final de un ciclo político justo en medio de un ajuste económico.

Es la peor combinación posible y es, además, la que permite suponer que si Cristina Kirchner no cambia el sentido de algunas de sus medidas, terminará enfrentada a prácticamente todos los sectores sindicales. Su intransigencia en la paritaria nacional docente, que encorseta y condiciona a Daniel Scioli en la negociación bonaerense, está logrando que hasta los dirigentes más oficialistas parezcan opositores. Una cosa era pretender el disciplinamiento político en un contexto socioeconómico más próspero, como sucedió en épocas de Néstor Kirchner, y otra muy distinta es aspirar a lo mismo cuando la inf lación crece, los salarios se jibarizan y los sindicatos empiezan a recibir cada vez más presiones de los trabajadores para quebrar el espinazo del ajuste.

El líder de Suteba, Roberto Bacandidato radel, un ferviente kirchnerista que ya no puede contener a importantes seccionales enroladas en el trotskismo, es un opositor político de Scioli y, además, amigo de Massa. Todo encaja en la teoría conspirativa, pero el problema es que la oferta salarial bonaerense no alcanza y Scioli está atrapado sin salida en la estrategia de la Presidenta. Si no reacciona, seguirá perdiendo puntos en el sindicalismo peronista que aún busca un nuevo líder. Ese es un terreno en el que Massa le sacó ventaja: su construcción en el mundo gremial es transversal y abarca dirigentes de las tres CGT y de la CTA oficialista. También para Massa existen peligros. Lo pusieron en alerta las destempladas declaraciones de su aliado Luis Barrionuevo contra Néstor Kirchner y quizá no coincida del todo con la furia del sindicalismo opositor, que ya habla de un paro de 36 horas y otro de 48 horas. Parecen señales claras contra el ajuste, pero también una demostración de fuerza hacia el interior del PJ: ¿qué candidato podría desairar a un sector sindical que puede paralizar el país?


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