La Fábrica Argentina de Aviones produce más déficit que aviones. En cinco años no se construyó ninguna aeronave, pero el número de empleados creció más del 50%. En manos de La Cámpora, la empresa permanece paralizada y rumbo a la ruina
La Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín (FAdeA) se ha convertido en una auténtica empresa fantasma, en la que lo único que vuela es el dinero. El relato oficial continúa mostrando sus grietas y una vez más salen a la luz las muestras del despilfarro y la corrupción que han reinado durante la mal llamada década ganada.
FAdeA fue nacionalizada en 2009 y desde entonces es controlada por la organización ultrakirchnerista La Cámpora. La que otrora fue una de las más pujantes empresas aeronáuticas de toda América Latina, donde se desarrolló y construyó el recordado avión Pulqui y se fabricó el caza Pucará, que tuvo un importante papel en la guerra por las Islas Malvinas; se ha convertido en una auténtica usina de parásitos que depredan los recursos del Estado, ocupando cargos para los que ni por asomo se encuentran capacitados.
Tal es así que la fábrica, con sede en Córdoba, cuenta con 1.702 empleados, 129 de los cuales fueron incorporados en el último año. Lo llamativo es que ninguno de estos últimos es un técnico dedicado a la fabricación o reparación de aviones e ingresaron sólo para ocupar cargos administrativos. Son los muchos amigos y militantes kirchneristas premiados con un trozo del Estado que no les pertenece.
Se trata una vez más del relato de este Gobierno. La fábrica se encuentra sin hacer absolutamente nada, tiene muchos empleados y gasta millones, cuando podría estar haciendo algo mucho más útil para la defensa argentina, que se encuentra totalmente desarmada, aseguró a Hoy el diputado y miembro de la comisión de Defensa en el Congreso nacional, Julio César Martínez. Lo que sí se ha hecho es una fiesta en la que se gastaron miles de millones pesos para hacer nada, concluyó el legislador.
Pero la triste historia de FAdeA no acaba allí: en 2011 el kirchnerismo anunció con bombos y platillos la construcción de 40 aviones IA-63 Pampa III y dos años después aseguró que entre enero y abril de este año esas aeronaves estarían volando, lo cierto es que nada de ello sucedió. Lo que es aún peor, ayer se conoció que la dirección de la empresa, a cargo del camporista Matías Savoca, prevé cerrar el año con un déficit de 544 millones de pesos, una cifra que se suma a los más de 2.500 millones gastados durante los cuatro años previos.
El viernes, en un nuevo aniversario de la planta inaugurada por el expresidente radical Marcelo Torcuato de Alvear, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, admitió avergonzado que el desafío aún sigue siendo producir en serie el Pampa III y agregó que todavía se trabaja en la resolución de contingencias. Dos días antes del festejo, que costó más de 640 mil pesos, la planta había sido clausurada por presentar serias fallas de seguridad y, tras algunas tratativas de último momento, fue reabierta para la ocasión.
Desafortunadamente, esta realidad se repite en muchas otras de las compañías estatales, saqueadas y utilizadas para premiar a los amigos del poder. FAdeA es una muestra más del legado que la larga década kirchnerista dejará a sus sucesores en 2015, cuando deba abandonar el control de los destinos del país.
La historia destruida
La Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín (FAdeA) fue inaugurada el 10 de octubre de 1927, convirtiéndose en una de las primeras y más importantes empresas aeronáuticas de América Latina. Casi 90 años después el kirchnerismo se encargado de dilapidar la rica historia de una de las compañías que supo ser un auténtico orgullo nacional.
En 1947 los trabajadores de la entonces Fábrica Militar de Aviones fueron noticia en el mundo, al diseñar y construir el Pulqui I el primer avión propulsado por un motor a reacción de Sudamérica. Así, en los 50 se consolidó como la principal fábrica de aviones del Cono Sur.
Hacia finales de 1952 y 1953, la fábrica había avanzado en la fabricación del Tractor Pampa y el recordado Automóvil Justicialista, producido enteramente en el país entre 1953 y 1955. En 1962, fue allí donde se diseñó y construyó el emblemático Rastrojero, que rápidamente se convirtió en el producto más popular de la compañía y se fabricó hasta 1969.
A mediados de los 90 la empresa fue privatizada por el entonces presidente Carlos Menem. En 2009 la presidenta Cristina Fernández volvió a estatizarla y anunció su reactivación, pero esas promesas nunca se cumplieron y cinco años después, FAdeA continúa completamente paralizada y en ruinas.
