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02/04/2015 - El Cronista Comercial - Nota - Financial Times - Pag. 12

Lufthansa enfrenta un duro desafío tras la tragedia aérea en Francia

La compañía es muy criticada por haber ignorado un informe en el cual el copiloto que hizo estrellar el avión de su subsidiaria Germanwings admite que sufre depresión

CHRIS BRYANT

A Carsten Spohr se lo veía abrumado la semana pasada mientras hablaba ante la prensa en Colonia. El CEO de Lufthansa empezaba a comprender la noticia de que un empleado de la subsidiaria Germanwings deliberadamente había estrellado un avión contra la montaña.

Habiendo visto cómo las dos tragedias en Malaysia Airlines derrumbaron la confianza de sus pasajeros y la venta de pasajes, Spohr, que tiene licencia de piloto, debe ser concierne de que la manera en que él responda ante el desastre podría definir la imagen que tendrá Lufthansa en los próximos años.

La aerolínea de bandera alemana -el grupo de aviación con mayores ingresos en Europa cumple 60 años en abril. Ahora, las celebraciones se cancelaron y los empleados, en cambio, mirarán la transmisión de un funeral para las víctimas del accidente en el que murieron las 150 personas.

Spohr rápidamente prometió un inmediato apoyo de hasta 50.000 euros para la familia de cada víctima y las aseguradoras de Lufthansa reservaron unos u$s 300 millones para cubrir todos los costos relacionados con la tragedia, incluyendo la indemnización para los familiares.

Pero tal como dijo en la conferencia de prensa de la semana pasada, el costo financiero inmediato es sólo una de sus menores preocupaciones. Mucho más serios son los potenciales efectos para la reputación de la aerolínea.

Spohr se ha mostrado mayormente firme en sus apariciones en público y busca describir la tragedia como un extraño incidente que podría haberle sucedido a cualquier aerolínea.

“Tengo total confianza en nuestros pilotos. . . Siguen siendo los mejores del mundo", aseguró.

Sin embargo, Lufthansa enseguida anunció que adoptaba las normas de seguridad norteamericanas que exigen que siempre haya dos personas en la cabina de mando, medida que no se aplica en Europa.

Lufthansa fue criticada por aparentemente ignorar los a n tecedentes de severa depresión que tenía el copiloto Andreas Lubitz, un problema que empeoró el martes cuando la aerolínea admitió que Lubitz h a bía informado a su escuela de entrenamiento que sufría una depresión.

Lufthansa mal puede permitirse esa clase de mala prensa cuando la seguridad es la piedra angular de su marca. “En el corto plazo, quedan potencialmente vulnerables a la todavía no comprobada afirmación de que algo andaba mal en la selección y cuidado de los pilotos", aseguró Heinrich Grossbongardt experto en aviación y m anejo de crisis.

Aún antes del horror de la semana pasada, esa reputación de fiabilidad había recibido un golpe.

Como resultado de 15 días de huelgas, Lufthansa tuvo que cancelar 8.600 vuelos el año p a sado a un costo de 222 millones de euros, del cual la mitad la aerolínea lo atribuyó a reservas futuras perdidas. En la semana anterior al accidente en los Alpes, los pilotos habían estado en huelga por un adicional de cuatro días seguidos. La gerencia escribió a los clientes para disculparse.

La compañía el año pasado perdió 732 millones de euros, según las normas contables alemanas.

La deuda neta se duplicó a 3.400 millones de euros y se vio obligada a suspender el pa go de dividendos por segunda vez en tres años.

Esta pérdida se ve en parte reflejada en los mayores pasivos jubilatorios, pero el principal problema de Lufthansa sigue siendo la feroz competencia.

Tras subestimar la llegada de las aerolíneas de bajo costo Ryanair y easyJet, quedó debilitada en las rutas hacia Asia frente al avance de las operadoras del Golfo.

Lufthansa esperaba que un plan de recorte de gastos que incluía el despido de 3.500 puestos administrativos (3% del personal del grupo) ayudaría a cambiar su suerte. Pero si bien el programa mejoró los resultados en 2.500 millones de euros netos entre 2012 y 2014, esos ahorros se los comieron la inflación de costos y las tarifas más bajas. Con los ingresos estancados, la aerolínea congeló el tamaño de su Ilota, aún cuando el mercado mundial de aviación sigue creciendo.

El manejo de esas crisis es un desafío para cualquier CEO.

Spohr asumió el cargo hace menos de un año y. si bien fue piloto, sus relaciones con el personal de cabina son tensas. Las huelgas de pilotos tienen que ver con las normas sobre jubilación anticipada, pero la causa subyacente tiene una palabra: Eurowings.

La estrategia de Spohr incluye expandir a esta poco conocida marca ba ra ta que hace vuelos cortos en Europa. Eurowings no se rige por acuerdos salariales colectivos, lo que significa que sus costos operativos son 20% inferiores a la m arca de bajos costos Ge rman wings, cuyos costos son 20% menores a los de la aerolínea premium Lufthansa.

Carsten Spohr asumió como CEO de L ufthansa hace menos de un año

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