El multiprocesado Rodrigo Rato era hace unos años un hombre poderoso que se permitía desbordes de su mal carácter y aires de superioridad con sus pares argentinos.
Patricia Bullrich recuerda aún la escena desagradable que tuvo en 2001, cuando como ministra de Trabajo viajó a Madrid junto a su par de Economía, Domingo Cavallo.
La situación argentina a finales de mayo de 2001 era catastrófica. Hacía falta un canje de la deuda para no caer en default. Y Aerolíneas Argentinas, bajo la pésima gestión de la entonces estatal Iberia, había suspendido los vuelos internacionales. Cavallo viajó un domingo. Este cronista -para cubrir la gira-debió sortear las batucadas de los empleados de Aerolíneas en Ezeiza para poder abordar un vuelo con espantoso servicio de Iberia. El ministro tomó un vuelo a San Pablo y de allí a Madrid en Varig (otra aerolínea desaparecida), nada de abordar la estatal que estaba fundiendo a la entonces ex estatal argentina.
Bullrich ya estaba en Madrid ese domingo. El lunes a media mañana se encontraron con Rato en su despacho en un moderno y poco agraciado edificio en el coqueto paseo que por tramos es de la Castellana, en otros, de los Recoletos, y un poco más allá, del Prado. En la vereda había numerosas carpas con hombres viviendo allí. Hoy se los podría considerar "indignados". Era un grupo de ex empleados de una subcontratista de Telefónica, que los habían despedido y querían que Rato escuchara sus reclamos.
"Pato" Bullrich vestía un trajecito sport color amarillo, sin llegar a "patito". Llegó con ánimo entusiasta. Dijo a los periodistas que confiaba en lograr una solución para que Aerolíneas retomara los vuelos internacionales. Al menos un Jumbo parecía varado en Barajas.
La reunión se inició con Cavallo y Bullrich por el lado argentino y Rato por el español. Un buen rato después aparecieron los argentinos para hablar con los periodistas que aguardábamos. Los habíamos de muchas nacionalidades. El mundo miraba cómo la Argentina pendía de un hilo al borde del default.
Cavallo estaba sereno y dijo que se había logrado el apoyo de España para el canje, lo que alejaba la inminente cesación de pagos. Rato recordó -con poca amabilidad- cuánto dinero llevaba puesto España en la Argentina.
Bullrich, demudada, callaba. Estaba visiblemente afectada. Habló con este cronista aparte, junto al entonces periodista de Cinco Días, el argentino Ángel Jozami. "Es todo muy difícil", dijo muy afectada.
Lo que se pudo reconstruir después fue que Rato fue muy duro desde el inicio, discutió feo con Cavallo, pero terminó aceptando, visiblemente molesto.
Bullrich le planteó la necesaria solución para Aerolíneas. El español, que entonces jugaba de todopoderoso: "Acabo de comprometer 1000 millones de «pelas» para la deuda y tú me pides más. ¡Nada! ¿Quieres que te cuente cuánto dinero hemos puesto en tu país? No hay más. Se acabó", le retrucó a los gritos. La ministra de Trabajo mostró su propio carácter. Saltó de su silla ante la falta de respeto y también a los gritos le espetó: "¡No me voy de acá hasta que no me dé una solución para Aerolíneas!", le soltó, encendida.
La reconstrucción dice que el entonces hombre fuerte español eligió pasar al cinismo. Le contestó a Bullrich señalando despectivamente por la ventana. "Pues mira que te puedes quedar con esos allí que están hace tres meses esperando que los atienda", dijo señalando a los pobres acampantes.
Algo se logró, porque al final el Estado español saldó la cuenta y puso al grupo Marsans a cargo de la casi fallida Aerolíneas. Ricardo Cirielli, que se había negado a firmar un acuerdo flexibilizador en nombre de su sindicato de técnicos, aguardaba, junto a su entonces asesor, Enrique Rodríguez, a Cavallo en el Hotel Villa Magna, al que ahora, dicen, le gusta frecuentar al ministro Randazzo.
El sindicalista se quejaba de que lo mostraran como "malo". Y desafiaba con ironía: "No estoy de acuerdo y no firmé. En cambio, Ariel Basteiro, primero firmó por su sindicato y después cortó las pistas en Ezeiza. ¿Y el malo soy yo?".
Rato tuvo todavía más ínfulas luego, como jefe del FMI. Y hasta su partido, el PP lo soñó sucesor de Aznar. Demasiado mal carácter para ser político. Y demasiadas cosas para esconder para andar, además, juntando enemigos.
Cavallo partió esa misma noche a Londres, no durmió en Madrid. Y luego, a Nueva York. Bullrich y Cirielli siguieron en Madrid. Rato, que finalmente puso el dinero para Aerolíneas, tiene altas probabilidades de ir a la cárcel. Los empresarios elegidos para administrar la empresa con fondos públicos españoles fueron encarcelados y uno ya murió. Pareciera la confirmación del dicho popular: el que se enoja pierde. Por lo menos, el que se enoja de más.
Rodrigo de Rato
Ex jefe del FMI
Profesión: economista
Edad: 66 años
Origen: España
Fue un hombre fuerte del Partido Popular (PP) en España, tanto que fue vicepresidente segundo y ministro de Economía entre 1996 y 2004, durante el gobierno de José María Aznar En 2004 renunció al cargo de diputado para asumir como director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Renunció en junio de 2007 por supuestas "razones personales" En diciembre de 2010 se hizo cargo de Bankia, cargo que ejerció hasta 2012. Ganaba hasta 2,34 millones de euros por año. Hoy está procesado por fraude y malversación de fondos en esa institución
patricia bullrich
Ex diputada
Profesión: ciencias políticas
Edad: 58 años
Origen: Argentina
Su hermana fue la mujer de Rodolfo Galimberti, líder de Montoneros (movimiento peronista de izquierda). Varios le atribuyen un pasado en esa organización de los 70. No obstante, ella lo desmiente Llegó a la Cámara de Diputados por el justicialismo, pero creció durante la Alianza, cuando ejerció los cargos de ministra de Trabajo. Fue la primera mujer en ese puesto. Allí la apodaron "la Piba" En la actualidad, Patricia Bullrich preside el partido Unión Por Todos. En 2007 se alineó con la Coalición Cívica de Elisa Carrió. En la actualidad, es una aliada de Pro de Mauricio Macri.
