Política
En la mal llamada década ganada, lo único que ha proliferado son los ñoquis, dilapidando anualmente millones de pesos del erario público
En los últimos años el kirchnerismo ha llenado de adherentes la administración pública, haciendo crecer soberanamente el fenómeno conocido como ñoquis, donde los empleados sólo aparecen el día de cobro.
La avidez por dejar su fruto en el Estado, ha llevado al gobierno a cometer toda clase de dislates con el dinero público, dilapidando gran cantidad de millones de pesos para pagarle a sus militantes por tareas que no pueden justificar de ninguna manera.
Caso contundente de este fenómeno son los miembros de La Cámpora ocupando cargos claves en Aerolíneas Argentinas o Fadea (Fábrica Argentina de Aviones), aumentando la cantidad de empleados en forma considerable, y dejando un pasivo millonario para las arcas públicas, sin siquiera ir a trabajar y obteniendo una paga sólo por militar dentro de las huestes K.
En el podio de los ñoquis oficiales, figura el exjuez español Baltasar Garzón, quien cobra $ 72.000 por mes como asesor del gobierno kirchnerista para promover la justicia universal. Garzón no puede ejercer la actividad en su país y gana fortunas con gobiernos latinoamericanos en concepto de asesoría.
Otro caso famoso es el del militante de la comunidad homosexual, Alex Freyre, quien junto con su marido, José di Bello, ambos furibundos militantes K, trabajan en el Senado de la Nación a las órdenes de Amado Boudou, cobrando entre ambos $ 50.000 mensuales, por participar en tareas en Senado TV.
A esto se le suman hijos de políticos, como son los casos de Carlos Nair Menem y Carolina Pichetto, hijo del exmandatario y del jefe del bloque del Frente para la Victoria del Senado, que cobran de la Cámara alta más de $ 10.000 mensuales por tareas que pocos conocen.
En Río Negro, Juan Pablo Bartorelli, hijo del diputado provincial K, Luis Mario Bartorelli, ocupa un cargo en la Secretaría General del Gobierno con un sueldo de $ 42.000 mensuales, que levantó polvareda dentro de la política rionegrina.
Julián Felipe Eyzaguirre Valderrama, fue el joven camporista que escrachó al fiscal José María Campagnoli mientras daba una charla en la UBA. Contratado por el Ministerio de Trabajo desde 2011, fue empleado por Télam, donde escribió artículos criticando a Jorge Lanata y reivindicando a Víctor Hugo Morales, ganando casi 20.000 pesos mensuales por su labor. Como puede verse, todos hijos dilectos de la mal llamada década ganada.
