La denuncia llegó a TN y la Gente. Fue durante 3 horas y generó angustia en la familia.
Después de los extravíos de las mascotas Astro y Halo, el servicio de Aerolíneas Argentinas le volvió a dar un dolor de cabeza a una familia. Durante casi 3 horas, un matrimonio le perdió el rumbo a su abuelo que había arribado a Aeroparque, proveniente de Salta, para hacer conexión hacia la ciudad de Mar del Plata.
El nieto del pasajero Hugo Holzwarth había solicitado asistencia especial para el pasajero de 83 años, que tiene “problemas para caminar” y en algunas oportunidades “se pierde un poco”. Pero los planes salieron bastante mal y casi les agarra “un ataque de nervios”.
El lunes, alrededor de las 17.50, el abuelo aterrizó en Buenos Aires en el vuelo AR 1461 y tenía que esperar el próximo avión (AR 1610) hacia Mar del Plata a las 20.50. “Eran un par de horas por eso fuimos a acompañarlo, pero nunca salió por donde nos dijeron. Esperamos porque nos aseguraron que siempre había demoras en las asistencias, pero esperamos una hora y media sin novedades”, le contó Sebastián Michan a TN.com.ar, tras enviar su denuncia a TN y la Gente, el portal de periodismo ciudadano.
“Les grité que no estábamos hablando de una valija Samsonite azul, estábamos hablando de un ser humano”.
Según relató indignado, recién 90 minutos “después de insistencia, a los empleados empezaron a moverse y a consultar por handy adónde estaba” su abuelo. La pareja temía que “lo hayan dejado afuera, a la salida, y él se haya tomado un taxi dando la dirección de su casa en Mar del Plata”. Pasaron así, desesperados, unos 45 minutos más. Nadie les daba respuestas, y menos certezas.
Finalmente el matrimonio terminó encontrando a Hugo por sus propios medios. “Él prendió el celular de casualidad y nos dijo que estaba en la Puerta 6. Hicimos tanto lío que nos dejaron subir sin pasajes al pre embarque y ahí encima lo cruzamos porque ya lo estaban bajando”, describió Michan. Se reunieron en la sala de Servicios Especiales.
“Mi abuelo usa mucho Aerolíneas y fue la primera vez que pedimos asistencia porque tuvo un problema de salud reciente y está débil. Fue peor. Nos sentimos totalmente desamparados, les pedí los nombres a los empleados y no quisieron dármelos. Tampoco el libro de quejas porque yo no era pasajero, ni una queja formal pude hacer”, cerró el hombre. Luego el cronograma hacia la Costa siguió sin inconvenientes.
