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01/07/2015 - El Cronista Comercial - Nota - Sup. Transport & Cargo - Pag. 2

Delta Cargo se afianza en el mercado latinoamericano

En la región, llega a 32 países y 52 destinos, con más de 1.500 vuelos semanales hacia los Estados Unidos.

Hay que recorrer el aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta para comprender su envergadura. Es la estación aérea más transitada del mundo por tráfico de pasajeros con cerca de un millón de vuelos atendidos cada año. Aquí Delta Air Lines es la reina. La aerolínea presta servicios a más de 170 millones de pasajeros cada año a 335 destinos en 64 países a través de seis continentes.

En la región, llega a 32 países y 52 destinos, con más de 1.500 vuelos semanales entre América Latina, Caribe y los Estados Unidos. Por ende, su capacidad de bodega para carga aérea es colosal. De eso se ocupa Delta Cargo, una división de Delta Air Lines, responsable del manejo de los envíos de carga en todo el mundo.

Con unos u$s 1.000 millones en ingresos en 2014, Delta Cargo explica el 5% de la facturación global de la compañía, un porcentaje alto en comparación con otras aerolíneas. La ruta entre América Latina y los Estados Unidos es clave para la compañía. Los ingresos por ventas de transporte de carga en este trayecto fueron las mejores para esta división durante el 2014. Asimismo, la cantidad de tonelaje movido por Delta Cargo en América Latina en el 2014 se incrementó un 4% el pasado año en comparación con 2013. La positiva evolución se atribuye a la capacidad de Delta para conectar la carga a través de sus centros en los Estados Unidos, Asia, Australia, Europa y el Caribe.

“Nos destacamos por el nivel de servicios y la agilidad de las conexiones aéreas. Movemos anualmente 2.400 millones de toneladas por año entre los principales centros de operaciones de carga en Ámsterdam, Atlanta, Cincinnati, Detroit, Memphis, Minneapolis- St. Paul, Nueva York-JFK, París- Charles de Gaulle, Salt Lake City y Tokio-Narita”, dijo a Transport & Cargo Abimael Ortiz, director de Delta Cargo para América Latina y el Caribe.

Infraestructura Las instalaciones de carga de Atlanta lo dicen todo. Grandes depósitos para carga seca y 4.200 metros cuadrados para mercaderías con temperatura controlada entre 8 y un grado bajo cero se adaptan a las distintas necesidades de los clientes. En 2012, Delta Cargo invirtió u$s 1,5 millones de dólares en una planta de refrigeración en Atlanta para apoyar su capacidad de transportar de manera segura de productos perecederos a todo el mundo.

“El GPS de localización es un producto express y premium mejorado de Delta Cargo y lo ofrecemos en nuestra red de largo recorrido mundial y los vuelos de Delta Connection. De esta forma se proporciona una etapa adicional de seguridad que permite la supervisión y el seguimiento a lo largo de todo el ciclo de vida del envío”, resaltó Ortiz.

Esta tecnología permite a los clientes ver la información de localización de GPS en el sitio deltacargo.com y controlar variables como la humedad, la temperatura y la exposición a la luz, además de la ubicación.

Delta es la primera aerolínea en recibir la aprobación de la FAA de los Estados Unidos para dispositivos específicos GPS en toda la línea principal y vuelos de Delta Connection, lo que permite a los transportistas la visibilidad crítica de envíos sensibles en ubicaciones remotas o rurales. Delta está trabajando para habilitar el seguimiento GPS en otros envíos como los de animales domésticos, así como para artículos de especialidad como bolsas de golf, caza y las artes de pesca, y los casos de joyería.

“Los aviones de fuselaje ancho realizan envíos de carga más grandes en contenedores y pallets, que pueden manejar entre 1.400 kilos y 5.000 kilos.

Los envíos pueden incluir productos perecederos, electrónica e incluso automóviles. Las unidades de fuselaje angosto son ideales para paquetes más pequeños y por lo general manejan los envíos expresos sensibles al tiempo, tales como suministros médicos y órganos humanos. Planeamos cuidadosamente para localizar el mejor tipo avión en los mercados más adecuados con el fin de maximizar la rentabilidad de cada vuelo. En algunos mercados, los ingresos de carga gradual pueden hacer la diferencia entre un vuelo rentable y uno no rentable. En aquellos casos, cambiar a un tipo de aeronave más grande es una decisión sensata. En última instancia, la rentabilidad impulsa las decisiones de planificación de la red y cualquier cambio en la aeronave debe ser justificada por un nivel requerido de los ingresos de pasajeros y carga”, resaltó Abimael Ortiz.

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