buscador

19/07/2015 - La Gaceta - Tucumán - Nota - Economía

Los subsidios que subsidian

Una tarea tan simple como observar con detenimiento las facturas de luz, de gas o de agua corriente que se paga cada bimestre, le ayudaría a cualquier habitante a tener una idea aproximada del desquicio fiscal y financiero de la Argentina. En las boletas se especifica el “subsidio del Estado nacional” con el que el usuario es periódicamente beneficiado. Ese subsidio es financiado con una carga impositiva con la que se grava, entre otros bienes y servicios, la luz, el gas y el agua que el mismo usuario paga con la misma factura.

No hay discurso redistributivo que valga: la misma persona, en la misma factura, paga el subsidio que recibe. El criterio utilizado es una incógnita: en algunos casos el monto del subsidio supera a la carga impositiva y en otros es a la inversa; en los servicios de electricidad y agua corriente, los subsidios se aplican antes que los impuestos, pero en los de gas sobre los impuestos ya cobrados...

En definitiva, cada subsidiado es a la vez un subsidiario. Y lo peor de todo, de sí mismo. Pero como toma con absoluta naturalidad que los impuestos son una parte intrínseca del precio final, ni se da cuenta. Después de todo, en el último cuarto de siglo el IVA aumentó cuatro veces y al pasar del 13% al 21%, se llevó uno de cada quince meses trabajados por los argentinos. Sin piquetes ni cacerolazos de protesta. Se aclaró en el inicio que la lectura de las facturas daría una idea aproximada del problema, que está lejos de agotarse en una cuestión de economía familiar. Porque un esquema similar se da a una mayor escala, con provincias subsidiadas y subsidiarias a la vez. Es que gran parte de esos subsidios están destinados a quienes viven en el Gran Buenos Aires, pero al ser pagados por el Estado nacional, lo hacen a costa de todos los argentinos, vivan en Jujuy, en Misiones o en Tierra del Fuego.

El ejemplo más claro se tuvo hace nueve años con la reestatización del servicio de agua corriente en el área metropolitana y en la provincia de Santa Fe. Desde entonces, los santafesinos subsidian a los usuarios porteños y bonaerense, mediante el pago de impuestos nacionales. La empresa recibió en concepto de subsidios, en números corrientes sin actualizar, unos $ 31.000 millones en siete años, de los que los santafesinos aportaron su parte. Pero la gentileza no es correspondida con los usuarios santafesinos, que no recibieron un centavo del presupuesto nacional.

Pero antes de embarcarse en una gesta contra el avasallamiento del federalismo, conviene detenerse a analizar la contracara de los ejemplos anteriores y comprobar cómo los subsidiados se transforman en subsidiarios (o viceversa, ya que estamos). Cada día, desde hace ocho décadas, la Nación distribuye parte de la recaudación impositiva entre las provincias según criterios que fueron variando en el tiempo, dentro del esquema de Coparticipación Federal. A grandes rasgos, las jurisdicciones económicamente más fuertes (Capital Federal y provincia de Buenos Aires) aportan más de lo que reciben en ese reparto.

En 2014, los bonaerenses recibieron $ 60.000 millones menos que los que aportaron a los recursos que se distribuyeron entre todas las provincias. No está de más recordar que este esquema rige desde el 1 de enero de 1935. Un plazo más que prudencial para poder evaluar que su supuesta eficacia deja mucho que desear. A lo largo de 80 años sirvió para que los habitantes pobres de las provincias ricas subsidien a los ricos de las provincias pobres.

Los datos del primer trimestre del año muestran que ante los $ 659,3 millones destinados a las pensiones para ex combatientes de Malvinas, para Aerolíneas Argentinas hubo casi el doble, con $ 1.343 millones. Los $ 6.273 millones de la Asignación Universal por Hijo son poco más que la quinta parte que los $ 27.900 millones que se llevaron Cammesa y Enarsa. Nada pueden hacer los $ 221,7 millones de los subsidios para atender la lucha contra el Sida y otras enfermedades de transmisión sexual con los $ 5.785,5 millones asignados a los colectivos. No hace falta recordar los beneficios que tiene el que parte y reparte. Al lado de los responsables de este desquicio, Paul Singer es apenas un monotributista.

D'Onofrio 158 - (1702) Ciudadela - Buenos Aires - Argentina - Teléfono: +54 011 4653 3016/19/19
aviones@aviones.com
pie_linea
cartel_apta