A pesar de lo que dicen los directivos de la empresa, Aerolíneas Argentinas, además de mantenerse con subsidios que pagamos todos los argentinos, es ineficiente para cubrir las necesidades y muchas veces se ve colapsada, como sucedió al inicio de las vacaciones de invierno.
A pesar de lo que dicen los directivos de la empresa, Aerolíneas Argentinas, además de mantenerse con subsidios que pagamos todos los argentinos, es ineficiente para cubrir las necesidades y muchas veces se ve colapsada, como sucedió al inicio de las vacaciones de invierno.
VIERNES, 31 DE JULIO DE 2015 EDICIÓN IMPRESA
Por una cuestión de nacionalismo, en general no fue mal recibida en su momento la estatización deAerolíneas Argentinas, a pesar de las advertencias que surgían de parte de quienes conocían con suficiente capacidad sobre el tema.
Pero el problema se multiplicó cuando el Gobierno nacional decidió no dejar en manos de esos profesionales el manejo de la compañía aérea sino derivarlo hacia jóvenes inexpertos cuya mayor virtud fue pertenecer a un movimiento interno del Frente para la Victoria, liderado por el hijo de la presidenta de la Nación.
Y así nos fue. Porque el relato (la palabra verso podría caer demasiado despectiva, aunque no alejada de la realidad) se cayó rápidamente cuando, por una cuestión estacional, como las vacaciones de invierno, aumentó la demanda de pasajes.
En ese momento nos dimos cuenta de que no todo era como la vendían quienes conducen AA, sino que comenzaron a aparecer los baches que sacaron a la superficie los errores que se venían cometiendo a lo largo de la gestión. La propia empresa, a través de un comunicado, reconoció que en sólo cuatro días hubo 103 vuelos cancelados y 7 reprogramados.
A pesar de las declaraciones de normalización que surgían de parte de los directivos, los hechos demostraban que la realidad los superaba, con miles de personas reclamando tanto en Aeroparque como en Ezeiza y también en las terminales del interior del país.
A esas cifras deben agregarse los vuelos que salieron con demoras y que multiplicaron el problema para aquellos que tenían combinaciones con otros vuelos hacia el exterior del país.
Otro de los aspectos serios de lo ocurrido fue la falta de autocrítica por parte de los directivos de Aerolíneas Argentinas. Su titular, el joven camporista Mariano Recalde, aseguró que se había montado un show mediático en torno de los vuelos de la empresa y dijo que sólo hubo reprogramaciones de vuelos.
Lo que no advirtió fue que no todos los pasajeros llegaron a los destinos fijados y el mejor ejemplo fue el de un medio centenar de mendocinos que, en lugar de bajar en El Plumerillo lo hicieron en el aeropuerto de San Luis y, desde allí, trasladados en taxi hasta nuestra provincia, con el gasto consiguiente por parte de la empresa.
Recalde tampoco tuvo en cuenta que de la planilla de salidas que publica Aeropuertos Argentina 2000 en su sitio web, quedaba en claro que los vuelos de Aerolíneas Argentinas y Austral salieron con una demora mayor a la de otras aerolíneas.
Esa planilla indicaba que, en Ezeiza, quienes tomaron alguno de los 13 vuelos de AA o de Austral (entre sábado y martes de la primera semana de vacaciones de invierno) tuvieron un promedio de demora de 38 minutos, mientras el promedio de los 17 vuelos de las restantes aerolíneas fue de 13 minutos. En el caso de Aeroparque, mientras el promedio de demora de AA y Austral fue de 28 minutos, el de las demás aerolíneas fue de 18 minutos.
También merece destacarse el déficit de la empresa, que es cubierto con subsidios de parte del Gobierno nacional, lo que en los hechos determina que los más de 40 millones de habitantes de este suelo deban sostener las pérdidas de una empresa que transporta a algunas decenas de miles de argentinos, tanto en el interior del país como hacia el extranjero.
De acuerdo con una denuncia formulada por la candidata presidencial de Progresistas, Margarita Stolbizer, el déficit de Aerolíneas ocupa cinco veces más que todo el Presupuesto del Ministerio de Industria (incluyendo en ellos el presupuesto del Instituto de Tecnología Industrial). Debe agregarse que, hasta mayo, AA había recibido el doble de subsidios que en el mismo período de 2014, con un total de 1.868 millones de pesos, equivalentes a 12,4 millones de pesos por día.
Resulta indudable que hay algo que no funciona dentro del esquema planteado respecto de Aerolíneas Argentinas. Que está afectando a los millones de argentinos que aportan al Estado y que deja malhumoradas a las decenas de miles de personas que tienen problemas para viajar. Un tema que deberá enfrentar, y solucionar, la próxima gestión gubernamental porque, tal como están dadas las cosas, el actual Gobierno no piensa modificar.
