Recientemente se realizó en la ciudad de Rivadavia el festival aeronáutico Mendoza Vuela, un interesante acontecimiento que sirvió de marco al lanzamiento de una nueva fábrica de aviones en suelo mendocino, Aerotec, en asociación con el grupo Tecnam, basado en Capua (Italia).
Sin restarle importancia a la reunión aérea ni al logro de la familia Cardama de empezar a ensamblar pequeñas aeronaves, estas líneas están dedicadas a un hecho que también se vivió en el aeródromo del este.
Durante la exposición fue presentada una réplica del avión Douglas DC-54 matrícula TC-48, que hace medio siglo se perdiera en Costa Rica con 68 personas a bordo, la mayoría integrantes de la Promoción 31ª de la Escuela de Aviación Militar de Córdoba. Es la mayor tragedia de la aeronáutica militar y uno de los grandes misterios de la aviación mundial.
El autor del ingenioso modelo es el aeromodelista mendocino Daniel Gómez, quien, por rara casualidad y siendo un chico, estuvo en la losa de la pista de la IV Brigada Aérea la jornada en que el cuatrimotor partía hacia su viaje sin retorno. Lo había llevado al aeropuerto su padre, por entonces director de una escuela nacional apadrinada por la Fuerza Aérea.
Con la ayuda de un maestro del aeromodelismo argentino, Juan Carlos Sorgetti, y de Cecilia Viberti, la cordobesa hija de uno de los pilotos de la nave siniestrada (Esteban Viberti) y tenaz buscadora de la aeronave argentina, nuestro comprovinciano logró plasmar una copia exacta de la máquina, de 2,60 metros de envergadura, 8 kilogramos de peso, y en escala 1/14 sobre planos canadienses. Todavía no tiene autorización para volar.
Ese pequeño avión hizo su presentación en Mendoza Vuela y varios de los asistentes lo reconocieron y se interiorizaron de su historia y leyenda.
De esa manera y simbólicamente se dio inicio al cincuentenario del extravío del antiguo DC 4, cuya fecha culminante se cumplirá el próximo 3 de noviembre, día en que se perdió. El objetivo fue evocar la tragedia y también ser un elemento recordatorio en este medio siglo que empieza a cumplirse.
Las familias de los desaparecidos, entre ellas las de los 3 cadetes mendocinos caídos (Juan Domingo Alguacil, Juan José García y Enrique Miguel Páez) esperan un postrer gesto del gobierno argentino de intentar una intensa y tal vez última búsqueda de la aeronave y su valiosa carga humana.
Por ahora esa misión la cumple, periódicamente y de manera humanitaria, un grupo costarricense encabezado por el rescatista y geólogo Wilfredo Rojas, una de las personas que más ha buscado al TC-48.
Esto de ver el TC-48 así, impecable, imponente a pesar de su escala 1/14, me impresiona mucho, dijo la inquebrantable Cecilia Viberti al conocer el trabajo del aeromodelista cuyano. La mayor emoción, por el alto significado que traerá consigo, será verlo despegar, volar y aterrizar en suelo argentino.
Como un sueño que no pudo ser, como si el TC-48 sólo hubiera estado demorado (delayed) y llegara finalmente con 50 años de atraso. Ahora que veo este impecable aeromodelo pienso cómo estará el original... roto, oxidado, cubierto de musgo bajo un cielo extranjero, acunado por el ruido de una selva ajena... ¡quién sabe dónde!
