Entre 2009 y fines de este año habrá recibido $ 25.910 millones, mientras que los pedidos al Congreso fueron por $ 17.470 millones; ya gastó 97% de lo disponible para 2015
Pablo Fernández Blanco
Siete años después de la toma de control por parte del Gobierno, los números muestran que la administración estatal a cargo de Aerolíneas Argentinas chocó con la misma piedra de manera insistente en cada período. Aunque Julio Alak y Mariano Recalde, sus dos principales gestores desde 2008, hicieron promesas sobre el tema, desde que la línea aérea de bandera pasó a la órbita del Estado nunca abandonó su dependencia de los fondos que le transfiere el Tesoro. Más aún: si se toman en cuenta los recursos que el Gobierno le habrá girado desde 2009 (primer año completo de conducción pública) hasta el último día de este año, se concluye que la empresa requirió en promedio un 48% más de lo previsto al inicio de cada período. Así surge del cruce de datos del Ministerio de Economía.
El Gobierno envía todos los años al Congreso el proyecto de ley de presupuesto, que estima las necesidades de la Nación para el período siguiente. El kirchnerismo mostró una gran destreza para gastar más y distinto a lo aprobado por los legisladores, algo que se corrobora en el caso de Aerolíneas y Austral.
Desde 2009, la presidenta Cristina Kirchner le pidió al Parlamento que autorice fondos para la compañía por $ 17.470 millones. Sin embargo, el gasto total en el mismo período de la empresa que maneja Recalde fue de $ 25.910 millones.
Es probable que la brecha se estire un poco más durante las últimas semanas de la Presidenta en la Casa Rosada. Sucede que esa cifra incluye los $ 4796,57 millones que Aerolíneas tiene como crédito disponible para este año. Pese a que su partida registró un incremento cercano al 50% en 2015, a esta altura de noviembre usó el 97% de esos recursos, por lo que posiblemente requiera nuevas asistencias del Estado para seguir funcionando.
Ante la consulta de LA NACION, la empresa no hizo comentarios.
"El gran problema de Aerolíneas es que no maneja sus costos. ¿Cómo puede ser que en un contexto en que el combustible es el más barato de la historia y con casi un monopolio en el mercado de cabotaje suban cada vez más sus gastos?", cuestionó Diego Fargosi, abogado especialista en derecho aeronáutico. Apuntó otro problema: cuanto más vuela, más pierde. "Nos dicen que lleva cada vez más pasajeros, pero necesita más plata", explicó.
Inversión y gasto
Los miles de millones de pesos que rodean a Aerolíneas pueden llevar a confusiones, ya que no todas las transferencias que le hace el Estado deben considerarse gasto sin más, porque parte de esos recursos se destina a inversiones, como la compra de aviones.
La administración pública no exhibe datos actualizados al respecto, pero se pueden inferir. La ley de presupuesto para este año, cuyas asignaciones de partidas la Jefatura de Gabinete modificó varias veces, muestra que la empresa tenía previsto destinar a inversiones $ 300 millones, poco más del 9% de los recursos totales que esperaba recibir del Estado. Son las cifras que están en el programa Formulación y Ejecución de Políticas de Transporte Aerocomercial según la aprobación del Congreso.
En términos operativos, la empresa mostró una mejora evidente durante la gestión estatal. Según sus últimas cifras, en el primer semestre del año transportó casi 525.000 pasajeros más y anotó un incremento mayor al 18% en dólares en ventas, que superaron los US$ 1000 millones. Eso no le permitió, sin embargo, revertir en ningún momento la dependencia de las arcas públicas. Es posible que este año los aportes del Estado, en pesos, alcancen un nuevo récord, dado que apenas le falta gastar otros $ 52 millones por encima de lo previsto para llegar a la marca de 2014.
En marzo pasado, Recalde hizo una presentación en el Congreso para mostrar su gestión. Sostuvo que "el objetivo es dejar una empresa ordenada y con un plan a largo plazo". En la misma exposición reconoció que no manejó los destinos de Aerolíneas según una lógica comercial, tras la búsqueda de rentabilidad o, dicho de otra manera, con el objetivo de eliminar los aportes que la empresa recibe del Estado. "Si conectar y poner vuelos desde las provincias hacia la Capital Federal es poco conveniente en lo económico no nos importa; vamos a mantenerlo", explicó.
Recalde insistió entonces con que "es un mito que Aerolíneas pierda cada vez más plata". Por lo que se podría decir que los objetivos de los gestores de la línea aérea de bandera cambiaron con el tiempo. En julio de 2013, el mismo funcionario les había dicho a un grupo de correligionarios en un local del Frente para la Victoria en Palermo que "antes de 2015 la empresa registrará superávit", una meta imposible a sólo semanas del fin de año.
