"Su atencion por favor, se comunica que el vuelo ... de Aerolineas Argentinas se encuentra cancelado" : éste será uno de los cientos de anuncios de demoras y cancelaciones que se van a escuchar en el inicio de la temporada de verano 2015/2016 en todos los aeropuertos donde opera la compañía aérea estatal.
Ya ocurrió en las vacaciones de invierno, con cientos de pasajeros varados, esperando por vuelos que nunca despegarían.
Es una situación recurrente, más que frecuente, desde que La Cámpora se hizo cargo de Aerolíneas Argentineas (AR) y Austral; el 16 de julio de 2009. Y que se va a agravar cuando las nuevas autoridades tomen el control de la compañía, y deban afrontar la sobreventa escandalosa y la postergación de vencimientos de aeronaves y tripulaciones. Un regalo para el nuevo gobierno.
A Mariano Recalde, el Estado Nacional le transfiere mas de $400 millones mensuales, en concepto de subsidios, pero él pierde US$ 2.600 millones contra los US$ 1.900 millones que factura, generando un déficit de US$ 2 millones diarios.
La empresa aerocomercial de bandera recibe del Estado Nacional el equivalente para comprar 2 empresas del tamaño, por ejemplo, de Air France KLM, que tiene 300 aviones. Pero AR tiene una flota de apenas 77 aeronaves.
Sin el respirador artificial (los millones de pesos que la Casa Rosada le transfiere) la compañía aérea no podría despegar sus aviones.
Sus pasivos superan ampliamente a los activos porque desaparece el dinero, consecuencia de que los fondos que le asigna el Estado se utilizan para financiar el déficit y pagarle a los 6.000 empleados que contrató Reclade, todos militantes de La Cámpora. De aplicarle la Ley de Contabilidad, la empresa se encuentra técnicamente quebrada.
Un ejemplo de los negocios que impactan negativamente en las finanzas de la Aerolíneas es la contratación del hotel de Cristina. Los datos recogidos por la Justicia muestran que la empresa de bandera contrató mas de 35.000 habitaciones en el Hotel Alto Calafate, desde el año 2008. El alquiler de esas habitaciones tuvo un costo de US$ 2.543.648.
Los números no cierran: la tripulacion es de 6 personas, si durmieron por cada noche de los 7 días de la semana desde 2008, se descubre que la línea aérea contrató habitaciones a cuenta de más de 15 años.
El nuevo gobierno deberá investigar, realizando una auditoría que transparente la gestión de la empresa y se expida sobre las sospechas de negligencias en la administración de los muchachos de La Cámpora. También habrá que conocer la verdad sobre la compra de los 20 aviones Embraer 190 firmados por el saliente ministro de Justicia, Julio Alak, cuando era el N°1 de Aerolíneas. El juez federal Sergio Torres ya investiga si se pagó un sobreprecio: la erogación por las aeronaves sumó US$ 35 millones por cada avión cuando en el mercado su precio no superaban los US$ 30 millones por unidad.
Pero Aerolíneas no sólo tiene un problema de déficit comercial. También padece un problema de cultura de trabajo, y otro de ausencia de definición acerca de su rol estratégico en el mercado aerocomercial.
En AR fracasó Iberia, que pagó por la compra más de US$ 1.200 millones. Tambien falló American Airlines, aún cuando puso al frente de la aérea a ejecutivos argentinos de prestigio. Y también capotó el Grupo Marsans, que traía la experiencia en la gestión de la empresa aérea Spanair y que al hacerse cargo era un gran operador turístico que transfería sus pasajeros a Aerolíneas y Austral.
Hay que trabajar mucho para que Aerolíneas se convierta en una empresa que no le genere gastos al Tesoro y que conecte los cielos del país como herramienta esencial en la industria del turismo.
