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21/09/2015 - La Nación - Nota - Economía & Negocios - Pag. 3

RELACIONES GREMIALES De las peleas a los socios estratégicos

Las empresas asimilan que una buena articulación con el sindicato es necesaria y hasta puede traer un beneficio mutuo.

Paula Urien LA NACION

De manera pendular, las relaciones con los gremios pasaron por todos los estados. "De la época de Perón, cuando se pusieron de relieve, a la última dictadura, cuando no hubo posibilidad de convenios colectivos, hubo las más diversas fases de negociación o falta de ella", dice Santiago Senén González, autor junto a Fabián Bosoer de Breve historia del sindicalismo argentino.

Cuestionados, sobre todo sus dirigentes por enriquecimiento más oscuro que claro (aunque no todos, aclara Senén González) y por una gestión sin recambio, no fueron santo de devoción de empresarios que preferían "cortarse solos" a la hora de la relación con los empleados.

Sin embargo pasaron a ser protagonistas durante los últimos años, inflación mediante y con aval delMinisterio de Trabajo, y se pusieron al frente de la lucha por mantener el poder adquisitivode los salarios. Tanto, que los trabajadores convencionados en su mayoría le ganaron a la inflación durante este gobierno, bueno por un lado, pero peligroso por otro, porque el costo salarial se disparó y la Argentina perdió competitividad con respecto a la región, con lo que se retrajeron las inversiones privadas.

Otra música escuchan quienes están fuera de convenio, que vieron caer su poder adquisitivo hasta llegar al solapamiento: jefes que ganan igual o hasta menos que sus subordinados.

Como resultado se produjo (y está en pleno auge) la "rebelión de los jefes", que también están en proceso de inscripción para ser representados por un gremio, algo impensado hace una década, cuando los jerarquizad os estaban totalmente alineados con la estrategia empresarial.

La mirada de los hombres de negocios hacia los representantes gremiales cambia. Durante un encuentro reciente de Relaciones Institucionales de Idea, el director de Ledesma, Federico Nicholson, contó una experiencia que da cuenta de esta transformación. "Hace 25 años tuvimos un conflicto muy serio en la fábrica de papel y nos empezaron a hacer paros por turno. Había una relación muy mala con el sindicato.

Hasta que nos dispusimos a hablar con el representante gremial y nos dimos cuenta de que era un gran tipo.

El problema era que nuestro gerente no lo recibía, lo hacía esperar, lo maltrataba", repasó.

Un paso más allá, Isela Costantini, CEO de General Motors para la Argentina, Uruguay y Paraguay, dijo en el 2o Congreso de Gestión de Capital Humano (organizado por la consultora Assistem) que es fundamental crear puentes con los delegados gremiales.

Por eso tiene reuniones dos veces al año con ellos, para hablar de la realidad del negocio, la situación financiera y su rentabilidad con sinceridad. "Antes se rechazaba de plano que se conozca la situación económica de la empresa", dice el experto en sindicalismo. "Pero hoy hay algunos sectores que tienen un mayor acercamiento, en parte porque hay más conocimiento de las relaciones laborales. Aunque, por supuesto, está también la ultraizquierda, que siempre pide el doble de lo que tiene", añade.

Como resultado, las universidades también ponen el foco en acercar posiciones desde la comprensión mutua. Hace unos días, por ejemplo, el IAE Business School organizó un encuentro llamado "La alta dirección argentina con ansias de construir relaciones sustentables con los sindicatos", y tuvo como invitado a Facundo Moyano, diputado del Frente Renovador. Los puentes siguen en construcción.

Un negocio CON DOS CARAS

Más confianza

Aunque es inevitable que a veces se miren de reojo, empresarios y gremialistas intentan una convivencia lo más armoniosa posible. Hoy sucede lo impensado, las compañías comienzan a sincerar sus balances para que los pedidos no sean irracionales.

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