Las empresas afirman que no subirán los pasajes, aunque admiten que habrá precios diferenciales
Con el fin de "compensar los desequilibrios que se advierten en el ámbito del transporte aerocomercial", el Gobierno resolvió suprimir las tarifas máximas de referencia que se aplicaban a los vuelos de cabotaje. Las empresas, que reclamaban la medida desde 2008, aseguran que las tarifas no van a aumentar, aunque admiten que podrán aplicar precios diferenciales según los servicios y la anticipación de la compra.
"La norma es auspiciosa. Permite que si un empresario decide un lunes a la mañana comprar un pasaje pague un precio mucho mayor que la persona que se tomó el trabajo de sacarlo con anticipación", advierte Diego Fargosi, presidente de la Cámara de Líneas Aéreas de la República Argentina entre 2007 y 2009.
En el decreto 294/2016 que se publicó ayer en el Boletín Oficial con la firma del presidente Mauricio Macri y del jefe de Gabinete, Marcos Peña, se indica que la iniciativa busca fortalecer y desarrollar el sector y alentar la incorporación de nuevas empresas en el mercado.
La liberación de las tarifas máximas es un primer paso para una mayor apertura, indican en la industria aerocomercial. La segunda pata sería llamar a audiencias públicas para otorgar rutas aéreas y que nuevas compañías puedan operar en el país.
No se otorgan nuevas licencias desde 2005, aunque para las empresas tampoco resultaba muy atractivo entrar al mercado con un tope a las tarifas que podían cobrar. Esta medida, entienden los expertos, les daba a las autoridades un alto grado de discrecionalidad para limitarles a las compañías aumentar las tarifas cuando los costos crecían al ritmo de la inflación.
El mercado aerocomercial de cabotaje hoy está dominado por Aerolíneas Argentinas, que junto con su vinculada Austral manejan el 74%, y LAN que tiene el 26% con 14 destinos nacionales. El Gobierno deberá regular que no haya abusos, ya que 18 rutas sólo las comercializa la empresa estatal.
En Aerolíneas aseguran que la eliminación de los topes máximos en las tarifas permite trabajar mejor las fluctuaciones del mercado, en función de las altas y bajas en las temporadas y horarios pico. "Este nuevo escenario es un paso en el sentido correcto, dado que abre las puertas para replantear nuestra política tarifaria, siempre respetando las bandas de precio inferiores y brindando a los pasajeros más opciones de precio para viajar", sostuvo Felicitas Castrillon, gerente de Comunicación de la línea aérea de bandera.
Fargosi opinó al respecto: "Es un beneficio especialmente para Aerolíneas, que con una buena gestión va a poder mantener los mismos pasajeros y a la vez, mejorar sus ingresos. Eso a la larga significa menos subsidios para la empresa".
Fuentes de la industria indicaron a LA NACION que "al eliminar la tarifa máxima, el cliente tiene más disponibilidad de elegir los servicios que quiere contratar, es decir, cuántas escalas realizar, las valijas que lleva, el entretenimiento a bordo. A la vez, las empresas no tenían mucho margen para cambiar las tarifas según la antelación de compra de los usuarios."
"En ningún lugar del mundo se trabaja con techos de tarifa, es la competencia y el mercado los que imponen el máximo. Si colocás el valor del pasaje muy alto, nadie lo va a comprar. La tarifa mínima no se eliminó porque con una inflación del 30% ese piso quedó obsoleto", manifestó un ejecutivo del sector.
Hasta ahora había una "tarifa de referencia" (el valor mínimo de los pasajes), una "tarifa máxima I" (que se aplicaba a los pasajes comprados con una anterioridad mayor a los 10 días corridos) y una "tarifa máxima II", que era la que las aerolíneas podían cobrar a quienes compraban su pasaje dentro de los 10 días corridos previos a la fecha del vuelo (los pasajes vendidos a esta tarifa no podían superar el 30% de la capacidad del avión).
Las tarifas mínimas comenzaron a aplicarse en septiembre de 2002 para garantizar condiciones de seguridad y rentabilidad en un mercado deprimido por la recesión de la economía en 2001 y los altos costos que afrontaba el sector por la devaluación.
