Los anuncios sobre los primeros pasos de las low cost en la Argentina –Flybondi, por caso, que aún está definiendo aeropuertos operativos y tiene que solicitar autorización para las rutas que pretende volar–, sumado al ingreso de Copa Holdings en el mercado de bajo costo en Latinoamérica de la mano de la empresa Wingo –comenzará a volar en diciembre–, provocan revuelo en el público viajero y también en el resto de las compañías aéreas.
La semana pasada, Isela Costantini, presidenta de Aerolíneas Argentina, anticipó en una nota de TN que si hay aeropuertos que ofrecen condiciones tarifarias especiales a las empresas de bajo costo, ella también las quiere para su compañía.
Por su parte, LATAM anunció hace pocos días un “nuevo modelo de viaje” para el próximo año y en los vuelos domésticos de los seis países en donde opera. Se trata, en realidad, de aplicar ciertos lineamientos típicos de las low cost: no significa que rebajará las tarifas de sus pasajes aéreos estrictamente, sino que comenzará a cobrar los servicios “extra” por separado, como el despacho de valijas, comida a bordo, cambios de pasajes o ubicaciones preferenciales.
“Este modelo busca satisfacer las necesidades del pasajero actual que valora que el viaje sea expeditivo, sencillo y eficiente, pagando sólo por los servicios que va a utilizar”, señaló Enrique Cueto, CEO de LATAM y agregó: “Con el nuevo modelo esperamos aumentar hasta un 50 por ciento los pasajeros transportados al 2020”.
