Familiares y amigos de los tripulantes se movilizaron en Bragado y Lincoln para pedir por los tres jóvenes desaparecidos a bordo de una aeronave hace 20 días. La ANAC informó que ya rastrillaron “más de 350 mil kilómetros por aire y 17 mil por agua sin resultados positivos”, por lo que continúa la búsqueda.
El pasado 24 de julio, la aeronave Mitsubishi matrícula LV-MCV desapareció de los radares a poco de despegar del aeropuerto de San Fernando con tres personas a bordo: Matías Ronzano (piloto), Emanuel Vega (copiloto) y Matías Aristi, pasajero e hijo del dueño de la avioneta. Desde entonces, nada se sabe de ellos, por eso ayer hubo marchas en Lincoln -donde viven Ronzano y Vega- y Bragado -de donde es oriundo Aristi- que partieron simultáneamente a las 19.30 desde las plazas Rivadavia y 25 de Mayo bajo el lema “Yo voto porque ellos aparezcan”, y con la consigna de llevar una vela encendida, infomró hoy el diario El Dia de La Plata.
Al respecto la ANAC informó también que “además del rastrillaje de las aeronaves, personal del Centro de Operaciones de Búsqueda continúa examinando las más de 400 imágenes digitales generadas por los drones que volaron y fotografiaron las zonas definidas”. En la búsqueda intervienen 54 patrullas de reconocimiento de Prefectura Naval Argentina y las Armadas argentina y uruguaya (entre embarcaciones y motos de agua), mientras que por tierra se desplegaron equipos tácticos de las Unidades de Operaciones Especiales de Gendarmería Nacional y Prefectura Naval “que volvieron a patrullar las zonas y nuevamente tomaron contacto con los pobladores para seguir sumando información”, afirmaron.
Cabe destacar que, además, dos ecosondas, una española y otra de Gendarmería Nacional, fueron incorporadas a la búsqueda del avión tras su desaparición poco después de la partida desde el Aeropuerto de San Fernando. Una de las herramientas de búsqueda, cuyo nombre técnico es sonar, pertenece a Gendarmería Nacional y se sumó a los que ya estaban en actividad dentro del operativo a cargo de Prefectura Naval. El otro, que llegó desde España, fue instalado en uno de los buques destinados a la búsqueda de la aeronave, un sonar de alta precisión utilizado para la búsqueda en alta mar que tiene la capacidad de buscar aún 20 metros por debajo del lecho.
