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18/12/2017 - Clarín - Nota

Creció la demanda de pilotos de drones y los cursos oficiales tienen lista de espera

LR


Cada vez más gente se capacita para comandar robots aéreos, cuyos usos se multiplicaron. Los que obtienen la licencia profesional luego ganan más de $ 5.000 por jornada de trabajo. sociedad@clarin.com

Ni bombero, ni médico, ni maestro; dentro de poco, muchos niños responderán al clásico “qué querés ser cuándo seas grande” con una profesión atípica que ya comenzó a despegar en la Argentina: la de piloto de dron. Sucede que los drones, también llamados Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT), dejaron ya de ser simples juguetes. Tienen cada vez más usos comerciales, que van desde filmaciones hasta tareas de vigilancia, inspecciones, relevamientos de terrenos y búsquedas de personas, entre otros (ver aparte). Pasaron, entonces, a ser una atractiva fuente de trabajo que demanda personal capacitado.

Pero no cualquiera puede pilotear un dron. Cuando se usan aparatos con fines profesionales, se necesita una licencia de operador que emite la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC). El primer paso para obtenerla es hacer un curso en un instituto autorizado, donde se prepara a los alumnos para aprobar un examen.

Luego, se realiza una evaluación psicofísica y recién entonces se tramita la habilitación ante la ANAC.

“La cantidad de inscriptos creció de manera exponencial. Arrancamos en 2011 con cursos de 4 a 8 personas, y hoy tenemos de 60 a 150 alumnos en cada uno. En total, este año ya tuvimos 850 alumnos”, señala Martín Rubén Martín, director del centro privado de instrucción aeronáutico civil Drones Vip.

La Universidad Tecnológica Nacional (UTN), la otra institución que ofrece capacitación sobre el tema con aval de la ANAC, pasó de tener 70 alumnos en 2016 a 100 en 2017 en su "Especialización Profesional en Pilotaje de Drones": un 43% más. Y ya tiene más de 100 anotados en lista de espera para la edición 2018, cuya inscripción aún no arrancó.

Los alumnos se multiplican a medida que lo hacen la demanda de pilotos, y sus honorarios. La jornada de trabajo se paga hoy cerca de $ 5.000 y puede superar los $ 10.000 según la complejidad de las tareas y los equipos requeridos. “Para casi todos nuestros alumnos es una salida laboral.

Profesiones como las de fotógrafos, agrimensores e ingenieros, pronto van a ser impensadas sin el uso de drones”, indica Martín.

Darío Urunaga fue testigo de esa transformación. Es licenciado en Seguridad y manejar drones se volvió parte de su trabajo cotidiano. "Yo venía haciendo trabajos con drones que no requerían pedir autorización para volar, pero empezaron a surgir otros que sí lo requerían y necesitaba sacar la licencia”, cuenta este flamante piloto, recibido en septiembre en la UTN. Ahora, explica, tiene distintos tipos de drones y los usa para tareas como controlar accesos y detectar intrusiones. "Se paga bien -asegura-, pero rinde si lo aplicás en una tarea que ya desarrollabas." Más que en cuestiones prácticas del manejo del equipo, la capacitación hace foco en la seguridad del espacio aéreo, ya que un uso indebido puede afectar la actividad aeronáutica y hasta causar accidentes. Fue lo que casi sucedió el mes pasado, cuando un dron impactó contra un avión de Aerolíneas cerca de Aeroparque.

“Generar una cultura de seguridad es fundamental para la actividad, pero la mayoría de los alumnos vienen de otras profesiones. Entonces, desconoce esta importancia”, explica Destéfano Bueno, docente de la materia Teoría de la Navegación y Tránsito Aéreo en la UTN.

Para recibirse de piloto de dron, hay que cursar materias de Meteorología, Física, Electrónica y Legislación, entre otras. Es porque los profesionales deben estar preparados para hacerles frente a escenarios complejos, como factores climáticos adversos, fallas de batería, pérdida de conectividad entre el mando y el equipo o choques con pájaros. "Son situaciones frecuentes que hay que manejar para evitar accidentes”, indica Martín.

La cantidad de cursos vinculados a la temática también crece y se diversifica.

En Drones Vip, por ejemplo, separan las cursadas según el tipo de equipo que se quiera pilotear (de ala fija, de ala rotativa o aerostático) y también por finalidad (dictan uno de Fotografía Aérea y otro de Legales).

Si bien la cantidad de personas que realizaron el curso creció a pasos acelerados, por ahora sólo 514 pilotos tramitaron la habilitación ante la ANAC.

Es decir, que muchos alumnos se reciben, pero no todos aplican luego los conocimientos (o bien lo hacen de manera irregular).

Además del conocimiento y la habilitación oficial, lo otro que se necesita para trabajar es un dron. Según la empresa del rubro RC Online Drone Store, existen modelos profesionales que pueden conseguirse por menos de $ 50.000, aunque otros mucho más avanzados pueden valer alrededor de $ 400.000.

Camila Bohorquez, estudiante de Medios Audiovisuales, fue la primera mujer en recibirse de piloto de dron en la UTN. Y dice estar ahorrando para comprar su primer equipo profesional, que le servirá como un diferencial en su curriculum. "Hoy todas las productoras te piden tomas aéreas, así que decidí hacer el curso. Y aspiro a tener mi propio dron porque, por seguridad, conviene siempre manejar un equipo propio que conozcas muy bien", explica.

“Es cierto que con $ 100.000 se puede comprar un dron para uso profesional, con buenas cámaras y todo, pero pilotearlo no es una tarea para cualquiera. Hay que ser tan riguroso como en la aviación tradicional”, concluye Bueno.

Custodia aérea. Experto en seguridad, Darío Urunaga se graduó de piloto y ahora usa sus cuadricópteros para detectar intrusos a distancia.

EL USO COMERCIAL, REGULADO

En Argentina, el uso de drones está regulado por la resolución 527/2015 de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Allí se establece que: ○ Para pilotear un dron hay que sacar una licencia, salvo que sean de hasta 10 kilos y se usen con fines deportivos o recreativos.

No pueden pilotearse cerca de aeropuertos ni sobre zonas densamente pobladas o con aglomeración de personas, aunque la ANAC puede aprobar excepciones.

En los espacios permitidos, deben volarse a no más de 43 metros de altura sobre el nivel del terreno.

El piloto debe mantener “visibilidad directa y continua” con el equipo que está en el aire. Por eso, están prohibido realizar vuelos nocturnos.

Si el dron les provocara daños y perjuicios a terceros durante su misión, el operador deberá responder ante la Justicia. Por eso, se obliga al piloto a contratar un seguro.

Custodia aérea. Experto en seguridad, Darío Urunaga se graduó de piloto y ahora usa sus cuadricópteros para detectar intrusos a distancia.



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