A poco más de un mes de la salida de Isela Costantini de Aerolíneas Argentinas, el nuevo presidente de la compañía, Mario Dell’Acqua, puso en marcha los motores para darle vuelo al plan de ajuste que le solicitaron desde la Casa Rosada.
El reacomode en la aerolínea de bandera comenzará por el cierre o mudanza de sucursales en el país y el exterior, como así también el desplazamiento de cientos de trabajadores, retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas al fin de alcanzar el reiteradamente declamado “déficit cero”.
Las sucursales que ya no operan o dejarán de hacerlo en el país son las de Bariloche, Puerto Iguazú, San Isidro y la de Cabildo y Congreso, que desde hace unos días ya cerró sus puertas.
En Resistencia, ante la preocupación generalizada que causó la el rumor de cierre de la oficina ubicada en el centro comercial de la ciudad, el gerente de Asuntos Públicos de Aerolíneas Argentinas, Pablo Marcó, aclaró en un comunicado oficial que se trata de un traslado de la sucursal local, que se fusionará con la de Corrientes sin que se produzcan despidos de personal, además de afirmar que “continuará aumentando la oferta de vuelos de cabotaje para conectar cada día a más y mejor a los argentinos”.
Justamente con ese objetivo la empresa aumentó sus vuelos de cabotaje, sumando la ruta con Córdoba a los 24 vuelos semanales.
Una ruta que significara la recuperación de la conexión entre el centro y el NEA, luego de que Aerochaco abandonara la misma en mayo de 2013.
Independientemente de las garantías de estabilidad laboral para el personal, se mantienen los cuestionamientos desde los sectores involucrados, que directamente se verán afectados por una medida que, sin duda alguna, responde a una estrategia de achique o, en el peor de los casos y como muchos temen, conduce a la nueva privatización de nuestra línea de bandera, con todo lo que ello significa.
La presidenta del Instituto de Turismo de la provincia, Mora Dicembrino, manifestó preocupación por algunas políticas del gobierno, “porque entendemos que Resistencia necesita una oficina propia, por ser una ciudad central en el norte del Litoral y su conexión con Córdoba para combinar otros destinos internacionales”
Cabe decir que la medida sume en la incertidumbre a los trabajadores ya que, aun cuando conservaran sus puestos laborales, deberán enfrentar el inconveniente de su traslado diario a Corrientes, entre otras dificultades que también afectarán a los pasajeros que, si bien muchas veces sacan sus pasajes por Internet, acuden a las oficinas por diversas gestiones.
También se verá sensiblemente afectada la enorme cantidad de usuarios que hicieron de este destino, uno de los más importantes del país.
Llama poderosamente la atención que una de las frecuencias más rentables para la empresa estatal recuperada, como lo es el destino Resistencia, se afecte con una medida de esta naturaleza que también involucra, reiteramos, a otras sucursales del país.
Excepto que exista una determinación de poner premeditadamente a Aerolíneas Argentinas en una situación que posteriormente justifique medidas extremas, como una nueva privatización.
Tampoco podemos dejar de citar la inversión privada en el Aeropuerto Internacional de Resistencia y la pública del gobierno provincial mejorando los accesos al mismo, así como la instalación de un Centro de Convenciones, lugar de convocatoria de miles de ciudadanos argentinos que se desplazaron por nuestra aerolínea de bandera.
Está claro que el cierre de la Sucursal Resistencia de es un paso atrás y más en un mercado en expansión.
Nacida en 1950 en el primer gobierno de Juan Domingo Perón, Aerolíneas Argentinas tuvo un rápido desarrollo y en poco tiempo se distinguió como una de las mejores en el mundo.
Al Chaco llegó de la mano de sus primeros agentes, los hermanos Aldo y Efraín Boglietti, que ya eran pioneros de aviación comercial con los hidroaviones que acuatizaban en Barranqueras desde 1941.
Querer borrar a la empresa de la provincia, cuando sus vuelos hacia la capital Federal salen y llegan completos es una clara arbitrariedad que atenta contra la historia de la aviación comercial en la región y contra su identidad cultural.
Una decisión insensata de quienes creen que el Estado debe manejarse como una empresa privada.
