La Administración Nacional de Aviación Civil (Anac) aprobó 135 nuevas rutas aéreas, entre locales e internacionales, para cinco aerolíneas identificadas como de “bajo costo”, llamadas low cost en la jerga del transporte aerocomercial por su nombre en inglés. De ellas, sólo la empresa Andes ya operaba en el país. Las restantes son Alas del Sur, American Jet, Avian y FB (Flybondi).
La necesidad de unir distintas regiones del país sin pasar necesariamente por los hubs (nodos) de Aeroparque o Ezeiza, ambos en Buenos Aires, representa un paso muy positivo para la integración y el desarrollo de amplias zonas de la Argentina.
La operación de esos vuelos revalorizará aún más al Aeropuerto Ambrosio Taravella, de la ciudad de Córdoba, como uno de los centros que permitirán el tráfico aerocomercial hacia el interior y como puerta de salida a diversas ciudades del mundo. También se prevén escalas en los aeropuertos de Villa María y Río Cuarto, hasta ahora con una capacidad reducida de utilización.
El esquema, que estará operativo en unos seis meses, supone también un fuerte desafío para los servicios y costos de las empresas estatales Aerolíneas y Austral.
Sin embargo, cabe a los organismos técnicos específicos velar por el estricto cumplimiento de la calidad de la oferta que efectuarán las empresas.
Las recientes experiencias registradas a nivel internacional obligan a tener un especial celo en los controles técnicos. Las tragedias verificadas en Europa, con una compañía subsidiaria de Lufthansa, y en América latina, con una empresa transportadora de equipos de fútbol que protagonizó el accidente del club brasileño Chapecoense, por mencionar sólo algunas de las más resonantes, justifican tales exigencias.
El low cost, que se identifica habitualmente con menores equipajes y prestaciones en el vuelo, no puede implicar un bajo costo en el mantenimiento de las aeronaves, las aptitudes técnicas de la tripulación y otros resguardos por parte de compañías aéreas que transportan a pasajeros. Tales exigencias también deberían plantearse para el transporte terrestre.
La Argentina se halla en el umbral de ampliar el transporte aerocomercial en el país y con el mundo, mutilado –en la gestión anterior– por los intereses de un grupo próximo a la expresidenta Cristina Fernández. Pero será necesario adoptar todas las salvaguardas para que ese incipiente desarrollo no se vea frustrado por experiencias negativas, como ya sucedió en el pasado y hoy son visibles en todo el mundo.
El desarrollo de estos servicios, en particular en Europa y Estados Unidos, constituye un espejo en el cual la Argentina deberá tomar los mejores ejemplos y prevenir cualquier posible desviación en la calidad de la prestación y en la seguridad.
