Como sucede con los aviones jet, la salida de Ercole Felippa de la presidencia de Fadea dejó una estela, pero de repercusiones. El empresario lácteo justificó su alejamiento en la necesidad de atender situaciones personales. Es presidente de una cooperativa láctea y también productor tambero y agropecuario.
Con el paso de los días, se consolidó la versión de que a Felippa le demandaron renunciar a su cargo por dos vías diferentes. Una de ellas habría sido el propio ministro de Defensa, Oscar Aguad, quien por sugerencias de la Casa Rosada le recomendó a su correligionario que diera un paso al costado. En una conversación, Aguad le habría endilgado a Felippa la falta de cumplimiento de los objetivos de administración que los principales colaboradores del presidente Mauricio Macri le habían fijado. También, cierta irritación con el excesivo uso del marketing político en algunos medios de la Capital Federal, donde el expresidente de la Unión Industrial de Córdoba apareció en las últimas semanas. Otro trascendido habla del desgaste de algunos colaboración dores de Felippa –mencionaron a su mano derecha, Fernando Sibilla– frente al vicejefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui, quien viene, precisamente, de la actividad aeronáutica.
Estos habrían propuesto, por ejemplo, reemplazar aviones de guerra que llegan al final de su vida útil con un avión de entrenamiento avanzado, como el Pampa. Como respuesta, en la Rosada apretaron un botón que los eyectó de la función pública.
