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02/01/2018 - LaVoz.com.ar

De ícono industrial a un futuro inciert




Luis Kempa lkempa@lavozdelinterior.com.ar

En sus 90 años de vida, la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) pasó por los más diversos estadios: desde ser pionera en la industria aeronáutica de Sudamérica e ícono industrial de Córdoba, a convertirse, según la mirada de las actuales autoridades, en reducto para albergar a dirigentes y militantes políticos del kirchnerismo.

Fundada en 1927 bajo la presidencia del radical Marcelo Torcuato de Alvear, estuvo a la vanguardia con la fabricación del Pulqui, el primer avión a reacción de Sudamérica.

Tuvo también una era de esplendor cuando la fábrica, con distintos nombres, además de producir aviones, fabricó la moto Puma, el tractor Pampa y el exitoso Rastrojero, un utilitario que marcó toda una época.

En la década de 1970 produjo el Pucará, que combatió en la guerra de Malvinas, y en 1984 alumbró el IA-63 Pampa que, pese a sus cualidades, no consiguió ser comercializado en forma exitosa.

Durante el gobierno menemista, la planta fue entregada en 1995 en concesión a la estadounidense Lockheed Martin. A pesar de las expectativas puestas por los vínculos de la multinacional, también ese esquema fracasó y no hubo negocios de relevancia.

En 2009, el complejo fue reestatizado por decisión de la expresidenta Cristina Fernández. El único mérito logrado, aunque no menor, fue el contrato con la brasileña Embraer para la provisión de aeropartes destinados al avión de transporte KC-390.

Pero la ventaja conseguida con ingresos genuinos provenientes de Embraer fue desaprovechada por la gestión del kirchnerista Raúl Argañaraz, quien convirtió a la empresa en una suerte de “bolsa de trabajo” para La Cámpora.

En pocos años , sin una demanda real de productividad, la planta pasó de 900 a 1.600 los empleados, con un crecimiento de personal del 78 por ciento.

Argañaraz llegó a anunciar la producción en serie de 40 aviones Pampa y sólo remodernizó uno. El directivo fue removido por el propio kirchnerismo, bajo la sospecha de un presunto desvío en las cuentas de 300 millones de pesos.

En la actualidad, la fiscal federal Graciela López de Filoñuk investiga la gestión kirchnerista de 2009 a 2015. Por su parte, el fiscal Julián Ercolini tiene en sus manos una denuncia de la Oficina Anticorrupción de la Nación contra Argañaraz, por no haber presentado las declaraciones juradas patrimoniales durante su gestión.

El actual gobierno nacional recibió la fábrica con un rojo de 1.500 millones de pesos, deudas con proveedores y una planta superpoblada para una empresa con bajísima actividad.

Si bien la gestión de Ercole Felippa hizo una reestructuración de personal y saneó parcialmente las cuentas, no logró salir de la dependencia estatal que tiene la empresa.

Los avances tecnológicos dentro la compleja industria aeronáutica no juegan a favor de Fadea, que como máxima aspiración se plantea ser un centro de mantenimiento de aeronaves. Pese a los esfuerzos de Felippa, el futuro de la fábrica sigue siendo incierto.



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