La semana pasada, Aviación News adelantó la recepción de una serie de ofertas por parte de distintos lessor para que la compañía sume un par de A330-200 a su flota. Estos dos aviones resultaban imprescindibles para mantener el actual esquema de 12 aviones de largo radio -10 A330 y 2 A340- y sostener la actual programación internacional. Está previsto que estos dos últimos cuatrimotores, el LV-FPV y el LV- FPU, dejen de volar -tienen destino de desguase, salvo que se les haga un Check D, cuyo costo no justifica el valor del avión-, definitivamente en octubre y diciembre del año que viene. La dirección de la empresa había puesto como condición para encarar el proceso de renovación de flota, llegar a un acuerdo con los gremios buscando bajar costos laborables para hacer la compañía más competitiva. Acuerdos que no se llegaron ni siquiera a discutir con los sindicatos, por lo que las ofertas por los A330 se desestimaron. Habrá que esperar entonces hasta el primer semestre del año que viene cuando se deberá tomar una decisión impostergable y definitiva sobre el futuro de las flotas de Aerolíneas y Austral. ¿Y mientras tanto? La discusión ahora es como resolver la programación internacional con dos aviones menos. Una alternativa es levantar una de las escalas, y las miradas hoy apuntan hacia Nueva York. La otra -no tan fácil operativamente- es mantener los cuatro destinos internacionales pero reducir frecuencias, especialmente en aquellas rutas donde hay días con más de un vuelo. Ejemplo: Madrid y Miami. Esta sería hoy la opción más razonable y menos costosa desde el punto de vista político, aunque no fácil de armonizar operativamente.
