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PLANES PREVENTIVOS

OBESIDAD Y SOBREPESO


¿Qué es la obesidad?:

Es un estado patológico que se caracteriza por una acumulación excesiva y general de grasa en el cuerpo. Se trata de una enfermedad crónica originada por muchas causas y con numerosas complicaciones.

Ya desde la antigua Grecia se tenía en cuenta el problema de esta enfermedad. Hipócrates (460 aC.) escribió: “los más gruesos tienden a morir antes que los delgados”, y el romano Cornelio Celso (25 aC-50 dC.) dijo: “las personas obesas fallecen más bien por enfermedades agudas y sofocaciones, y a menudo mueren de muerte repentina, lo que no sucede casi nunca a las personas delgadas”.

No obstante estas observaciones durante mucho tiempo se consideró que quien tenía sobrepeso era una persona que gozaba de buenas salud, concepto que se hoy se sabe es absolutamente erróneo.

Datos sobre la obesidad y el sobrepeso.

La OMS calcula que al ritmo en que crece el número de adultos con sobrepeso cada año, en el mundo podrían llegar a ser 2.300 millones en el 2015, y los obesos a 700 millones.

Causas de obesidad y sobrepeso:

La causa fundamental de la obesidad y el sobrepeso es un desequilibrio entre el ingreso y el gasto de calorías, y en su producción inciden múltiples factores, como por ejemplo:

Factores genéticos: se cree que influyen en alrededor del 33 % del peso del cuerpo, por lo que es muy frecuente observar familias enteras en las que todos son obesos.

Factores socioeconómicos: influyen sobre todo en las mujeres, y en los países desarrollados se ha notado que aquellas de menor nivel socioeconómico tienen más tendencia a la obesidad que las de mayor nivel socioeconómico, ya que éstas tienen más tiempo y recursos para concurrir al gimnasio y efectuar dietas adecuadas y dirigidas. En un estudio realizado en la ciudad de México se observó que en la población adulta de nivel socioeconómico bajo la tasa de obesidad era del 37 % en los hombres y 60 % en las mujeres.

Factores psicológicos: la imagen negativa de su cuerpo es un problema grave para muchas mujeres obesas.

Factores relativos al desarrollo: las personas obesas desde la infancia pueden tener una cantidad de células de grasa hasta cinco veces mayor que las personas de peso normal. En estos casos solo se puede disminuir la cantidad de grasa en cada célula.

Factor hormonal: el hipotiroidismo, insuficiencias suprarrenal, diabetes, etc.

Factores familiares: el 80 % de los hijos de 2 padres obesos son obesos; el 40 % de los hijos de un matrimonio cuando uno de sus integrantes es obeso y solo el 10 % de las personas son obesas cuando ninguno de sus padres lo son. La obesidad puede no ser heredada genéticamente, pero un hecho contundente es que los hijos adoptan los malos hábitos alimentarios de los padres.

Fármacos: entre otros, los corticosteroides.

Actividad física: la actividad física reducida posiblemente sea una de las razones principales para el incremento de la obesidad, y aquí hay que resaltar que más del 15 % de la población dedica más de 2 horas diarias a ver la televisión, y las personas sedentarias requieren menos calorías. El mismo aporte con movimientos físicos disminuidos pueden originar esta enfermedad.

Tipos de obesidad:

Según la distribución de la grasa corporal existen los siguientes tipos:

a) Obesidad androide: se localiza en la cara, cuello, tronco y parte superior del abdomen. Es la más frecuente en los varones.

b) Obesidad ginecoide: predomina en el abdomen inferior, caderas, nalgas y glúteos. Es más frecuente en las mujeres.

¿Cómo se clasifica la obesidad?

Una manera de calcular si una persona es obesa, o tiene sobrepeso o su peso es el normal, lo constituye una regla matemática llamada índice masa corporal (IMC), y su forma de calcularlo no varía en función del sexo, ni de la edad de la persona. No obstante que debe considerarse como una guía aproximativa.

El IMC se obtiene calculando el peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2) y su valor es entre 20 y 24,9 en las personas de peso normal.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso a un IMC igual o superior a 25 y lo obesidad como un IMC igual o superior a 30. Estos umbrales sirven de referencia para las evaluaciones individuales, pues hay evidencia que el riesgo de enfermedades crónicas aumenta progresivamente con un IMC de más de 25.

Existen 3 clases de obesidad:

Clase I: IMC de 30 a 34,9;

Clase II: IMC de 35 a 39,9

Clase III: IMC de 40 o más, también llamada obesidad mórbida o mortal.

Síntomas y complicaciones

Las personas obesas corren un riego mayor de enfermar o morir por cualquier enfermedad, lesión o accidente, y ese riesgo aumenta proporcionalmente a medida que aumenta su obesidad.

La acumulación de grasa debajo del diafragma y en la pared torácica puede ejercer presión en los pulmones, provocando dificultad para respirar y ahogo, incluso ante un esfuerzo mínimo. La dificultad en la respiración puede interferir gravemente en el sueño, provocando la parada momentánea de la respiración (apnea de sueño), lo que causa inconvenientes para dormir de noche, y somnoliencia durante el día.

A nivel de los huesos la obesidad puede causar agravamiento de la artrosis y alteraciones con dolor en las articulaciones más demandadas por el sobrepeso, como lo son la columna vertebral con aplastamiento de los cuerpos vertebrales, sobre todo en la zona lumbo-sacra y lesiones de caderas, rodillas y tobillos. La atrofia muscular es muy frecuente en estos pacientes.

En la zona de tobillos y pies suelen sufrir tumefacción, causada por la acumulación a ese nivel de pequeñas a moderadas cantidades de líquido (edemas).

Dado que los obesos tienen una superficie corporal escasa con relación a su peso no pueden eliminar el calor del cuerpo de manera eficiente, por lo que sudan más que las personas delgadas.

La obesidad abdominal se ha vinculado con un riesgo mucho más elevado de enfermedad coronaria, con la angina de pecho, con el infarto de miocardio, con la insuficiencia cardíaca y con tres de sus principales factores de riesgo: la hipertensión arterial, la diabetes de comienzo en la edad adulta y las concentraciones elevadas de lípidos en la sangre. Este incremento ocasiona arteriosclerosis, retinitis, insuficiencia renal y más alteraciones coronarias.

En estos pacientes la pérdida de peso hace bajar la presión arterial y permite que más de la mitad de las que desarrollaron diabetes del adulto disminuyan o suspendan su medicación específica.

Ciertos tipos de tumores malignos son más frecuentes en los obesos. Por ejemplo el cáncer de mama, de útero y de ovarios en las mujeres y el de colon, de recto y de próstata en los hombres.

Los trastornos menstruales son más frecuentes en las obesas y la enfermedad de la vesícula biliar se produce con el triple de frecuencia en ellas.

Las contrariedades digestivas son muy variables, pero frecuentemente padecen úlcera gastroduodenal, hígado graso, cirrosis hepática e insuficiencia pancreática.

Las cefaleas, el insomnio y múltiples trastornos psicosomáticos son los más usuales problemas neurológicos.

Las perturbaciones sociales y psicológicas son frecuentes, observándose depresión, angustia, dificultades para vestir y usar medios públicos de transporte, desorden de conductas alimentarias, pérdida de la autoestima, ansiedad, etc. La tasa de suicidios es muy superior en los obesos.

Tratamiento.

Para peder peso, los obesos deben consumir menos calorías que las que gastan. La obesidad no tratada tienda a agravarse, pero los efectos a largo plazo del tratamiento pueden ser decepcionantes. La pérdida de peso es rápida al inicio, luego disminuye durante dos años hasta alcanzar un nivel que con frecuencia, se mantiene. La pérdida de peso generalmente alivia las complicaciones de cualquier enfermedad y mejora el humor de la persona, aumenta su autoestima, mejora la imagen de su cuerpo y eleva el nivel de actividad y la capacidad para trabajar y relacionarse con otras personas.

Los métodos utilizados para conseguir este objetivo se pueden clasificar en dos grupos:

1. Autoayuda: en el que las personas, solas o en grupo con intereses comunes, usan información proveniente de libros u otras fuentes, pero sin control profesional, y

2. Programas clínicos o quirúrgicos: suministrados por especialistas de la medicina.

Programas clínicos: la mayor parte de los programas para perder peso se basan en la modificación del comportamiento. Los regímenes, en general, se consideran menos importantes que los cambios permanentes en los hábitos alimentarios y el ejercicio físico, pero en todos los casos es importante disminuir el consumo de lípidos. Para los que solo sufran sobrepeso será suficiente la restricción de calorías y de grasas. Dependiendo de la rutina de ejercicios y la altura, una mujer debe tratarse con una dieta de 1200 a 1600 calorías, y el hombre con 1500 a 1800 calorías.

Para los moderadamente obesos se han desarrollado programas con regímenes con un bajo contenido calórico, de 800 calorías diarias o incluso menos. Estas dietas son seguras cuando cuentan con una supervisión médica. No obstante hay que recordar que suelen ser caras, por lo que muchas veces son abandonadas. Para estos pacientes los médicos también pueden prescribir fármacos, los que deben ser indicados y controlados estrictamente por el médico especialista.

Actividad física: la meta es el descenso de peso es la pérdida del tejido adiposo, pero en la mayoría de los casos aunque la dieta no sea muy estricta también se presenta pérdida de tejido muscular, por lo que es importante promover el ejercicio para que la pérdida de peso sea mayoritariamente a costa del tejido adiposo.

La actividad física debe formar parte integral del programa de pérdida de peso y su conservación. En un inicio se sugiere niveles moderados de actividad de al menos 30 a 45 minutos durante tres a cinco veces por semana. Debe iniciarse de a poco y asegurarse de que se cuenta con un buen estado de salud para realizar la actividad elegida.

Los beneficios generales de la actividad física pueden resumirse de la siguiente manera:

• Mantiene y minimiza la perdida de masa magra.

• Reduce el riesgo cardiovascular al normalizar los lípidos sanguíneos, la glucosa y la insulina.

• Mejora la salud cardiorrespiratoria.

• Tiene efectos psicológicos positivos que incluyen la reducción del stress y una sensación de bienestar y optimismo.

• Mejora el tono muscular, fortalece los huesos y mejora las articulaciones.

• Reduce la acumulación de grasa en la región central.

Programas quirúrgicos: en los casos de obesidad grave y cuando hubo fracaso con los tratamientos habituales, suele ser necesario recurrir a la cirugía. En los últimos años se ha avanzado mucho en técnicas quirúrgicas para el tratamiento de esta patología: es la cirugía bariátrica o cirugía de la obesidad, y bajo este nombre se agrupan a un conjunto de procedimientos quirúrgicos cuyo objetivo es disminuir el aporte energético y la formación de grasa corporal y estimular el consumo de la ya formada, bajo dos principios: la restricción o reducción de alimentos ingeridos y la reducción de su absorción.

Por los conceptos antes descritos y su combinación existen tres tipos de procedimientos:

1. Técnicas restrictivas: inducen la pérdida de pesos al reducir el tamaño o la capacidad gástrica, limitando la ingesta de alimentos.

Ellas son:

• La gastroplastía vertical en banda o anillada.

• La banda gástrica ajustable.

• La manga gástrica

• El balón intragástrico,

• Otras.

2. Técnicas malabsortivas: como lo es el by pass yeyunoileal (muy poco usado)

3. Técnicas mixtas: reducen la capacidad gástrica y alteran la continuidad gástrica normal e interrumpen la absorción de alimentos. Ellos son:

• By pass gástrico (actualmente el procedimiento más usado)

• Derivación biliopancreática.

Los distintos tipos de cirugías deben ser decididos por el médico actuante luego de evaluar cada caso conjuntamente con el grupo de profesionales (Nutricionistas, Clínicos, Psicólogos, Cirujanos, Endocrinólogo, Diabetólogo, etc) que conforman el equipo de cirugía bariátrica, debido a que estos procedimientos no son similares para todos los pacientes ni todos lo obesos pueden someterse a la misma.

No obstante que estas operaciones suelen ser muy exitosas, no dejan de tener sus riesgos, el que no debe ser menospreciado. Además, no se debe pensar que el tratamiento se termina con el acto quirúrgico y que no tendrá necesidad de observar ninguna norma dietética. Muy por el contrario, son operaciones de cuidado por lo que se deberá seguir estrictamente las indicaciones que dicte el especialista.

Recordar que:

• El ideal es que el hombre coma para vivir, no a la inversa.

• Ya no se tiene por válido aquel viejo concepto de que la obesidad es sinónimo de salud.

• La obesidad no solo es una enfermedad por si misma sino que también involucra a otras de real trascendencia, como lo son la diabetes, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares y osteoarticulares, entre otras.

• No debemos negarnos las imágenes que nos devuelve el espejo o las fotografías: si allí nos vemos gordos es porque lo estamos.

• Al igual que tantas cosas cotidianas, frente a la comida se debe tener conciencia y conducta: si no somos capaces de frenarnos ante ella debemos retirarla de la mesa.

• Ninguno nace gordo. Muy por el contrario es una condición que se establece a través del tiempo. El día que notemos que no podemos ponernos aquella prenda que siempre usábamos es cuando debemos preocuparnos y ocuparnos por tratar de no ser obesos.

• Un agujero más en el cinto puede no parecer nada, pero en términos de obesidad y salud puede ser muy importante.

• La solución de comprar ropa más holgada puede no ser la solución, sino solo parte del problema.

• El ejercicio físico es una de las actividades más gratificantes a las que puede dedicarse el ser humano: incrementa los lazos afectivos y de amistad, es un poderoso anti-stress, nos mantiene saludables, aumenta la autoestima, ayuda a adelgazar y a mantener el peso logrado. Todos, dentro de nuestras condiciones, debemos hacerlo y no es necesario que sea a nivel competitivo, ni el uso de costosa vestimenta ni se requiere de aparatos altamente sofisticados.

• La cirugía bariátrica puede ser parte de la solución en el tratamiento de la obesidad, pero siempre debe ser acompañada de otras acciones para evitar su futuro fracaso (ver el aspecto de algunos famosos a largo plazo).

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