El término DIABETES comprende un grupo de trastornos del metabolismo caracterizado por el aumento de la concentración de glucosa (azúcar) en la sangre.
También podemos decir que es un desorden del metabolismo, que es el proceso que convierte el alimento que ingerimos en el “combustible” que nos permite vivir.
Es una enfermedad crónica para lo cual no existe cura.
Durante la digestión los alimentos se descomponen para crear otras sustancias que permitan ser absorbidas por el aparato digestivo, siendo la glucosa uno de esos elementos y la principal fuente de energía.
La insulina, hormona producida por el páncreas, es el factor más importante de este proceso, pues permite que la glucosa absorbida ingrese a las células
Una persona que padece diabetes presenta falla en alguno de esos dos componentes:
• El páncreas no produce o produce poca insulina ( se trata de los pacientes con diabetes tipo 1);
• Las células no responden a la insulina (pacientes con diabetes tipo 2).
La diabetes mellitas tipo 2, diabetes senil o diabetes no insulinodependiente es una enfermedad inmunológica caracterizada por altos niveles de glucosa en la sangre debido a una resistencia celular a las acciones de la insulina, combinada con una deficiente secreción de insulina por el páncreas, que en general se desarrolla gradualmente, debido a que el éste se va deteriorando progresivamente.
Generalidades:
La diabetes tipo 2 es una enfermedad más frecuente que la tipo 1 (relación 85 : 15 en la mayor parte del mundo). La creación de nuevos medicamentos facilitan su tratamiento, no obstante lo cual debe recordarse que el primer enfoque en su terapia es el no farmacológico, que incluye la modificación de la dieta, control del peso y ejercicio regular.
Independientemente del tipo de diabetes de que se trate, debe saberse que, a la larga, causa, entre otros, daños en los nervios (neuritis), en los ojos (retinopatía diabética), en los riñones (insuficiencia renal), en el corazón (infartos de miocardio) y/o en los vasos sanguíneos (vasculitis severas que son las causales de muchas de las amputaciones de los miembros inferiores); y que ciertas situaciones agravan la enfermedad, como el stress, el uso de ciertos medicamentos como los corticoides, la deshidratación, la coexistencia de infecciones o el deficiente control de la enfermedad.
La deficiente disponibilidad de las funciones de la insulina conlleva a una alteración en el metabolismo celular, resultando en un aumento en los ácidos grasos, en los niveles circulantes de triglicéridos y en un descenso de LDH.
La resistencia a la insulina es un importante contribuyente a la progresión de la enfermedad y las complicaciones de la diabetes.
Síntomas (para ambos tipos):
Los posibles síntomas abarcan:
• Dolor abdominal.
• Ausencia de menstruación.
• Fatiga.
• Aumento del apetito (polifagia).
• Aumento de sed (polidipsia).
• Aumento de la micción (poluria).
• Náuseas.
• Vómitos.
• Perdida de peso (a pesar de aumentar el apetito).
• Fatiga. Adinamia.
• Infecciones, principalmente del sistema urinario y de la piel.
• Hormigueo y entumecimiento de manos y pies.
• Las heridas tardan en cicatrizar.
• Lesiones en los dedos de los pies que luego se extienden a zonas más proximales (úlceras e infartos de piel que tardan en curarse).
Factores de riesgo:
• Antecedentes familiares y la genética.
• Sedentarismo.
• La dieta deficiente (tipo 2)
• Raza: las poblaciones afroamericanas, hispanoamericanas e indígenas americanos tienen altos índices de diabetes.
• Peso excesivo y depósitos de grasa alrededor de la cintura.
• Edad superior a los 45 años (tipo 2).
• Hipertensión arterial.
• Colesterol HDL de menos de 35 mg/dl o triglicéridos superiores a 250 mg/dl (tipo 2)
• Antecedentes de diabetes gestacional (en las mujeres).
• Tabaquismo.
Tratamiento (para ambos tipos):
Los objetivos del tratamiento son:
• Prolongar la vida.
• Reducir los síntomas.
• Prevenir complicaciones relacionadas con la diabetes, tales como ceguera, insuficiencia renal, cardiopatía y amputación de extremidades.
Estos objetivos se logran a través de:
• Autocontrol riguroso de los niveles de glucemia (tiras de control).
• Educación por parte de profesionales, como nutricionistas, médicos y enfermeras.
• Brindando información clara y precisa.
• Ejercicio físico regular y continuo.
• Control del peso corporal
• Cuidados de los pies.
• Planeamiento de las comidas, diminuyendo la ingesta de alcohol y de hidratos de carbono.
• Control del peso: evitar superar los valores ideales de peso corporal.
• Eliminar el tabaquismo.
• La inyección de insulina en el caso de diabetes tipo 1.
• Administración de hipoglucemiantes orales para el caso de la diabetes tipo 2.
• Consultas periódicas con el Médico de Cabecera, la realización de los controles de laboratorio, de otros estudios y de las interconsultas que éste determine.
Recordar que: la diabetes es una enfermedad crónica; que suele ser asintomática; y que las lesiones que produce generalmente son irreversibles. Esto impone que el tratamiento debe ser contínuo. Ocuparse de sus complicaciones es solo una parte del tratamiento general.