Aviones más verdes: qué hacen las líneas aéreas para intentar reducir su impacto ambiental

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05/11/2021 Infobae.com – Home
Tomás Peiró

Una aerolínea local lanzó su programa de reciclaje a bordo de desechos en todos sus vuelos de cabotaje en Argentina
La industria aerocomercial comienza a preocuparse por su impacto en el medio ambiente.

A raíz del anuncio de Jetsmart sobre su nueva política de reciclaje a bordo, surge la pregunta por el destino de la basura que producen los aviones de pasajeros. ¿Qué podemos hacer con la basura de los aviones?

La iniciativa de la aerolínea low-cost incluye la identificación, separación y tratamiento de los residuos generados durante cada uno de sus trayectos de las 17 rutas que opera en Argentina. Los desechos orgánicos serán separados de los reciclables como cartones, plásticos o papeles, los cuales serán entregados a colaboradores de la cooperativa El Ceibo quienes harán la separación final antes de su venta a empresas que los reutilizan para la fabricación de diferentes productos.

Esta es una buena medida para cuidar el medio ambiente ya que según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus silgas en inglés) el 52% de los residuos generados en un avión pertenecen a materiales reutilizables, otro 37% son productos orgánicos que pueden procesarse para que no afecten ningún ecosistema.

Jetsmart lanzó una política de reciclaje a bordo para sus vuelos de cabotaje Latam Group, empresa que a pesar de ya no contar con una filial Argentina continúa operando en el país, hizo lo propio en Chile. En el país trasandino, sus aviones tienen una política de reciclaje a bordo desde mediados de este año. Iberia, por su parte, recicló más de 2.250 toneladas de envases plásticos durante todo el 2019.Para responder a la pregunta inicial podemos apoyarnos en un artículo de The New York Times, según el cual el pasajero promedio de una aerolínea deja más de un kilo de desechos en el avión, aquí se incluyen los auriculares, cubiertos de plástico, sobras de comida y desechos del baño.

Latam implementó una política similar para sus vuelos dentro de Chile.
Para que el viajero logre comprender sobre la magnitud de esa acumulación de basura, una empresa británica rediseñó las bandejas de los alimentos, únicamente de clase económica, con materiales renovables tales como hojas de plátano y madera de coco. Jo Rowan, directora asociada de estrategia de la empresa de diseño Priestman Goode, afirma que la compañía está enfocando su atención en la parte menos “glamourosa” de las cosas.
“Los desperdicios a bordo son un problema enorme”, señaló Rowan, “se acumulan muy rápido cuando viajan 4.000 millones de pasajeros al año” -las declaraciones datan de octubre del 2019.Los objetos resideñados con un enfoque “verde” se exhibieron en una exposición del Museo de Diseño de Londres con el nombre de “A bordo: Reduce, Reutiliza, Reconsidera”.

Según IATA el 52% de los residuos generados en un avión pertenecen a materiales reutilizables y otro 37% son productos orgánicos.
El mayor peligro de los viajes de avión radica en las emisiones de carbono, las mismas se registraron en aumento en los últimos años y por ello muchas aerolíneas y fabricantes aeronáuticos ya hicieron compromisos públicos de avanzar en las investigaciones hacia combustibles renovables que puedan reemplazar la dependencia del combustible de origen fósil para surcar los cielos.
Sin embargo, en los últimos años más y más gente puede acceder a un vuelo, por lo que el volumen de los desechos también juega un rol importante. Este es el otro frente en el cual también se tiene que comprometer la industria.

¿De qué volúmenes de basura hablamos?
A causa de que no exista una autoridad centralizada que supervise las estadísticas sobre la cantidad de basura que se produce en los aviones, es complicado obtener cifras precisas. Sin embargo, la IATA, que nuclea a más del 80% de las aerolíneas del mundo, realizó un estudio en el aeropuerto de Heathrow en Londres y calculó que durante 2018 las aerolíneas produjeron allí cerca de 6,7 millones de toneladas de basura proveniente de la cabina.

“En esta etapa, es una muestra relativamente limitada”, comentó en aquella ocasión Chris Goater, vocero de IATA. En el mismo sentido, Pere Fullana i Palmer, director de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático, un grupo de investigación de Barcelona, profundizó aún más en el problema de la falta de información fehaciente, “no podemos mejorar un sistema si no lo conocemos”, dijo.

El grupo de investigación se alió con Iberia y otras compañías para analizar cerca de 3.800 kilos de basura de unos 145 vuelos que se dirigieron a Madrid. En el estudio descubrieron que el 33 por ciento era desperdicio de alimentos, y un 40 por ciento era material reutilizable.

Algunas empresas comenzaron a ofrecer bandejas y utensilios para comer hechos de materiales renovables.
¿Cómo se puede arreglar esta situación?
Los consumidores se han vuelto en los últimos años un poco más consientes del impacto ambiental que genera viajar en avión, es por ello que las aerolíneas se sienten cada vez más presionadas y buscan establecer políticas que sean más cuidadosas con la emisión de desechos.

Alaska Airlines, Ryanair y British Airways prometieron públicamente reducir la basura, Air France por su parte dijo que para finales del 2019 eliminaría 210 millones de artículos de plástico de un sólo uso tales como tazas y revolvedores de bebidas.

En mayo de 2019, un vuelo de Qantas fue llamado por la empresa “el primer vuelo comercial que no generó desechos para basureros”, debido a que la aerolínea eliminó todos los envases de porciones individuales de leche y crema, y sirvió sus alimentos en recipientes fabricados de caña de azúcar, con cubiertos y utensilios hechos de fécula de cultivos.

En junio de aquel año en el cual desconociamos por completo al Covid, un vuelo de United Airlines que salió de Chicago hasta Los Ángeles, sirvió las comidas en platos y recipientes “totalmente reciclables y biodegradables”.

Qantas Airlines realizó “el primer vuelo comercial que no generó desechos para basureros”.

A pesar de estas políticas positivas, será difícil replicar esas innovaciones a una mayor escala. Los vuelos no suelen estar equipados con las instalaciones ni los sistemas necesarios para que los tripulantes de cabina gestionen los artículos reciclables. Megan Epler Wood, autora de Sustainable Tourism on a Finite Planet y directora de la Iniciativa Internacional de Turismo Sustentable de Harvard comentó que en un viaje reciente vio a una azafata que separaba sin guantes los artículos reciclables.

Además la autora señaló que en su opinión la solución sería solicitar una colaboración entre las aerolíneas, las autoridades locales y los aeropuertos, los cuales tienen, en última instancia, la responsabilidad de manejar y transportar la basura.

La IATA por su parte afirmó que a fin de incrementar el porcentaje de basura reciclada se deberían replantear las normas que rigen sobre el desperdicios de alimentos y bebidas a nivel internacional, las mismas que implican un complicado conjunto de normas internacionales y específicas de cada país destinadas a prevenir la diseminación de enfermedades. La pandemia de coronavirus parece haber hecho más difícil las esperanzas de unificación normativa.

La colaboración entre las aerolíneas, las autoridades locales y los aeropuertos podría ser la solución para el problema.

Algunos países europeos, además de Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos han impuesto medidas adicionales para proteger la agricultura de la industria aérea. Esto quiere decir que incluso los alimentos y las bebidas que están intactos, los cuales según las estimaciones de la IATA son cerca del 20% de toda la basura de una aerolínea, terminan en los basureros o son incinerados.

Según la asociación que representa a las aerolíneas, las normas que regulan el plástico de un solo uso, el cual fue prohibido por la Unión Europea, también plantea grandes retos.

“Hemos otorgado mucho asesoramiento para que las aerolíneas se encarguen del problema de la basura en cabina”, señaló Michael Gill, director responsable del trabajo medioambiental de la aviación de IATA. “Pero las aerolíneas no pueden resolver el problema por sí solas”.

“Es necesario que las autoridades reguladoras comprendan el impacto en su totalidad”, continuó, “incluyendo el mayor consumo de energía y de agua, así como de mayores emisiones de CO₂ derivadas de llevar a bordo materiales más pesados”.

El esfuerzo de la industria aerocomercial debe ser acompañado de toda la sociedad y los demás sectores de la economía mundial.

Fullana i Palmer reconoció que se necesitaba una legislación que permita que se reciclen o que se conviertan en biogás más materiales, pero no pierde las esperanzas y afirmó que es posible revertir la situación. “Me siento optimista porque se ha hecho un gran avance para salvar a nuestro planeta”, comentó. “Este tsunami es tan fuerte que todos los sectores tendrán que adaptarse”.

Hoy, ya en noviembre de 2021 y con una pandemia por Covid-19 que parece estar quedando a las espaldas, la industria aerocomercial se recupera luego de una de sus peores crisis de la historia. Con más cantidad de vuelos cada día que vuelven a establecer la conectividad aérea mundial, más basura es producida a bordo de los aviones. El mundo tiene la oportunidad de reiniciar la industria aérea con un enfoque “verde” que busque cuidar uno de los bienes más preciados de la humanidad, el planeta.

La industria aerocomercial comienza a preocuparse por su impacto en el medio ambiente.
A raíz del anuncio de Jetsmart sobre su nueva política de reciclaje a bordo, surge la pregunta por el destino de la basura que producen los aviones de pasajeros. ¿Qué podemos hacer con la basura de los aviones?
La iniciativa de la aerolínea low-cost incluye la identificación, separación y tratamiento de los residuos generados durante cada uno de sus trayectos de las 17 rutas que opera en Argentina. Los desechos orgánicos serán separados de los reciclables como cartones, plásticos o papeles, los cuales serán entregados a colaboradores de la cooperativa El Ceibo quienes harán la separación final antes de su venta a empresas que los reutilizan para la fabricación de diferentes productos.
Esta es una buena medida para cuidar el medio ambiente ya que según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus silgas en inglés) el 52% de los residuos generados en un avión pertenecen a materiales reutilizables, otro 37% son productos orgánicos que pueden procesarse para que no afecten ningún ecosistema.
Jetsmart lanzó una política de reciclaje a bordo para sus vuelos de cabotaje Latam Group, empresa que a pesar de ya no contar con una filial Argentina continúa operando en el país, hizo lo propio en Chile. En el país trasandino, sus aviones tienen una política de reciclaje a bordo desde mediados de este año. Iberia, por su parte, recicló más de 2.250 toneladas de envases plásticos durante todo el 2019.
Para responder a la pregunta inicial podemos apoyarnos en un artículo de The New York Times, según el cual el pasajero promedio de una aerolínea deja más de un kilo de desechos en el avión, aquí se incluyen los auriculares, cubiertos de plástico, sobras de comida y desechos del baño.

Para que el viajero logre comprender sobre la magnitud de esa acumulación de basura, una empresa británica rediseñó las bandejas de los alimentos, únicamente de clase económica, con materiales renovables tales como hojas de plátano y madera de coco. Jo Rowan, directora asociada de estrategia de la empresa de diseño Priestman Goode, afirma que la compañía está enfocando su atención en la parte menos “glamourosa” de las cosas.
“Los desperdicios a bordo son un problema enorme”, señaló Rowan, “se acumulan muy rápido cuando viajan 4.000 millones de pasajeros al año” -las declaraciones datan de octubre del 2019.
Los objetos resideñados con un enfoque “verde” se exhibieron en una exposición del Museo de Diseño de Londres con el nombre de “A bordo: Reduce, Reutiliza, Reconsidera”.
Según IATA el 52% de los residuos generados en un avión pertenecen a materiales reutilizables y otro 37% son productos orgánicos.

El mayor peligro de los viajes de avión radica en las emisiones de carbono, las mismas se registraron en aumento en los últimos años y por ello muchas aerolíneas y fabricantes aeronáuticos ya hicieron compromisos públicos de avanzar en las investigaciones hacia combustibles renovables que puedan reemplazar la dependencia del combustible de origen fósil para surcar los cielos.

Sin embargo, en los últimos años más y más gente puede acceder a un vuelo, por lo que el volumen de los desechos también juega un rol importante. Este es el otro frente en el cual también se tiene que comprometer la industria.

¿De qué volúmenes de basura hablamos?
A causa de que no exista una autoridad centralizada que supervise las estadísticas sobre la cantidad de basura que se produce en los aviones, es complicado obtener cifras precisas. Sin embargo, la IATA, que nuclea a más del 80% de las aerolíneas del mundo, realizó un estudio en el aeropuerto de Heathrow en Londres y calculó que durante 2018 las aerolíneas produjeron allí cerca de 6,7 millones de toneladas de basura proveniente de la cabina.
“En esta etapa, es una muestra relativamente limitada”, comentó en aquella ocasión Chris Goater, vocero de IATA. En el mismo sentido, Pere Fullana i Palmer, director de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático, un grupo de investigación de Barcelona, profundizó aún más en el problema de la falta de información fehaciente, “no podemos mejorar un sistema si no lo conocemos”, dijo.

El grupo de investigación se alió con Iberia y otras compañías para analizar cerca de 3.800 kilos de basura de unos 145 vuelos que se dirigieron a Madrid. En el estudio descubrieron que el 33 por ciento era desperdicio de alimentos, y un 40 por ciento era material reutilizable.
Algunas empresas comenzaron a ofrecer bandejas y utensilios para comer hechos de materiales renovables.

¿Cómo se puede arreglar esta situación?
Los consumidores se han vuelto en los últimos años un poco más consientes del impacto ambiental que genera viajar en avión, es por ello que las aerolíneas se sienten cada vez más presionadas y buscan establecer políticas que sean más cuidadosas con la emisión de desechos.
Alaska Airlines, Ryanair y British Airways prometieron públicamente reducir la basura, Air France por su parte dijo que para finales del 2019 eliminaría 210 millones de artículos de plástico de un sólo uso tales como tazas y revolvedores de bebidas.
En mayo de 2019, un vuelo de Qantas fue llamado por la empresa “el primer vuelo comercial que no generó desechos para basureros”, debido a que la aerolínea eliminó todos los envases de porciones individuales de leche y crema, y sirvió sus alimentos en recipientes fabricados de caña de azúcar, con cubiertos y utensilios hechos de fécula de cultivos.
En junio de aquel año en el cual desconocíamos por completo al Covid, un vuelo de United Airlines que salió de Chicago hasta Los Ángeles, sirvió las comidas en platos y recipientes “totalmente reciclables y biodegradables”.
Qantas Airlines realizó “el primer vuelo comercial que no generó desechos para basureros”.
A pesar de estas políticas positivas, será difícil replicar esas innovaciones a una mayor escala. Los vuelos no suelen estar equipados con las instalaciones ni los sistemas necesarios para que los tripulantes de cabina gestionen los artículos reciclables. Megan Epler Wood, autora de Sustainable Tourism on a Finite Planet y directora de la Iniciativa Internacional de Turismo Sustentable de Harvard comentó que en un viaje reciente vio a una azafata que separaba sin guantes los artículos reciclables.
Además la autora señaló que en su opinión la solución sería solicitar una colaboración entre las aerolíneas, las autoridades locales y los aeropuertos, los cuales tienen, en última instancia, la responsabilidad de manejar y transportar la basura.
La IATA por su parte afirmó que a fin de incrementar el porcentaje de basura reciclada se deberían replantear las normas que rigen sobre el desperdicios de alimentos y bebidas a nivel internacional, las mismas que implican un complicado conjunto de normas internacionales y específicas de cada país destinadas a prevenir la diseminación de enfermedades. La pandemia de coronavirus parece haber hecho más difícil las esperanzas de unificación normativa.

La colaboración entre las aerolíneas, las autoridades locales y los aeropuertos podría ser la solución para el problema.
Algunos países europeos, además de Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos han impuesto medidas adicionales para proteger la agricultura de la industria aérea. Esto quiere decir que incluso los alimentos y las bebidas que están intactos, los cuales según las estimaciones de la IATA son cerca del 20% de toda la basura de una aerolínea, terminan en los basureros o son incinerados.
Según la asociación que representa a las aerolíneas, las normas que regulan el plástico de un solo uso, el cual fue prohibido por la Unión Europea, también plantea grandes retos.
“Hemos otorgado mucho asesoramiento para que las aerolíneas se encarguen del problema de la basura en cabina”, señaló Michael Gill, director responsable del trabajo medioambiental de la aviación de IATA. “Pero las aerolíneas no pueden resolver el problema por sí solas”.
“Es necesario que las autoridades reguladoras comprendan el impacto en su totalidad”, continuó, “incluyendo el mayor consumo de energía y de agua, así como de mayores emisiones de CO₂ derivadas de llevar a bordo materiales más pesados”.

El esfuerzo de la industria aerocomercial debe ser acompañado de toda la sociedad y los demás sectores de la economía mundial.
Fullana i Palmer reconoció que se necesitaba una legislación que permita que se reciclen o que se conviertan en biogás más materiales, pero no pierde las esperanzas y afirmó que es posible revertir la situación. “Me siento optimista porque se ha hecho un gran avance para salvar a nuestro planeta”, comentó. “Este tsunami es tan fuerte que todos los sectores tendrán que adaptarse”.
Hoy, ya en noviembre de 2021 y con una pandemia por Covid-19 que parece estar quedando a las espaldas, la industria aerocomercial se recupera luego de una de sus peores crisis de la historia. Con más cantidad de vuelos cada día que vuelven a establecer la conectividad aérea mundial, más basura es producida a bordo de los aviones. El mundo tiene la oportunidad de reiniciar la industria aérea con un enfoque “verde” que busque cuidar uno de los bienes más preciados de la humanidad, el planeta.

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