Boeing: primer mes de ventas negativas en su historia

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No ha pasado nunca antes: Boeing, el que fuera primer fabricante de aviones, ha acabado febrero de 2020 con un balance de ventas negativo: el saldo de compras y ventas ha sido de menos 25. Boeing, una de las empresas más fuertes del mundo, lleva tanto tiempo en crisis que se ha visto obligada a tomar medidas internas muy serias para poder salvarse porque el retraso en el retorno del 737Max a los aires es tal que el daño a su imagen y economía empieza a ser insoportable.

Mientras, el rival Airbus recibió 274 pedidos desde enero, confirmando el dominio total del mercado en estos momentos.

El director general de la compañía, Dave Calhoun, le ha escrito una carta a los empleados en la que se sincera y les confiesa que las cosas van mal. Culpa al coronavirus, aunque es obvio que los males de Boeing no son víricos. Por ese motivo, la compañía anuncia que congela todo los gastos que no sean claves y suspende toda contratación de plantilla hasta nuevo aviso. Incluso Goliat sufre.

La bolsa refleja los datos de ventas –o de pérdida de ventas– con una caída del 14 por ciento en el valor.

Boeing vendió 11 aviones en febrero, vio como 19 compras de 737Max se convirtieron en 7 ventas de 787 Dreamliners y, mucho más grave,  se cancelaron 27 órdenes anteriores.

En aviación, hay tanta distancia temporal entre las órdenes y las entregas de aviones que se suele estudiar los dos datos por separado. Pues bien: tampoco las cosas han ido bien para Boeing en entregas porque sólo han salido de su factoría 17 aviones, de los cuales una docena fueron 787 –el modelo que se sigue comportando bien–, uno era un 777 de carga, tres 767 también de carga y algún avión militar. Airbus entregó 55 aviones.

El problema de febrero no es aislado: en enero de las factorías de Seattle habían salido tres aviones nuevos y se habían firmado cero órdenes de compra.

Toda esta situación, absolutamente tremenda financieramente, que Boeing está soportando porque disponía de una situación previa envidiable, se complica aún más cuando los analistas explican que hay miedo a que el 737Max nunca recupere la imagen como para poder volar normalmente y que los viajeros lo acepten, lo que acarrearía la crisis durante años.

Calhoun les ha dicho a los trabajadores que hay problemas con el coronavirus, lo cual es parcialmente cierto, porque las cadenas de producción de los aviones están sufriendo por carencia de productos, sobre todo en el caso de lo que ha de venir de China. El 787, el avión que aún funciona, no se está fabricando al ritmo de 14 mensuales que pretendía Boeing porque la falta de componentes obliga un cierto retraso. En enero sólo se produjeron 6 mientras que en febrero fueron 12.

Fuente: preferente.com

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