Que el Pampa no tape al bosque

1163
0
Compartir:

27/11/2019 Boletin24.com – Nota

Por Pablo Esteban Dávila
El presidente Mauricio Macri visita hoy la FADEA con la sensación del deber cumplido. Tras un primer fallido a manos del empresario lácteo Ercole Felippa, la planta acaba de entregar el quinto avión a la Fuerza Aérea Argentina, un promedio de 1,25 aeronaves por año de mandato. La satisfacción presidencial se explica porque, finalmente y durante su gestión, la fábrica de aviones pudo fabricar aviones. Parece una verdad de Perogrullo, pero es cierto. Desde que la empresa fuera estatizada en 2009 hasta 2015 fue un portento de gasto improductivo. En manos de La Cámpora ningún aparato salió de sus instalaciones, esto a pesar de sus 1.700 empleados y un déficit colosal. Hoy FADEA construye, repara y moderniza aeronaves con una estructura de ingresos diversificada, en la cual la Fuerza Aérea -su tradicional y casi exclusivo cliente- sólo aporta el 30% del total. La etapa kirchnerista parece ser hoy un mal recuerdo, toda vez que el contraste con la actual situación sugeriría la inconveniencia de dar marcha atrás con lo logrado. Flaco favor le haría al país Alberto Fernández si, influido por el cristinismo más bizarro, decidiese regresar a aquellos años de desatino productivo. El producto estrella de la Fábrica es el IA63 Pampa en su versión III. Se trata del tradicional reactor biplaza de entrenamiento avanzada que ahora se entrega con capacidades de ataque al suelo, nueva aviónica y renovada motorización. Este es un proyecto originariamente presentado por Lockheed Martin en 2005 (AT-63) que, por sucesivos vaivenes en la política de defensa del kirchnerismo, no se materializó en su hora con los alcances originalmente previstos. Su puesta en producción en los últimos años es una buena noticia para el país. No obstante, debe decirse que el actual Pampa es una evolución (en algún sentido bastante módica) del que comenzara a producirse en 1984. En aquél entonces le tocó a Raúl Alfonsín sentarse en su carlinga y, posteriormente, también lo hicieron Carlos Menem y Néstor Kirchner, ambos anunciando algún tipo de modernización o mejora en sus prestaciones. Mientras que Alfonsín presenció su efectiva puesta en servicio, Macri logró recomenzar su producción con una versión más adaptada a los tiempos. El hecho de que se trate de una máquina de los años ochenta con componentes del siglo XXI y sin capacidades reales de interceptación aérea obliga a poner en perspectiva algunas cosas, esto es, que el Pampa no debería tapar el bosque. El avión no sólo ha servido para reimpulsar las actividades de FADEA sino que ha sido destinado de apuro a tapar agujeros más que evidentes en las capacidades de la Fuerza Aérea que, por si alguien no lo sabe, se encuentra prácticamente sin aeronaves de combate. La flota de interceptores Mirage III E-A y de cazabombarderos Mirage 5 fue dada de baja en 2016, en tanto que, de que los originarios 36 Douglas A4 AR (modernizados a mitad de los ’90 en Lockheed), sólo quedan en servicio apenas un puñado. Esto significa que el poder aéreo nacional está reducido apenas a una dimensión simbólica, sin aviones adecuados ni armamento de última generación. El Ministerio de Defensa conoce esta situación, pero las estrecheces económicas le han impedido avanzar con mayor decisión. Las últimas noticias que se tienen de reequipamiento de la aviación militar es el anuncio, a mediados de año y no muy enfático, de la compra de diez cazas FA-50 Golden Eagle de fabricación coreana que, por otra parte, quedará a tiro de decreto del próximo presidente. Irónicamente, la última inversión en medios aéreos fue destinada a la Armada, cuyo componente aeronaval de caza y ataque se vio beneficiada con la incorporación de cinco Super Étendard Modernisé (SUM), una versión mejorada del aparato que hundiera los buques HMS Sheffield y Atlantic Conveyor en la guerra de Malvinas con los míticos Exocet. ¿Qué sucederá en adelante? Es muy difícil precisarlo. Todo sistema de armas, y muy especialmente los aéreos, requieren mucho tiempo para estar plenamente operativos. No se trata sólo de la adquisición de tal o cual avión (si hay plata es relativamente sencillo), sino del adiestramiento de sus tripulaciones, el aseguramiento de la cadena de repuestos, el establecimiento de su doctrina operativa, los escalones de mantenimiento y, entre otros temas no menores, la definición sobre el armamento a utilizar. Si la nueva administración decide revisar la opción por los Golden Eagle, siempre suponiendo que efectivamente se encuentre firme, se perderá un tiempo precioso para recuperar las capacidades perdidas. Una opción realista, siempre sostenida desde estas páginas, hubiera sido la adquisición a los Estados Unidos de algunos cazabombarderos F-16 para ser modernizados en FADEA, al igual que se hiciera con los A4. La condición de “Aliado extra-OTAN” que, sorprendentemente, todavía ostenta la Argentina, la hace elegible para el programa de asistencia militar con el que aquel país beneficia a países amigos. Esta alternativa hubiera supuesto transferencia tecnológica, más trabajo argentino y la posibilidad de poner en vuelo una flota interoperable con otras de la región, especialmente la chilena integrada mayoritariamente por esta máquina. Pero, aparentemente, la Fuerza Aérea nunca tuvo al F16 entre sus planes sin que hubiese razones públicas que explicasen este veto. En los últimos tiempos se especuló con la compra de Kfir a Israel (un derivado del Mirage 5); Mirage 2000 a Francia, Mirage F1 a España, con los Grippen suecos y, en algún momento, con los modernos Eurofighter fabricados por un consorcio europeo para los países de la Unión, sin que ninguna decisión fuera tomada. Mientras tanto, prácticamente todos los años desde 2010, la opinión pública se anoticia con que más aviones son radiados de servicio por obsolescencia sin que otros vengan en su reemplazo. Excepto el Pampa, claro está, un aparato fetiche destinado a más responsabilidades de las que puede cumplir, más allá de su nobleza constructiva y de los méritos de su última versión, siempre bienvenida.

La entrada Que el Pampa no tape al bosque se publicó primero en Diario Alfil.

FUENTE: Diario Alfil

Compartir: