Fray Bentos: Habrá dos tragedias, la caída del avión y la impunidad

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16/10/2021 LaVoz.com.ar (Córdoba) – Web

Lo dijo la hermana de Viviana Rumachella, la cordobesa que murió en el avión de Austral en 1997. La fiscalía pidió absolución para los 35 acusados en el fin del juicio. La angustia, la bronca y el desconsuelo de familiares de las víctimas.
Unos 10 años llevaba en la empresa. Su foja de servicio era intachable y su carrera venía en crecimiento. Con sus ahorros como azafata, ya se había comprado incluso un departamento en la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, cada vez que los viajes, la agenda y el tiempo se lo permitían, ella se hacía sus escapadas a su Miramar natal, en el nordeste de la provincia de Córdoba. Así podía volver a estar con su mamá, con su papá, ver a sus sobrinos, respirar ese aire.

Víctima. Viviana trabajaba como azafata hacía unos 10 años. Era oriunda de la localidad cordobesa de Miramar.

A sus 34 años, Viviana Rumachella estaba cansada y preocupada. No paraba de trabajar y el traspaso de la empresa Austral Líneas Aéreas a capitales españoles la tenía inquieta.

Para peor, dos tragedias se le venían a la mente muy a menudo. De hecho, ya se lo había contado a su familia.

Por un lado, el caso de aquel avión de Austral que, en 1988, se había estrellado en Posadas. Por otro lado, el caso de su compañera Lilian Almada, quien murió al caer al vacío, en 1995, cuando la puerta del avión también de Austral se abrió en pleno vuelo sobre las Altas Cumbres en Córdoba.

Aquel viernes 10 de octubre de 1997, a Viviana no le tocaba trabajar. Sin embargo, como una compañera se esguinzó, la reemplazó.

Era un vuelo más. Debía haber sido un vuelo más. Sin embargo, el vuelo 2553 se convertiría en una marca en la historia de las tragedias aéreas de Argentina.

El MC Donell Douglas DC9 partió desde Posadas hacia el Aeroparque porteño. Nunca llegó. Al sobrevolar Uruguay, el avión cayó en picada y se pulverizó en una estancia cerca de la ciudad de Fray Bentos. Murieron todos: 74 personas. Las víctimas fueron los cinco tripulantes y los 69 pasajeros. Viviana era la única cordobesa.

Días atrás se cumplieron 24 años de la tragedia de Fray Bentos y el caso sigue sumido en penumbras. Los familiares de las víctimas sienten que se avecina otra tragedia: la impunidad. De allí que muchos ya hablan de sus dos tragedias: la caída del avión en sí y la falta de respuestas judiciales.

Desesperanza. Familiares de víctimas, frente a Comodoro Py a poco de iniciado el juicio. (Familia Rumachella)

Es que tras una batalla judicial de años para la realización del juicio oral, la fiscalía pidió la absolución para los 35 acusados que, desde 2019 venían siendo juzgados, en el Tribunal Oral Federal 5 de Buenos Aires, en Comodoro Py. Para el fiscal general Patricio García Elorrio no hubo certeza alguna para mantener la acusación. La duda, entendió, beneficia a los acusados“

La fiscalía nos clavó una puñalada. Fue una decepción enorme la de la fiscalía. Ya se sabe que cuando la fiscalía pide absolución, el tribunal absuelve. Ya estamos pensando en cómo vamos a casar la sentencia”, le dijo a La Voz la abogada cordobesa Silvina Rumachella, hermana de Viviana.

Silvina ha sido una de las dos partes querellantes en este juicio y pidió condena para todos los imputados. Su alegato duró cinco días.

Los 26 acusados son exmiembros de la firma Austral (en aquel momento dependía de Iberia) y de la Fuerza Aérea Argentina. Había tres más, pero se murieron. Todos llegaron a juicio procesados por estrago doloso, una figura penal más gravosa que el estrago culposo y que prevé una pena de prisión de entre 10 y los 25 años. Hasta ahora, ninguna tragedia argentina –llámese Lapa, Cromañón u Once– fue condenada como estrago doloso. Todas quedaron en la figura “culposa”: cuando media la imprudencia o negligencia.

Las querellas reclamaron condenas de entre 12 y 25 años para 24 de los acusados.

Ahora es el turno de los alegatos de las defensas. El fallo de los jueces (Daniel Obligado, Adriana Palloti y José Martínez Sobrino), con suerte, se conocería a fin de año. El avión cayó en picada y se desintegró. Era una vieja aeronave de la empresa Austral. (La Voz / Archivo)“¡Nos matamos!” Aquel 10 de octubre de 1997, el vuelo 2553 partió a las 21.18 desde Posadas hacia Aeroparque. Tras sortear una tormenta, los pilotos encararon hacia Buenos Aires. El DC Douglas, fabricado en 1969, había sido comprado, como parte de un gran lote, por la firma Iberia a los Estados Unidos en la década de 1990.Según los peritos uruguayos, el sensor de velocidad (tubos pitot) comenzó a fallar por el hielo en altura.

Los pilotos creyeron que el avión volaba más despacio de lo que realmente iba. Así, dieron más potencia y lo aceleraron erróneamente. Para peor, la cabina del viejo avión no contaba con un sensor (una luz ambar) que avisara sobre la equivocación. Encima, no tenían contacto por radio con tierra, ni con Aeroparque, ni con Posadas. Tras bajar altitud, desplegaron los slats –unas aletas delanteras de las alas– y una se rompió por la velocidad. El avión comenzó a caer en picada. “Nos matamos… Nos matamos, nos matamos… La puta que los parió”, se escucha al piloto en esa terrible caja negra. La aeronave se estrelló en suelo uruguayo.“ La fiscalía se basó en culpar a los pilotos y se centró en los peritajes de la Junta de Accidentes Aéreos que dependía de la Fuerza Aérea y que la defendía y la defendió. Nosotros, como hicieron todos los jueces previos que investigaron este caso y mantuvieron la acusación inicial, nos basamos en el informe de los peritos uruguayos que sustentaron toda la acusación. Y así se demuestra que ese avión no podía volar. Nunca pudo volar y la Fuerza Aérea dejó que volara”, insiste Rumachella.

Si la tragedia ocurrió en Uruguay, ¿por qué se juzga en Argentina? “La tragedia empezó antes de que esos pilotos subieran a esa cabina. Todo empezó con la empresa, sus desmanejos, la falta de inversión, las privatizaciones de Menem y la compra de ese avión estadounidense que nunca podría haber volado. Y lo hicieron volar”, asegura la letrada.

Juicio. El juicio oral arrancó en 2019. Por protocolo, la última parte se hizo por videollamada. (La Voz)El fiscal García Elorrio, tras poner en duda el informe de los técnicos uruguayos y distintos elementos de la acusación, solicitó la absolución por la duda de todos los acusados.

“Los pilotos no fueron los responsables de esto. Ellos fueron unas víctimas más. Ese avión nunca debió haber volado. Encima, ya había tenido fallas antes”, señalaron, por su parte, los querellantes.

Bronca y dolor
Los familiares tienen el temor de que, a 24 años, la tragedia de Fray Bentos quede finalmente en la nada. “Hay que entender que esa tragedia aérea fue consecuencia de la forma de hacer política y negocios en esos años, con esas privatizaciones, esos negocios oscuros, esos vaciamientos, AustralIberia… Pingües negocios a costa de la seguridad”, afirma Rumachella. “Será una segunda muerte para nosotros. Será la tragedia tras la tragedia. Tantos años esperando para que no haya justicia. Y esto va camino a la impunidad… Por eso, iremos a la Corte de ser necesario”, añadió la abogada. En un acto, el pasado domingo en Aeroparque, los familiares leyeron un documento titulado “vergonzosa consagración de la impunidad”. “Se lucha en soledad contra todo un sistema perverso y corrupto. Sin justicia no habrá paz para las 74 victimas de la tragedia de Austral, ni para sus familiares, ni para la sociedad Argentina”, se denunció. El papá de Viviana Rumachella murió un año después de la tragedia aérea. A sus 92 años, María Dora, la mamá de la azafata, sigue esperando justicia en su casa de Miramar.

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