Guerra de Malvinas: las enfermeras que lograron ser reconocidas 40 años después

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Tras numerosos rechazos de las Fuerzas Armadas, recurrieron a la Justicia. Ahora son veteranas de guerra y tienen derecho a una pensión especial.

«Este 8 de Marzo fue el primer Día de la Mujer con sabor a derechos», dice Alicia Reynoso, y hace una mueca irónica: «Me dijeron que lo había logrado por feminista, por feminazi, por pañuelo verde. La verdad es que lo logré porque lo merecía». Alicia fue, por casi 40 años, una de las enfermeras olvidadas de las Malvinas. Pero luchó y el año pasado logró que le dieran la razón: fue reconocida como veterana de guerra y va a cobrar una pensión honorífica. Su compañera Stella Morales siguió sus pasos y también se impuso a la férrea oposición de la Fuerza Aérea.

«Certifico que el SEÑORA Alicia Mabel Reynoso es considerada Veterano de Guerra de la Nación Argentina por SENTENCIA JUDICIAL…» .

-El certificado tiene problemas sintácticos…

«Si hay un sistema machista es el de los militares», asegura Alicia. Stella asiente con la cabeza. Recuerdan los innumerables desplantes, el rechazo constante de los jefes, varias situaciones complejas, y hasta el día en el que las echaron de un desfile militar por no considerarlas dignas de ese ambiente.

«Nosotras también estuvimos»

Ya desde chiquita Alicia deseaba todos los días ser quien llevara el brazalete de la Cruz Roja que daban en la escuela. Ni bien pudo fue a Santa Fe a estudiar enfermería. Y en 1979 respondió a la convocatoria para entrar a la Fuerza Aérea. «Había bastante de preparación física y también de cultura general. La instrucción militar era brava, hacíamos orden cerrado, usábamos uniforme». Alicia se convirtió en la jefa de enfermería del Hospital Aeronáutico.

Tenía ese cargo cuando el 2 de abril su jefe le dijo que tenía que viajar por las Malvinas con el hospital Reubicable. Y que armara un grupo. Así fue que convocó a Stella, y a otras tres enfermeras. «Recuerdo haber salido a buscar un teléfono público para contarle a mi mamá que me iba a la guerra», dice Stella, por entonces cabo principal en el hospital Aeronáutico.

Tenían entre 21 y 26 años. Llegaron a Comodoro Rivadavia antes que el hospital, que fue montado junto a la pista de aterrizaje del aeropuerto. Dos meses estuvieron allí. Pasaron frío, miedo. Curaron heridos, lloraron muertos.

«Fue muy doloroso nuestro bautismo de fuego. Venían los soldados que eran unos chicos, y pedían que llamaran a su mamá. Nosotras también fuimos un poco madres, un poco amigas. Los conteníamos», dice Alicia.

«Ver el sufrimiento de los soldados, que estaban solos en las islas, esos ojos, la mirada que tenían… recuerdo los gritos de dolor… ver llegar los heridos era impactante», suma Stella.

Y después, al finalizar la guerra, la orden tajante de los altos mandos: «De esto no se habla», «Olvídense de lo que pasó ahí».

«Ni siquiera entre nosotras nos atrevíamos a hablar del tema. Pero no es algo que se olvida. Fue una pesadilla», reconoce Stella, que pidió la baja a la Fuerza en el 83. A Alicia la obligaron a pedir la baja porque se enamoró de un suboficial. Hubo «mucha acción psicológica», aseguran.

Alicia intentó suicidarse tiempo después.

El año pasado se estrenó «Nosotras también estuvimos», un documental dirigido por Federico Strifezzo, que retoma la historia de estas mujeres, que llegaron a ser 14. Alicia y Stella, junto a Ana Masitto, fueron las protagonistas y volvieron al Sur para recordar aquellos días que la institución militar nunca les quiso reconocer.

El camino de la Justicia

Stella -67 años, dos hijos-, y Alicia -66 años, dos hijas, dos nietos-, eligen el Círculo de Suboficiales de la Fuerza Aérea para hablar con Clarín. Y en una mesa enorme y brillosa del salón más grande del edificio despliegan diarios y revistas de la época. Las notas, a pesar del hincapié en el «perfume de mujer», y la «femeneidad» de las enfermeras, dan cuenta de su trabajo en el Sur.

Y subrayan los artículos, y señalan las fotos en las que están, tan jovencitas. Una necesidad de reafirmación surgida ante la negación de la fuerza. «Yo veía los actos del 2 de abril como algo ajeno. Nos dejaron con la autoestima baja, yo hasta llegué a dudar de quién era. Nos rechazaron. Me sentí una NN entre los vivientes. Por eso decidí levantar la bandera de la diversidad, la bandera de la mujer», dice Alicia.

Cuenta que se presentó muchas veces ante distintas autoridades de la Fuerza para plantearles el derecho a ser reconocidas como veteranas de guerra, por su trabajo, por su entrega, por el estréspostraumático con el que siguieron viviendo, pero siempre le dijeron que no. Las excusas fueron variando.

En 2009 Alicia hizo una presentación ante la Justicia de la Seguridad Social y recién en 2018 obtuvo un fallo favorable. La Fuerza Aérea lo apeló.

Pero los jueces de cámara Nora Dorado, Walter Carnota y Juan Fantini resolvieron en favor de Alicia. Les pareció justo que cobrara la “bonificación especial” aprobada en 1998 para ex combatientes que participaron en las acciones bélicas entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982.

Los camaristas hablaron de “discriminación” y dictaron un fallo con perspectiva de género: «Pensar en un combate físico solamente, y excluir la labor de la enfermera no solo lleva a invisibilizar su contribución al esfuerzo bélico, sino que a su vez prolonga la pervivencia de estereotipos en la sociedad. Hay muchas maneras de ‘participar en combate’. La actora lo hizo desde su rol de enfermera que debe ser computado a la hora de evaluar la procedencia del beneficio de Seguridad Social que reclama”.

«Reconocer una ‘veteranía de guerra’ despotenciada o en grado inferior, en la medida en que no se presenció combate como aduce la parte demandada (Fuerza Aérea), es –en el caso de la actora, enfermera de campaña– perpetuar prejuicios sociales y culturales que deben ser desterrados”, concluye la sentencia.

«Estoy muy contenta. Y más porque les abre paso a mis compañeras para que se haga Justicia», dice Alicia. Stella, que había iniciado acciones legales en 2014 logró también un fallo positivo de la Justicia dos meses después de Alicia. El reconocimiento les permitirá cobrar una pensión equivalente a tres jubilaciones mínimas.

«No es la plata. Lo que yo necesitaba es esta reparación de honor. Y no es que me sienta una heroína sino una patriota», dice Alicia. Stella saca su flamante documento de identidad y muestra una leyenda muy pequeña que ahora se lee en el borde superior derecho: «Ex combatiente, héroe de la guerra de las Islas Malvinas».

 Fuente: clarin.com
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