Los helicópteros de la base Marambio, imprescindibles para la vida en la Antártida

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Los dos Bell 212 y Bell 412 de la VII Brigada Aérea de la localidad de Moreno son fundamentales durante la temporada invernal para la comunicación entre bases argentinas y de otros países.

«La principal tarea de los helicópteros en Marambio es apoyar las actividades antárticas científicas y logísticas», afirmó el mayor Sebastián Sandali. (Foto: FAA)
Dos helicópteros de la Fuerza Aérea Argentina operan desde la base Marambio para desplegar campamentos científicos en verano, completar tareas logísticas y sostener operaciones de búsqueda y rescate durante todo el año para el personal de las bases argentinas y de otros países, asentadas al norte de la península antártica.

Conocido como Escuadrón Aeromóvil Skua, los helicópteros Bell 212 y Bell 412 de la VII Brigada Aérea con asiento en el partido bonaerense de Moreno ya eran una herramienta vital durante las Campañas Antárticas de Verano (CAV) y a partir de febrero de 2021 se convirtieron en una presencia permanente en Marambio para garantizar las operaciones aéreas entre las bases argentinas aún en invierno.

El mayor Sebastián Sandali, que ocupo el rol de Jefe de Escuadrón Aeromóvil de Helicópteros en la Base Marambio hasta noviembre del año pasado, afirmó en diálogo con Télam que «la principal tarea de los helicópteros en Marambio es apoyar las actividades antárticas científicas y logísticas».

«Durante el verano están mayormente concentrados en el despliegue y repliegue de campamentos de científicos argentinos y de otros países que trabajan en distintas islas o sectores de la península, mientras que en el invierno son fundamentales para trasladar a otras bases argentinas personal o carga que llegan en los Hércules C-130 a Marambio y también para garantizar la posibilidad de operaciones se búsqueda y rescate o evacuación aeromédica si es necesario», explicó.

«Volar en la Antártida requiere tomar todas las precauciones posibles porque no hay margen de error y cualquier error puede costar una vida», asegura Sandali.
Sandali sostuvo que «durante el invierno los buques no pueden internarse en los mares congelados y por ahora la única pista en la que pueden aterrizar los Hércules C-130 es la de Marambio, así las bases permanentes al norte de la península como Esperanza o Carlini dependen de los helicópteros para recibir cargas o replegar personal si es necesario».

«Este invierno además va a haber personal trabajando en la reactivación de base Petrel y si es necesario también podemos volar hasta ahí, mientras que Belgrano II que es la más austral de las bases argentinas, San Martín que está del otro lado de un cordón montañoso y Orcadas en la isla Laurie están fuera del alcance de los helicópteros», señaló.

Indicó que «en el verano la actividad es más intensa porque hay una cantidad de proyectos científicos que necesitan desplegarse y replegarse en diferentes puntos de la península antártica y las islas que la rodean y cada campamento tiene una cantidad de personal y de equipamiento específico que debe trasladar; y como el clima en la Antártida se caracteriza por cambiar muy abruptamente debemos aprovechar cada ventana de buenas condiciones meteorológicas para llevarlos o traerlos».

Durante los meses de verano, los helicópteros basados en Marambio también pueden alcanzar las bases temporales Brown, Decepción, Primavera, Cámara, Matienzo y Melchior de ser necesario.

El helicopterista señaló que «una vez que todos los campamentos científicos fueron desplegados, la siguiente tarea del verano es trasladar a las bases a las que tenemos acceso desde Marambio personal y cargas que llegan en los aviones a la isla, y durante el invierno esa tarea quizá es menos intensa pero más importante porque no hay otra conexión disponible».

«El alcance de los helicópteros depende de la configuración de la misión: mientras más pese la carga menos combustible llevan por lo que su autonomía varía. No es lo mismo una evacuación aeromédica en la que los pilotos pueden llevar al médico y al paciente junto a otro tripulante para disminuir el peso y extender el alcance, que una misión de búsqueda y rescate en la que se vuela con piloto, copiloto, mecánico, operador de carga y pararescatista. De todos modos si la misión lo requiere se puede extender el alcance repostando en depósitos de combustible», agregó.

Marambio está unos 3.300 kilómetros de Buenos Aires y casi 1.300 de Ushuaia.
El militar advirtió que «volar en la Antártida requiere tomar todas las precauciones posibles porque no hay margen de error y cualquier error puede costar una vida».

«Trabajamos mucho con los datos de meteorología que nos proveen en Marambio para aprovechar los días de mejor meteorología porque el clima cambia rápido y entrar en una zona de nubes puede significar que esas gotas de agua fría se congelen al contacto con el metal del helicóptero y pongan en riesgo el vuelo; nunca hay que perder de vista que se trata de un ambiente hostil y que si nos tocase no poder regresar a la base por mal clima deberíamos pasar la noche en alguno de los refugios», precisó.

Y completó: «Para prevenir este tipo de situaciones y estar preparados para la operación antártica es que el escuadrón participa de los ejercicios ‘Glaciar’ que se realizan en una zona de la cordillera con condiciones similares a las que podemos encontrar allá. Además el escuadrón se organiza para que haya una rotación en los despliegues antárticos de manera que nadie pase demasiado tiempo lejos de su familia», completó Sandali.

Junto a los Bell 212 y los Bell 412, la Fuerza Aérea también opera en la Antártida los helicópteros de transporte Mi-171 que en estos momentos se encuentran fuera de servicio debido a inspecciones programadas, pero que se espera que puedan prestar servicio de manera permanente en la base Petrel una vez que los hangares de la misma sean puestos de nuevo en servicio.

Fuente: telam.com.ar
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