Quién fue Ernesto Adradas, el héroe anónimo en el bombardeo a Plaza de Mayo
Ernesto Adradas no es un nombre que se tenga muy presente en los libros de historia, pero fue fundamental el día en que la Armada y la Fuerza Aérea bombardearon la Plaza de Mayo para intentar asesinar a Juan Domingo Perón.
Ernesto Adradas, conocido como «Muñeco» Adradas, fue un joven teniente de la Fuerza Aérea Argentina que se convirtió en un verdadero héroe al enfrentarse a los aviones que atacaban la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955. Su valentía y acciones en ese día fatídico permitieron salvar miles de vidas y proteger a la ciudad de Buenos Aires de uno de los actos de terrorismo más grandes en la historia de la República Argentina.
Desde temprana edad, Ernesto «Muñeco» Adradas había sentido una pasión inquebrantable por volar. Su nacimiento el 10 de agosto coincidió con el aniversario de la Fuerza Aérea Argentina, lo cual marcó su destino y su dedicación a convertirse en piloto. Tras completar exitosamente el curso de aviadores militares, Adradas obtuvo el brevet de oro como el mejor piloto de su promoción. Su habilidad y destreza en el aire le valieron el reconocimiento como uno de los mejores pilotos de caza en Argentina, lo que lo llevó a ser asignado como teniente a volar el avión a reacción insignia de la Fuerza Aérea: el caza bombardeo Gloster Meteor.
Cuál fue el rol de Ernesto Adradas el 16 de junio de 1955
El fatídico 16 de junio de 1955, la ciudad de Buenos Aires fue atacada por cuarenta aviones de combate, un batallón de infantería y un grupo de civiles armados en un intento por derrocar al presidente Juan Domingo Perón, quien había sido elegido democráticamente. El jefe aviador golpista, capitán Néstor Noriega, se negó a posponer el bombardeo a pesar de las condiciones desfavorables. Ordenó un ataque continuo con una línea de aviones uno tras otro, y con reabastecimiento en los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque.
Este acto de terrorismo indiscriminado tuvo consecuencias devastadoras para la población civil. La primera bomba cayó sobre un trolebús lleno de trabajadores y las demás causaron la muerte de más de trescientas personas. Su objetivo no solo era derrocar al gobierno de Perón, sino también infundir miedo y escarmiento en la población en el lugar de manifestación de las masas plebeyas: la Plaza de Mayo.
Sin embargo, en medio del caos y la destrucción, hubo valientes defensores de la Constitución y la ciudad de Buenos Aires. Ernesto «Muñeco» Adradas se convirtió en el protagonista del primer combate aéreo con derribo en Sudamérica, llevado a cabo por un avión a reacción. En respuesta a las oleadas de bombardeo, el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, brigadier Juan Fabri, ordenó que una escuadrilla de aviones despegara de inmediato de la base aérea de Morón con la misión de derribar cualquier avión enemigo en el aire. Adradas formó parte de esta escuadrilla, aunque algunos pilotos eran parte del complot golpista.
En ese momento crítico, cuando se preguntaba qué harían los pilotos, el teniente Juan Boehler se acercó a Adradas y le preguntó qué planeaba hacer. Boehler luego corrió hacia el avión del jefe de escuadrilla para advertirle que tuviera cuidado con Adradas. A pesar de la presencia de traidores entre los pilotos, la escuadrilla se enfrentó a los aviones enemigos y logró derribar uno de ellos. Adradas persiguió al segundo avión y, con gran habilidad y precisión, disparó diez veces hasta que el avión enemigo resultó gravemente dañado y su piloto tuvo que eyectarse en paracaídas para salvar su vida. Sin embargo, la valentía de Adradas no terminó ahí.
El papel de Ernesto Andradas en el golpe de Estado de 1955
Después del bombardeo de la Plaza de Mayo, la Marina llevó a cabo otro intento exitoso de golpe de Estado en septiembre de 1955. Bombardearon varias ciudades con sus buques de guerra, amenazando incluso con destruir las ciudades de Berisso y La Plata al cañonear la destilería de YPF. Adradas nuevamente se enfrentó a los buques enemigos, demostrando su coraje y determinación en defensa de su país y su gente.
Tras el éxito del golpe de Estado, Adradas fue arrestado y juzgado por un tribunal militar. Fue condenado injustamente por haber derribado un avión y por realizar proselitismo activo. A pesar de las adversidades, el Muñeco solicitó el retiro y, finalmente, en abril de 1956, su pedido fue aceptado.
La vida después del retiro
La vida de Adradas continuó después de su carrera en la Fuerza Aérea. Trabajó en diversos empleos, como remisero y fumigador aéreo, hasta que finalmente pudo ingresar a Aerolíneas Argentinas como piloto. Durante sus años como piloto internacional, Adradas también participó en la resistencia llevando correo clandestino a Puerta de Hierro. Su valentía y lealtad al pueblo argentino fueron reconocidas el 20 de junio de 1973, cuando el General Juan Domingo Perón lo eligió como miembro de la tripulación del Boeing 707 que lo traería de regreso al país después de su exilio.
La acción de Ernesto «Muñeco» Adradas durante el bombardeo del 16 de junio de 1955 detuvo temporalmente las oleadas de ataques y permitió que muchas personas buscaran refugio, salvando así a miles de inocentes. A pesar de su heroísmo, Adradas fue ignorado y olvidado por la historia aérea argentina durante muchos años. Sin embargo, a 61 años de aquel trágico suceso, su ciudad natal, Roque Pérez, en la provincia de Buenos Aires, le rindió el primer reconocimiento al reservar un lugar en su memoria en el mismo rancho donde nació Juan Domingo Perón. Este fue el primer homenaje a un aviador que había sido omitido injustamente por la historia.
El legado de Ernesto «Muñeco» Adradas como un verdadero héroe argentino y su valentía en defensa de su país y su gente permanecerán en la memoria de aquellos que reconocen su contribución y sacrificio en un momento crucial de la historia argentina. Su historia es un recordatorio de la importancia de la valentía y la lealtad en tiempos difíciles y de cómo un individuo puede marcar la diferencia y salvar vidas en circunstancias adversas.