Entre abucheos y ausencias: Milei no logró convocar a las masas expuso su debilidad en Córdoba
En una muestra que refleja la realidad política y social del país, el presidente Javier Milei encabezó un acto el 25 de mayo en la Plaza San Martín de Córdoba que no logró reunir ni a la mitad de los esperados. Con una asistencia oficial estimada en seis mil personas, aunque imágenes aéreas sugieren que fueron menos de cinco mil, el evento expuso las tensiones y divisiones políticas que marcan el mandato de Milei.
El acto se desarrolló en un clima de discordia y desconfianza entre el gobierno nacional y el provincial. Mientras el presidente se dirigía a sus seguidores desde el histórico Cabildo, el gobernador Martín Llaryora enfrentaba abucheos y silbidos por parte de los simpatizantes de Milei. La falta de camaradería entre los funcionarios quedó en evidencia, salvo en el vínculo entre Patricia Bullrich y Juan Pablo Quinteros, ministros de Seguridad de ambas jurisdicciones, cuya relación es una rara excepción en medio de tanta tensión.
El presidente, acompañado de su hermana Karina y otros funcionarios, llegó a Córdoba en el Learjet 60SE Tango 011 de la flota presidencial, mientras que el resto de su comitiva lo hizo en un Fokker F28. La recepción por parte de Llaryora en el helipuerto del Centro Cívico fue tensa, y el subsecuente desplazamiento al Cabildo estuvo marcado por un impresionante operativo policial dispuesto por el gobernador para prever posibles protestas, las cuales se materializaron con enfrentamientos y represión.
Durante su discurso, Milei evitó críticas directas a Llaryora pero no pudo frenar la desaprobación de sus seguidores hacia el gobernador. El acto en sí, que pretendía ser una demostración de poder y convocatoria, terminó resaltando las dificultades que enfrenta el gobierno para conectar con el público fuera de su círculo más ferviente. «No son militantes, son seguidores que vienen a ver a un influencer», comentó un ministro de Llaryora, resaltando la superficialidad del apoyo popular hacia Milei.
El presidente utilizó su tiempo en el Cabildo para reafirmar sus planes de ajuste y reformas, destacando el papel de su ministro de Economía, Toto Caputo, a quien calificó como «un crack, un gigante, un rockstar». La respuesta del público, coreando «Toto, Toto», reflejó una desconexión preocupante con la realidad económica del país, donde las medidas de ajuste han generado crecientes dificultades.
Milei proclamó que estamos «ante un cambio de época», y sus seguidores respondieron con cánticos contra el peronismo y dirigidos a Llaryora. A pesar de la baja asistencia, el presidente aprovechó para anunciar la creación de un «Consejo de Mayo» que, tras la firma del «pacto de mayo» y la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal, será responsable de impulsar legislación específica. Sin embargo, no detalló cuándo ocurrirían estos eventos, dejando más preguntas que respuestas sobre su plan de gobierno.
El operativo de seguridad alrededor del evento fue notorio, con gendarmería y policía federal desplegadas para prevenir cualquier incidente. La represión de una marcha de ATE en la autopista que conecta el aeropuerto con la ciudad y otras escaramuzas en Córdoba subrayaron la atmósfera tensa de la visita. La presencia de inhibidores de drones y controles estrictos a los asistentes reflejaron el grado de preocupación por posibles protestas.
El discurso de Milei también incluyó una promesa de reducir impuestos una vez aprobadas las leyes necesarias, aunque omitió mencionar que la Ley Bases podría implicar aumentos impositivos para los trabajadores. El presidente destacó que eliminaría el impuesto PAÍS, calificándolo como un obstáculo para la producción y el crecimiento económico, pero esta promesa fue vista con escepticismo por muchos.
Las expresiones de apoyo hacia Caputo y la retórica contra la «casta» política marcaron el tono del evento. Sin embargo, la falta de mención a Nicolás Posse, jefe de gabinete cuyo futuro en el gobierno es incierto, subrayó las divisiones internas y la inestabilidad que enfrenta la administración Milei. En un momento de su discurso, Milei parafraseó al expresidente Néstor Kirchner, proponiendo un nuevo «sueño argentino», pero la respuesta del público fue desigual.
Entre los asistentes, algunos manifestaron su apoyo incondicional a Milei y sus políticas, mientras otros expresaron preocupaciones sobre la situación económica y social del país. Flavio Martín Arenales, un trabajador de Virrey del Pino, y Nancy, una enfermera jubilada de Alta Gracia, destacaron su esperanza en el cambio prometido por Milei, aunque con matices y críticas específicas.
El evento, lejos de ser la demostración de fuerza que Milei buscaba, terminó siendo una ilustración de las dificultades y divisiones que enfrenta su administración. Con un discurso cargado de promesas y retórica, pero con una concurrencia modesta y una atmósfera de desconfianza y tensión, la visita a Córdoba dejó más dudas que certezas sobre el futuro político de Milei y su capacidad para gobernar en un contexto tan polarizado y desafiante.
Fuente: enorsai.com.ar
Fuentes:
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